Félix Varela

Félix Varela y Morales
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Félix Varela (1).jpg
Distinguido filósofo y pedagogo cubano
Nacimiento20 de noviembre de 1788
La Habana, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento25 de febrero de 1853
San Agustín, Florida, Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
NacionalidadCubana
Otros nombresFélix Francisco José María de la Concepción Varela y Morales
EducaciónFilosofía y Teología
Alma materSeminario de San Carlos y San Ambrosio
Universidad de La Habana
OcupaciónSacerdote, maestro, escritor, filósofo y político
Conocido porPadre Varela

Félix Varela. También conocido como el Padre Varela. Sacerdote, maestro, escritor, filósofo y político cubano; el primero que enseñó a los cubanos a pensar en el patriotismo. Estudió filosofía y teología en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio y en la Universidad de La Habana. En 1811, ya sacerdote, ocupó la cátedra de filosofía de la primera de esas instituciones. Diputado a Cortes de Cádiz en 1821, en representación de Cuba, defendió el derecho a la autonomía de los territorios americanos, propuso la abolición de la esclavitud en la Isla y la modernización de la enseñanza. El retorno español al absolutismo monárquico lo condenó a muerte. Huyó de España y se estableció en Estados Unidos. Desde allí se consagró a fomentar el independentismo en los cubanos. Junto a notables pensadores criollos publica el Mensajero Semanal (1821-1831), destinado educar y preparar a la población para empeños futuros.

Síntesis biográfica

Nace en La Habana, el 20 de noviembre de 1788, hijo de Don Francisco Varela y Peŕez, teniente del regimiento de fijos de La Habana, natural de Tordesillas, Castilla la Vieja, España, y de María Josefa Morales y Medina, santiaguera.[1]

Félix era el tercer hijo y sus dos hermanas se llamaban María de Jesús y Cristina. En su bautismo católico fue nombrado Félix Francisco José María de la Concepción Varela y Morales.

A la temprana edad de tres años muere la madre de Varela y el niño huérfano, con sus dos hermanas, queda al cuidado de su abuelo Don Bartolomé, quien pronto fue trasladado por sus trabajos como militar a San Agustín de la Florida, a donde se lleva a Félix, que apenas sabía hablar.

Estudios

Sus estudios de Música, Gramática, Latinidad, y Humanidades los inició con el padre Miguel O'Reilly, quien sin dudas ejerció una fuerte influencia sobre él.[2] Cuando llegó el momento de empezar sus estudios secundarios, Félix regresa a La Habana. Su padre había muerto y el abuelo soñaba con hacer de él un valiente y honrado militar, según la tradición familiar. Cuando tenía 14 años su abuelo le propuso empezar la carrera de cadete en una escuela militar, pero Varela pide entrar a un seminario para hacerse sacerdote.

Al regresar a La Habana en 1801, matriculó en una de las mejores instituciones de su tipo en América Latina: el Colegio Seminario de San Carlos y San Ambrosio. Aquí cursó Gramática Latina, Filosofía, Lógica Mayor y Teología. Estudió con el distinguido sacerdote y maestro José Agustín Caballero: Súmulas, Lógica y Metafísica.[3]

Varela fue Preceptor de Latinidad de esa prestigiosa institución, y con posterioridad, Maestro de Filosofía, nombrado por el Obispo Espada. Organizó las tertulias literarias en las que compartió con sus alumnos los temas de cultura, filosofía, ciencia, y patria; sin dudas, sus materias preferidas. Por las mañanas impartía las clases de Filosofía, y por las tardes, las de Constitución.[4]

En 1804 se inscribe en la Universidad de La Habana, simultaneando estos estudios con los del Seminario. Recibe el grado de Bachiller en Filosofía y Artes y de Bachiller en Teología y, con posterioridad el de Licenciado en Filosofía. En este año su carrera eclesiástica fue muy notable. Recibe la primera tonsura de manos del obispo Espada en la Catedral de La Habana, bajo dispensa de edad.[5]

Sacerdocio

En el mes de diciembre de 1807, comienza su servicio religioso en el Monasterio de Santa Catalina. En 1809 solicita y obtiene del distinguido obispo la cuatro órdenes menores y el subdiaconado de la Iglesia Católica. En diciembre de 1810 alcanza el diaconado. Nuevamente con dispensa de edad canónica, es ordenado presbítero en 1811. Su pŕedica moral y humanista era destacada en sus sermones, que pronunció en varias iglesias, entre otras en la Catedral, Santa Catalina, Santa Teresa, San Agustín, la parroquial de La Salud y la del Santo Cristo del Buen Viaje.[6]

Fachada del Seminario de San Carlos y San Ambrosio en la actualidad

Labor docente

Con 24 años de edad el Padre Varela es nombrado por el Obispo Espada, profesor de Filosofía, Física y Ética en el Seminario. Allí prepara el primer laboratorio de Física y Química que tiene el país: cajas galvánicas, tubos de ensayo, máquinas neumáticas, sistema planetario móvil y otros instrumentos para la enseñanza de las ciencias mediante la experimentación.

El Padre Varela enseña con los métodos pedagógicos más adelantados. Pese a que, según testimonio de José de la Luz y Caballero, dominaba el latín como su propia lengua, renovó la enseñanza de la época utilizando el español en sus clases y libros, en los que abandonó el escolasticismo imperante por la filosofía electiva e introdujo la experimentación en el estudio de las ciencias. Da mucha importancia a que sus alumnos aprendan a razonar con sus propias cabezas; lo importante es que aprendan a pensar y a decidir por sí mismos. Por eso, el destacado maestro José de la Luz y Caballero, discípulo de Varela, dijo:

"mientras se piense en la Isla de Cuba, se pensará en quien nos enseñó primero en pensar".

Varela formó en las aulas del Seminario San Carlos a los mejores hombres de su época. Los frutos de su labor como maestro se muestran en aquellos patriotas como: José Antonio Saco, Domingo del Monte, literato y protector de escritores y artistas, y José de la Luz y Caballero. Heredero de las enseñanzas de estos hombres y a su vez alumno del Seminario fue también Rafael María de Mendive, el maestro de Martí.

Varela abrió, el primero, el camino de la [educación] para todos cuando dijo:

“La necesidad de instruir a un pueblo es como la de darle de comer, que no admite demora...”. "Quién puede negar que es más ilustrado un pueblo en que todos saben leer y escribir".

En el tiempo en que el Padre Varela fue profesor en el Seminario realizó otras actividades para el fomento de la cultura cubana: fundó la primera Sociedad Filarmónica de La Habana, ingresó y trabajó en la Sociedad Económica de Amigos del País, escribe obras de teatro que se presentan en escenarios habaneros y escribe libros de textos para estudiantes de Filosofía. En 1817 es admitido como socio de número en la Real Sociedad Económica, que más tarde le confirió el título de Socio de Mérito. Por estos años aparecieron sus discursos en Diario del Gobierno, El Observador Habanero y Memorias de la Real Sociedad Económica de la Habana.

Cuando en 1820, a raíz del establecimiento en España de la constitución de 1812, fue agregada la cátedra de Constitución al Seminario de San Carlos, la obtuvo por oposición. A los 32 años, el 18 de enero de 1821, el Padre Varela inaugura en el Seminario de San Carlos, lo que resultó ser la primera Cátedra de Derecho de América Latina. Los jóvenes de La Habana se apiñan en las puertas y ventanas donde Varela imparte las clases. Allí se enseña por primera vez en estas tierras la legalidad, la responsabilidad civil y el freno del poder absoluto. Allí se cultiva la semilla de liberación y dignidad humana que el Padre de las Casas había sembrado siglos atrás. El mismo Varela llama a estas clases "la Cátedra de la Libertad y de los Derechos Humanos, la fuente de las Virtudes Cívicas y la base del gran edificio de nuestra felicidad".

Aunque solo pudo ejercerla por tres meses, su contribución al desarrollo del derecho constitucional y su defensa de los derechos humanos frente al despotismo regio y la tiranía estatal tuvo una gran repercusión en la conciencia de la naciente nación cubana. En verdad, aquella Cátedra de Constitución fue donde el padre Varela proclamó por primera vez en Cuba el carácter inalienable y sagrado de los derechos humanos. Allí fue donde defendió con claridad y valentía el derecho de los pueblos a tener su libertad y a elegir sus propios gobernantes. Allí fue en fin donde sembró las ideas políticas que más tarde habrían de conducir inevitablemente a la lucha por la independencia de Cuba.

Varela solo pudo ejercer la cátedra por tres meses en 1821, porque fue electo poco después diputado a las Cortes de 1822, lo que demuestra el valor que el Pueblo daba a sus ideas. El 22 de diciembre del mismo año presentó en las Cortes de Madrid, con otras personalidades, una proposición pidiendo un gobierno económico y político para las Provincias de Ultramar. También presentó un proyecto (reproducido en la Revista Cubana en 1935) pidiendo el reconocimiento de la independencia de Hispanoamérica y escribió una Memoria que demostraba la necesidad de extinguir la esclavitud de los negros en la Isla de Cuba, atendiendo a los intereses de sus propietarios, que no llegó a presentar a las Cortes.Al ser reimplantado el absolutismo por el rey Fernando VII, tuvo que refugiarse en Gibraltar, pues fue condenado a muerte por sus ideas de avanzada.

Monumentoa Félix Varela en parque frente al seminario de San Carlos y San Ambrosio

El 17 de diciembre de ese año llegó a Estados Unidos, donde se vio obligado a vivir el resto de su vida. Primero en Filadelfia y después en Nueva York, publicó el periódico independentista El Habanero, que entraba subrepticiamente en Cuba. Redactó junto a José Antonio Saco, El Mensajero Semanal. En Nueva York publicó en 1830 el periódico The Protestand Abriger and Annotator, en el que defendía la Fe católica frente a los ataques de los Protestantes. Colaboró en El Revisor Político y Literario, Revista Bimestre Cubana y Recreo semanal del bello sexo.

En el exilio editó El Habanero, publicación en la que fundamentó conceptos básicos de su independentismo.

Abrió varias escuelas para niños y desplegó una amplia labor religiosa, lo cual le ganó rápido prestigio. En 1837 fue nombrado vicario general de Nueva York. En 1841 el claustro de Teología del Seminario de Santa María de Baltimore le confirió el grado de Doctor de la Facultad. También publicó muchas obras. En colaboración con Justo Vélez escribió Máximas Morales y Sociales, Instrucciones sociales y morales para la juventud e Instrucciones morales y sociales para el uso de los niños. Con el seudónimo "Un paisano suyo" publicó la primera edición de las Poesías (Nueva York, 1929) de Manuel de Zequeira. Tradujo del inglés el Manual de práctica parlamentaria para uso del Senado de los Estados Unidos, (Nueva York, Henrique Newton, 1826), y Elementos de Química Aplicada a la agricultura, (Nueva York, Imp. De Juan Gray, 1826) de Humphrey Davy. Discursos suyos aparecieron en Revista de La Habana y El Kaleidoscopio.

Muerte

Habiéndose resentido su salud desde 1846, se vio en la necesidad de viajar tres veces, en busca de mejor clima, a La Florida. Murió en San Agustín, Florida, Estados Unidos el 25 de febrero de 1853. Después de instaurada la República, sus restos fueron trasladados a La Habana, y están colocados en el Aula Magna de la Universidad de La Habana.

Los restos del presbítero fueron traídos a Cuba en 1911 y depositados en una urna en el Aula Magna de la Universidad de La Habana.

Aportes a la Física en Cuba

En el desempeño de la cátedra de Filosofía y como contexto de las "Lecciones de Filosofía" impartió Ciencias y en especial Física, atendiendo a la clasificación actual, ya que en esa época formaban parte de lo que se entendía por Filosofía un grupo apreciable de ciencias que tienen hoy su objeto particular de estudio. Los conocimientos científicos de la época son tratados en la actualidad como parte del proceso enseñanza-aprendizaje de la Física en las diferentes enseñanzas.

Fue el iniciador de la enseñanza experimental de la Física en Cuba, siendo un fervoroso defensor del experimento en la actividad docente y se le reconoce como el primer autor de un Libro de Física en Cuba.

Era partidario de que el aprendizaje siguiera un camino deductivo, para ir poco a poco a la inducción, o sea de lo general a lo particular. Por ello, algunos pedagogos cubanos contemporáneos afirman que Varela se basó en la idea de la globalización de la enseñanza.

Busto de Félix Varela en el "Parque de los Cabezones" de la Universidad de La Habana

Durante su estancia en Estados Unidos su espíritu investigador no decayó, de ahí que se conozcan dos invenciones suyas: un aparato para el asma capaz de acondicionar el aire, librarlo de la contaminación ambiental y mantenerlo a temperatura uniforme.

En 1841 se publicó en el "Repertorio médico de la Habana" la historia de la invención de Varela, así como la descripción del equipo, también se plantea que el aparato fue patentado en los Estados Unidos.

En agosto de 1831 patentó una rueda que facilitaba el movimiento, preservaba el pavimento y no producía ruido, ya que sus elementos constitutivos, además de no estar soldados, interiormente estaban recubiertos de acero.

Referencias

  1. Hart Dávalos, Armando. Perfiles. Editorial Pueblo y Educación. Ciudad de La Habana, 2002. p.3. ISBN 959-13-0983-X
  2. Hart Dávalos, Armando. Perfiles. Editorial Pueblo y Educación. Ciudad de La Habana, 2002. p.3. ISBN 959-13-0983-X
  3. Hart Dávalos, Armando. Perfiles. Editorial Pueblo y Educación. Ciudad de La Habana, 2002. p.3. ISBN 959-13-0983-X
  4. Hart Dávalos, Armando. Perfiles. Editorial Pueblo y Educación. Ciudad de La Habana, 2002. p.3. ISBN 959-13-0983-X
  5. Hart Dávalos, Armando. Perfiles. Editorial Pueblo y Educación. Ciudad de La Habana, 2002. p.3. ISBN 959-13-0983-X
  6. Hart Dávalos, Armando. Perfiles. Editorial Pueblo y Educación. Ciudad de La Habana, 2002. p.3. ISBN 959-13-0983-X

Bibliografía

  • Chávez Rodríguez, Justo A.: Bosquejo histórico de las ideas educativas en Cuba, Ed. Pueblo y Educación, La Habana 1996.
  • Cuba en la mano. Enciclopedia Popular Ilustrada. La Habana, 1940.

Fuentes