Otosclerosis


Otosclerosis
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La otoesclerosis es un padecimiento que provoca un crecimiento anormal del hueso que rodea el oído medio e interno.
Región de origen:Huesos del Oído Medio

Otoesclerosis. Enfermedad progresiva, que suele ser genética o hereditaria, es ocasionada por el crecimiento anormal de los pequeños huesos del oído medio, lo que ocasiona que uno de los huesos, el estribo se fije y al no moverse libremente no permite la transmisión de ondas sonoras al oído interno, ocasionando una considerable pérdida de la audición y en ocasiones pérdida total.

Origen

En un oído normal, las ondas sonoras que se introducen por el conducto auditivo externo chocan con el tímpano, ocasionando vibraciones que mueven a los tres huesecillos del oído interno: martillo, yunque y estribo. Cuando este último huesito, que es el más pequeño de todo el cuerpo, se mueve, provoca un movimiento de los líquidos del oído interno y con ello también el movimiento de las células sensoriales o cilios, que al moverse transforman el sonido en ondas eléctricas que pasan por el nervio auditivo al cerebro, en donde los sonidos son procesados y registrados como voces, ruidos, música o palabras, permitiendo que escuchemos.

Esta enfermedad tiene un origen genético, afectando a una de cada diez personas de raza blanca, especialmente en la cuenca mediterránea. Tan sólo una minoría de los afectados presenta perdida auditiva. Es dos veces más frecuente en mujeres y está influenciado esto por procesos hormonales, pues empeora con los embarazos y la lactancia. En la mayoría de los casos afecta a los dos oídos, aunque generalmente no evoluciona de forma simétrica, sino que afecta más a uno que a otro.

Su aparición tiene lugar a partir de los 20 años, siendo rarísimo su inicio antes de los 10 años y después de los 60. El término otosclerosis, proviene de los vocablos griegos, scler-o, que significa “duro” y oto, que quiere decir “oído”.

Nombres alternativos

Otospongiosis

Causas

Aunque se desconocen las causas de la otoesclerosis, algunas investigaciones han encontrado que la herencia juega un papel importante en el desarrollo de este padecimiento. Si uno de los padres de una persona padecen otoesclerosis, ésta tendrá un 25% de probabilidades de desarrollarla; y el 50% si ambos padres presentan esta enfermedad. En las mujeres, el riesgo de padecer otoesclerosis también se ha relacionado con los cambios hormonales producidos durante el embarazo.

Síntomas

Síntomas de la Otosclerosis.

La pérdida progresiva de la audición es el síntoma más común de la otoesclerosis. La persona que la padece comienza por darse cuenta de que no percibe los susurros o los sonidos leves y gradualmente va perdiendo la audición. Este padecimiento puede afectar un solo oído, aunque con mayor frecuencia afecta ambos. Aunado a esto algunas personas también experimentan mareos, problemas de equilibrio y zumbidos en los oídos.

Factores de riesgo

Un factor de riesgo es aquello que incrementa su probabilidad de contraer una enfermedad o condición. Los factores de riesgo en la otosclerosis incluyen:

  • Edad: final de la adolescencia hasta casi 50 años.
  • Antecedentes familiares de otosclerosis.
  • Sexo: femenino.
  • Raza: caucásica o asiática.
  • Tomar agua no fluorizada: algunos estudios sugieren que este tipo de agua puede hacer que una persona susceptible desarrolle otosclerosis.
  • Embarazo: puede acelerar los síntomas.

Prevención

El tomar agua fluorhidratada puede ayudar a prevenir la otosclerosis en la gente que es susceptible. No hay otras formas conocidas de prevenir esta condición.

Diagnóstico

Es necesario acudir a la consulta de otorrinolaringología para descartar otros padecimientos con síntomas similares. En ocasiones es necesaria la evaluación de un audiólogo para identificar el daño sufrido por las estructuras del oído y determinar el tratamiento adecuado.

Tratamiento

Tratamiento farmacológico

Durante años se han probado diferentes medicamentos sin mucho éxito. Algunos autores apoyan el uso del fluoruro sódico a dosis elevadas, que puede asociarse a vitamina D y a carbonato cálcico. Según estos autores, puede detener o enlentecer la evolución de la enfermedad. Los efectos secundarios del fluoruro sódico a dosis altas son nauseas, vómitos, dolores musculares y de articulaciones, retención de líquidos, erupciones cutáneas y alteraciones visuales y todos ellos desaparecen al suspender el tratamiento.

  • Se considera indicado su uso en los siguientes casos:
    • Pacientes ya operados de otosclerosis pero en los que la enfermedad a nivel de oído interno progresa de forma desproporcionada para su edad.
    • Pacientes con sospecha de otosclerosis del oído interno, en los que la cirugía no es muy eficaz, incluso peligrosa.
    • Pacientes con signos en el escáner (TAC) de enfermedad muy incipiente.

Adaptación de audífono

En aquellos pacientes que no desean someterse a una intervención quirúrgica o que presentan enfermedades asociadas que la contraindican, se puede adaptar una prótesis de amplificación auditiva (audífonos) con bastante éxito. El problema es que la enfermedad sigue evolucionando y en las fases finales la pérdida auditiva es tan importante que el audífono resulta poco útil e incluso molesto.

Cirugía

La técnica quirúrgica más utilizada es la estapedectomía que puede realizarse con anestesia local o general según las características del paciente (nerviosismo, ansiedad, etc.) y las preferencias del otorrinolaringólogo.

Consiste en sustituir el huesecillo estribo, que está "soldado" e inmóvil, por una prótesis interna que permite la trasmisión del sonido. El candidato ideal para esta cirugía es aquel paciente con un grado moderado de pérdida auditiva, que no se dedique a profesiones con cambios bruscos de presión atmosférica (vuelo en avión, buceo, etc.) y no esté sometido a ruidos muy intensos (armas de fuego, martillos neumáticos, etc.).

En los pacientes muy jóvenes la cirugía debe posponerse dado que presentan altas probabilidades de "re-inmovilización" de la prótesis, así como el riesgo de pérdida completa de audición ante otitis serosas y bacterianas, tan frecuentes a estas edades. Generalmente se interviene primero el oído con peor audición, salvo que éste tenga ya una perdida exagerada, no recuperable con cirugía, en cuyo caso se pondrá en ese oído un audífono y se intervendrá el otro.

La intervención suele requerir un ingreso hospitalario de unas 24 horas únicamente, si todo evoluciona favorablemente. El paciente recupera la audición casi de forma inmediata. Pueden aparecer síntomas de vértigo durante uno o dos días que se controlan bien con tratamiento médico, así como sensación de sabor metálico en la lengua durante un tiempo en caso de que durante la intervención haya sido necesario manipular o seccionar el nervio denominado "cuerda del tímpano".

En el postoperatorio es fundamental evitar cualquier infección en el oído, que puede originar una pérdida completa de audición, así como cambios bruscos de presión atmosférica. Así mismo, aunque muy remota, existe la posibilidad de una malformación específica del oído interno o de un accidente quirúrgico que origine la perdida completa de audición de ese oído.

Generalmente, una vez intervenido un oído con éxito, se suele esperar un año antes de intervenir el otro. Si un tiempo después de haber recuperado la audición tras la cirugía, esta volviese a perderse, puede ser debido a que la prótesis se haya descolocado o que la cadena de huesecillos se haya vuelto a inmovilizar. El paciente puede ser operado nuevamente de ese oído, aunque el índice de recuperaciones sea algo menor y aumenten los riesgos quirúrgicos.

Pronóstico

La otosclerosis es progresiva sin tratamiento, sin embargo, la cirugía puede restaurar al menos parcialmente la audición. La mayoría de las complicaciones quirúrgicas se corrigen por sí solas en pocas semanas. Las recomendaciones para reducir el riesgo de las complicaciones después de la cirugía son:

  • No sonarse la nariz por una semana después de la cirugía
  • Evitar a las personas que tengan infecciones respiratorias u otras infecciones
  • Proteger los oídos contra el frío
  • Evitar agacharse, levantar objetos o realizar cualquier tipo de esfuerzo, ya que puede causar mareo
  • Evitar sonidos fuertes o cambios súbitos de presión, como por ejemplo bucear, viajar en avión o conducir en zonas montañosas, durante 6 meses o hasta que se presente la curación total.

Si la reparación quirúrgica no resulta exitosa, se puede presentar la pérdida de la audición y, en este caso, el tratamiento implica el desarrollo de habilidades para hacerle frente a la sordera, incluyendo el uso de audífonos y señales visuales

Complicaciones

Fuentes