Pueblo Baniwa
Pueblo Baniwa | |
|---|---|
![]() Pueblo Baniwa, oriundos de Brasil | |
| Localización | |
| País(es) | |
| Región | Frontera brasileña con Venezuela y Colombia |
| Población | 15 mil individuos (Censo año 2000) |
| Etnias relacionadas | Los Hohodene, Walipere-dakenai, Kuripako |
Pueblo Baniwa. Etnia de Brasil, donde sus habitantes se concentran en la frontera norte y noroeste del país.
Desde los tiempos coloniales, el nombre Baniwa es usado para todos los pueblos que hablan lenguas de la familia Aruak a lo largo del Río Içana y sus afluentes. Se debe enfatizar, sin embargo, que no se trata de una auto-designación. Es un nombre genérico usado por estos indios cuando se hacen representar en contextos multiétnicos o frente del mundo no-indígena.
Sumario
Características
Localización
Los Baniwa viven en la frontera de Brasil con Colombia y Venezuela, en aldeas localizadas en las márgenes del Río Içana y sus afluentes Cuiari, Aiair y Cubate, además de las comunidades en el Alto Río Negro/Guainía y en los centros urbanos de São Gabriel da Cachoeira, Santa Isabel y Barcelos (AM).
Como sus vecinos del Río Uaupés, los baniwa viven actualmente en las márgenes de los ríos principales, pero cuentan que sus antepasados no vivían tan próximos a los ríos y construían sus malocas en general en las cabeceras de los principales igarapés (brazo estrecho o canal de río, característico de la cuenca amazónica que corre entre la selva).
Los Baniwa apuntan antiguos lugares de vivienda actualmente deshabitados. Muchos de los viejos dicen que inclusive llegaron a ver estacas en pié en algunos de estos lugares, restos de las viejas malocas de los antiguos. En la región del Alto Içana, una antigua e importante maloca se localizaba en la cabecera del igarapé Pamari, un área ocupada desde antiguamente por la fratría Walipere-dakenai (o Siuci en lengua general), que significa “nietos de las cinco estrellas” (la Constelación de las Pléyades).
Estructura y organización
Son divididos por clanes y suman cerca de 20 000 personas. El primer contacto con los no indígenas se produjo a principios del siglo XVIII. Aunque el contacto fue violento, los baniwa pudieron mantener su cultura, lengua y rituales.
Los Baniwa están distribuidos en 93 poblados, entre comunidades y propiedades, completando, en el año de 2000, un total aproximado de 15 mil individuos, estando cerca de 4.026 en Brasil.
En suelo brasileño, los poblados están localizados en el Bajo y Medio Içana y en los ríos Cubate, Cuiari y Aiari. Los Baniwa también están presentes en comunidades del Alto Río Negro, en las ciudades de São Grabriel, Santa Isabel y Barcelos.
Principal exponente del Arte Baniwa
Denilson Baniwa
Aunque el arte ha formado parte de su vida desde muy temprano, el contacto de Denilson Baniwa con el arte urbano contemporáneo se produjo en la escuela y, posteriormente, en Manaos y en Río de Janeiro.
Religión y creencias
Las narrativas baniwa sobre esta época son repletas de violencia, fugas y terror que marcaron sus vidas.
Sin embargo, en los años 20 y 30, surgió un profeta llamado Uétsu del sib Adzanene, en el Alto Guaínia, quien hizo campaña contra la brujería entre las comunidades Baniwa para reestablecer el orden moral y la felicidad.
Cuenta la historia que Uétsu lideró un gran movimiento, realizando fiestas y consolidó un grupo de discípulos que lo consideraba “rey”. Se comunicaba con las almas de los muertos y con Dios, que le avisó de eventos que iban a suceder. Fue asesinado por sus enemigos; sin embargo, los descendientes de sus discípulos continúan hasta hoy visitando su tumba para pedirle protección.
Después de la muerte de Uétsu, apareció entre los baniwa, al final de la década de 1940, Sophie Müller, una misionaria fundamentalista norte-americana de la Misión Nuevas Tribus, predicando el Protestantismo evangélico y, de este modo, reactivando las esperanzas milenarias entre los indios.
Ella inició su evangelización entre los Kuripako en Colombia, extendiendo este trabajo entre los Baniwa del Içana en 1949 y 1950.
Al inicio, la conversión de los Baniwa al evangelismo tenía todas las señales de una continuación del movimiento iniciado por Uétsu. Muchos Baniwa consideraban a Müller como una mesías, venían de todos lados para oír su predicación y convertirse a la nueva fe.
En algunos aspectos, su misión lidiaba con el mismo problema interno que lidiaban los profetas: el de la brujería, que ella identificó en innumerables lugares. La solución que ella predicaba, no obstante, era el abandono total del chamanismo, de las fiestas de caxiri y toda la sabiduría de los antepasados para adoptar el nuevo modo de vida de ‘evangélico’. La mayor parte de la población creía en su mensaje milenario, y que ella era una emisaria de Dios que venía para anunciar “el fin del mundo”.
