Pulgarcito

Pulgarcito
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Cuento infantil de Charles Perrault.
Título originalLe Petit Poucet
Autor(a)(es)(as)Charles Perrault
GéneroCuento
Primera edición1997
PaísBandera de Francia Francia


Pulgarcito. Cuento infantil de Charles Perrault, quien en 1697, bajo el nombre de su hijo, Pierre Darmancour, lo sacó a la luz en el

Personaje principal

libro: Cuentos de Mamá Oca. Se trata de un libro breve que contiene ocho narraciones, que se han convertido en verdaderos mitos de la literatura infantil: Barba Azul, La Cenicienta, La Bella durmiente del bosque, Caperucita roja, El gato con botas, Las Hadas, Riquete el del copete, y Pulgarcito.

Resumen del argumento

Érase una vez...” un leñador y una leñadora muy pobres que tenían siete hijos, el más pequeño de los cuales, discreto e inteligente, cuando nació no era más grande que el dedo pulgar, por lo cual le llamaron “Pulgarcito”. Como los míseros padres no podían darles de comer, decidieron abandonarlos en medio del bosque para no verlos morirse de hambre. Pero Pulgarcito, que había oído su propósito, llenó sus bolsillos de piedrecitas blancas, y las fue arrojando por donde iban pasando. Cuando sus hermanos se vieron solos y perdidos en el bosque, se echaron a llorar, pero Pulgarcito los tranquilizó y los guió de regreso a casa siguiendo el trazo de las piedras. Cuando llegaron, sus padres los abrazaron llenos de contento, porque acababan de recibir algo de dinero que les permitiría sobrevivir durante un tiempo. Pero no tardaron en volver a encontrarse en la misma situación desesperada, sin más horizonte que ver a sus hijos morirse de hambre, y de nuevo quisieron abandonarlos en el bosque. En esta ocasión, Pulgarcito no pudo recoger piedras, así que arrojó miguitas de pan, pero los pájaros se las comieron y él y sus hermanos se quedaron verdaderamente perdidos y muertos de miedo. Llegaron a una casa donde la mujer de un terrible ogro que se comía a los niños se compadeció de ellos, les dio de comer y los escondió. Pero el ogro los descubrió y decidió que serían el manjar de un banquete que iba a dar al día siguiente, sin atender al llanto ni a las súplicas de los pobres niños. Finalmente la mujer, que era buena, consiguió que su marido no los matara hasta la mañana.

En una gran cama dormían las siete hijas del ogro, cada una con una corona de oro en la cabeza. No eran todavía tan malas como el padre, pero ya cometían maldades. En la misma habitación había otra gran cama, en la que acostaron a Pulgarcito y sus seis hermanos. Pulgarcito cogió las coronas de oro y las puso en la cabeza de sus hermanos y en la suya propia, mientras que sus gorritos fueron a la cabeza de las ogresas. Por la noche el ogro entró en la habitación con un gran cuchillo para matar a los niños, pero tocó los gorros, se confundió y fue a sus hijas a quienes degolló. Inmediatamente, los niños huyeron a toda velocidad. Cuando el ogro se dio cuenta del engaño, le pidió a su mujer las botas “de siete leguas” para perseguir a los pequeños, a los que casi dio alcance cuando ya sólo estaban a cien pasos de la casa de sus padres. Al verlo, se escondieron debajo de una roca, sobre la cual se echó a dormir el enorme ogro. Durante su pesado sueño, Pulgarcito mandó a sus hermanos que corrieran hasta la casa y se escondieran. Mientras tanto, él se calzó las botas mágicas y regresó a la casa del ogro. Le dijo a su mujer que su marido corría un grave peligro en manos de unos bandidos y que le mandaba a él para recoger toda sus riquezas y poder así rescatarle. Con la fortuna del malvado ogro, Pulgarcito volvió a casa de sus padres, donde fue recibido con gran alegría, porque por siempre jamás podrían alimentar a sus hijos. Y fueron todos felices.

Se cuenta también que Pulgarcito no se quedó con la riquezas del ogro sino sólo con las botas mágicas que éste utilizaba para perseguir a niños inocentes, y se puso al servicio del Rey, para servir de correo. Desempeñó este noble oficio durante un tiempo, hasta que volvió a su casa rico y con cargos y prebendas para su familia. Y fueron todos felices.
Cuentos de mamá Oca

Análisis

Pulgarcito simboliza el Bien, que es pequeño, débil y discreto. El ogro simboliza el Mal, que es grande, fuerte y ruidoso. Aparentemente, el Mal es más fuerte que el Bien, pero, finalmente, el Bien, ayudado por la inteligencia, triunfa sobre el Mal.

Las mismas riquezas (botas mágicas, fortuna...) que en manos de un malvado ocasionan la desgracia de las personas, pueden hacer el bien y suscitar la felicidad si dispone de ellas una persona generosa.

Símbolos

  • El ogro simboliza el Mal.
  • Pulgarcito simboliza el Bien.

Valores

  • Generosidad
  • Inteligencia

Fuentes