Renshi Sigetoshi Morita

Renshi Sigetoshi Morita
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Famoso maestro japonés que emigró a Cuba y popularizó el jiujitsu en este archipiélago entrenando varias personas que luego devinieron cinturones negros y maestros de este arte marcial.
NombreSigetoshi Morita
Nacimiento12 de octubre de 1904
Distrito takaoka, prefectura Kochi en la isla Shikoku Bandera de Japón Japón
Fallecimiento15 de agosto de 1982
Cuba
Causa de la muerteNeumonía
ResidenciaHabana
NacionalidadJaponesa
Otros nombresEl Ciclón
CiudadaníaCubana
Conocido porUno de los maestros más importantes en el desarrollo del Jiujitsu en Cuba
TítuloRenshi 5to Dan
PredecesorJigoro Kano, Shihan Isogai
SucesorEusebio Hidalgo Gómez
CónyugeJulia
PadresJesen (padre) Misao (madre)

Morita, Sigetoshi. Famoso maestro de artes marciales[1] emigrante[2] japonés[3] que popularizó el jiujitsu[4] en el archipiélago cubano y que con su incesante labor en el entrenamiento de varias personas de la isla logró que varios de ellos devinieran en cinturones negros[5] o Maestros del estilo, los que luego de alcanzar esta categoría establecieran sus propios dojos (escuelas) de este arte marcial, tanto en la ciudad de la Habana como en otras provincias.

Historia

Sigetoshi nace el 12 de octubre de 1904, lo hace en el distrito Takaoka, prefectura Kochi en la isla Shikoku. En esa época Japón estaba muy convulso debido a las revueltas comunistas, persecuciones religiosas y crisis económica. Esto hizo que creciera un sentimiento nacionalista de regresar a la ética, moral y cualidades perdidas en años anteriores. Muy temprano en él comenzó el deseo de practicar el Jiu- Jitsu y fue así que se acercó a un maestro que vivía en su isla. Este Sensei había dejado de impartir el arte debido a su edad, pero su fama le hacía mantenerse en un estado de atracción para cualquiera que quisiera aprender el Jiu- Jitsu.

Al presentarse como alumno ante el connotado maestro, Morita fue aceptado, pues sus condiciones físicas y su temperamento le eran muy favorables a pesar de ser solo un niño. Unos años después a pesar de su juventud, ya había alcanzado el grado de maestro o cinturón negro, pero con la desaparición física del anciano Tutor, sus deseos de conocer más se vieron en peligro.

Morita cuenta como fue que obtuvo el cinturón negro del Gran maestro Isogai:

Después de un fuerte entrenamiento, Isogai me dijo que al día siguiente realizaríamos una jornada muy especial. Me levanté temprano en la mañana y frente al fuego, de la cabaña, me senté a tomar té y esperar al maestro. Cuando se personó, se sentó a mi lado, así sin dirigirme una sola palabra, permaneció tomando té hasta que oscureció. Se levantó e invitó a dar un paseo por el exterior de la cabaña. Después de caminar juntos por un tiempo, se detuvo y ordenó que continuara a solas. Después de caminar algunos metros me vi frente a un terrible abismo. Cuando cerrando mis ojos decidí continuar la marcha, Isogai me detuvo, y algo confundido me preguntó:
  • - ¿No pudistes ver el abismo por el que caerías?
  • - Le respondí que yo en ese instante solo esperaba por su silencio o sus palabras, que él era mi sensei. Entonces me dijo:
  • - Eres un gran discípulo y un gran cinturón negro.
Isogai solo examinó mi espíritu.

Alumno de Jigoro Kano

Morita fue alumno de Jigoro Kano el inventor del Judo.

A raíz de esto y motivado por el deseo de seguir las prácticas decide trasladarse a Tokio donde se incorporó al Kodokan y fue alumno del propio Jigoro Kano, con quien estuvo aprendiendo y practicando hasta los 21 años. A este último, a partir de su propio testimonio, le consideró como un padre, y así se lo enseñó a sus alumnos.

En uno de aquellos días el joven Morita se presentó a los rigurosos exámenes de admisión del Bujutsu Senmon Gakko ó Butokuden perteneciente a la Dai Nippon Butoku Kai. Las enseñanzas marciales recibidas dentro de su familia le permitieron pasar con facilidad aquellas difíciles pruebas de admisión para pertenecer a esta escuela. Luego de algunos años de práctica bajo su duro régimen marcial se gradúa con honores.

Su vida militar

Luego de su graduación Morita ingresa a la fuerzas militares japonesas donde forma parte de la infanteria de la guarnición de Kwantung (que era una tropa élite del ejército imperial japonés). Este ya era usado por el grupo radical Kodoha que pretendia un retorno al shogunato.

Llegada a la nación cubana

Morita zarpa hacia las Américas y llega a las costas cubanas el 17 de diciembre de 1925. Al establecerse en la isla caribeña comienza a trabajar la jardinería en el barrio de la Víbora durante sus primeros años. También labora como sirviente en la casa de un funcionario norteamericano de la embajada estadounidense en Cuba. En 1942 en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, la isla declara la guerra a Japón y dicta una ley en la que se declaraban a los japoneses como “extranjeros enemigos”. Se confiscaron las propiedades de éstas personas y los encarcelaron en una prisión en la isla de pinos (hoy Isla de la Juventud).

Luego de la prisión

El maestro Ricardo (loco) Valdez en sus practicas bajo la tutela de Morita en el dojo "Cascante" de Centro Habana.

Luego de su excarcelamiento, volvió a su trabajo como mayordomo pero en esta ocasión el dueño de la casa le solicitió que le enseñase a sus hijos las técnicas del arte marcial que él conocía. Morita accedió y las prácticas las comenzaron a realizar en el patio de la casa. Corría el año 1946 y Morita motivado por 3 jóvenes que percibieron sus cualidades marciales al verle en sus prácticas diarias, le pidieron que los aceptara como alumnos por lo decide alquilar una casa en el municipio Marianao, ubicaba en avenida 51 entre 118 y 120.

Este lugar le servía de residencia y de salón de entrenamiento; allí vivió con su esposa Julia, quien a pesar de ser muy callada y respetuosa además de ausentarse durante todo el día para facilitarle a él el desarrollo de su escuela, se veía que le amaba y lo cuidaba mucho. Ambos cerraban el gimnasio a las 8:00 pm y comenzaban la limpieza para dejarlo preparado para la próxima sesión al día siguiente.

Los primeros discípulos

Primera escuela de Morita. En aquel entonces utilizaban el obi al estilo antiguo de la Butokukai. Años después el propio Morita lo dejo de uitlizar cuando supo de la desintragación de tal institución.

Morita desarrolló una rutina a la que muchos se habituaron incluso aquellos que solo pasaban a mirar, uno de ellos fue un niño cubano que acostumbraba a venir a ver las prácticas, un día el maestro lo invitó a que participara de las mismas, le regaló un judogi o kimono y así se introdujo en el mundo de las artes marciales japonesas; este muchacho luego jugaría un papel importante en el desarrollo posterior de la escuela de Morita, su nombre era Ricardo (el loco) Valdez.

Tiempo después Ricardo (el loco) Valdez comenzó a aprender el Judo con la autorización de Morita y se incluyó en diferentes competencias logrando un renombre nacional en esta disciplina llegando a ser cinco veces campeón nacional. Un amigo suyo de Judo (Francisco Cascante) adquirió un gimnasio e invitó a Valdez a participar junto a él de la clase, Ricardo le pidió si era posible darle un espacio de clases a su maestro Morita, lo que Cascante aceptó y así comenzaron las clases de Morita en un gimnasio oficial de aquel entonces.

Etapa difícil

Esta época era una muy difícil para un emigrante japonés por causa de lo que había sucedido en la Segunda Guerra Mundial, muchos de ellos eran discriminados en los trabajos y a la vez motivo constante de burlas callejeras, así que lo que el Sensei Morita comenzaba allí y que duró dos años era más que una escuela, era el renacer moral de un samurái en Cuba.

Pasaron dos años y Morita tuvo que trasladar su escuela a varios lugares hasta que finalmente logró asentarse en el municipio de Marianao en la provincia de la Habana, allí desarrolló su academia hasta el último momento de sus días; cuando tristemente murió producto de una neumonía, producida por la humedad de la inundación que dejó un huracán, mientras él trataba de preservar el lugar y sus bienes (el 15 de agosto de 1982).

Enseñanzas de Morita

Discípulos y discípulas de Morita.

Morita enseñaba sobre la base de su Budo (lo aprendido en su familia, en la Busen y en el ejército) y no bajo los protocolos o requisitos de programa alguno de ninguna asociación. Así enseñó el trabajo a manos libres, con armas y contra varios atacantes. Morita dejó una estela de practicantes del arte y muchos de ellos recibieron reconocimientos nacionales e internacionales en otras artes como el Judo, Karatedo y Jiu Jitsu deportivo.

Testimonio de un discípulo directo

El sensei Luis Armando Palacios 9no Dan y director de la escuela Tai Yoza Ryu (que defiende el estilo Morita Ryu) cuenta que por muchos años fue discípulo de Morita y muchos de sus alumnos fueron prácticamente criados por él, sobre todo aquellos que se iniciaron siendo niños. Morita era el refugio y sustento a muchas carencias. Su enseñanza no solo era técnica, también histórica, espiritual e incluso científica. Además de todo esto, muchas veces al terminar las clases a muchos de aquellos pequeños los sentaba a su mesa y les suministraba alimentos para paliar el hambre que casi todos tenían. Palacios cuenta que:

Vivíamos entre necesidades materiales de todo tipo. Los que solo éramos criados por nuestras madres enfrentábamos mayores problemas. Puedo hablar mucho de mi sensei, pero tocaré, en parte, sus fuertes metodologías y mis vivencias. Seré franco. Tenia días de asistir al Dojo y entrar en pánico, pero me sobreponia.

En cierta ocasión un grupo de discípulos, ya vencidas las primeras edades, éramos jóvenes formados, nos encontrábamos realizando algunas técnicas de Kansetsu Waza, cuando el sensei se detiene a transmitirnos un nuevo movimiento de hombro. Éramos ese día pareja de entrenamientos el sensei actual José Carricarte y yo. Después de asimilar y corregir el movimiento, se me acercó y me dijo: Rómpele el hombro. Quedé algo confuso y le pregunté:

  • -¿Le rompo el hombro con ésta luxación? El sensei molesto me respondió:
  • - ¿No entendiste? Aplica el movimiento e intenta luxar.

Carricarte se mantenía callado y me miraba con ojos desorbitados. El sensei a nuestro lado sólo esperaba. Entre los grandes discípulos de entonces uno de ellos, Juan Carlos, se me acercó pidiéndome:

  • - Rómpeme el hombro a mí.

Morita aceptó. Carricarte soltó una ligera expiración. Apliqué la acción. Juan Carlos se retorcia de dolor tendido sobre el tatami de madera. Con muestras de una gran paciencia, el sensei auxilió a Juan Carlos, corrigiéndole la articulación, llevando el hueso a su lugar. Después nos dijo:

  • - Esto también es Judo completo, deben aprenderlo en la práctica.

Ese día comenzamos nuevas enseñanzas, entre ellas las terapias recuperativas por medio de la luxación. En el dojo vivienda del sensei mis miedos se elevaron a una máxima expresión, también poco después mi total valentía y el conocimiento. Los entrenamientos eran muy violentos, no teníamos un tatami acolchonado. Los movimientos de proyección se realizaban sobre un pequeño tabloncillo de dura madera o sobre el piso. Nuestras formas de caer debían ser perfectas. ¿Los exámenes? En muchos casos con armas reales, vi brotar mucha sangre de discípulos que por error en sus ejecuciones se accidentaban. Hoy sonrío cuando uno de mis discípulos me dice:

  • - Sensei, estas formas de enseñanzas están un poco violentas.
  • - Si, están violentas, es lo que recibirás en las calles, violencia. Tu oponente si intenta atacarte no tendrá complacencia.
No, yo no aplico, en algunos casos, las metodologías de Morita, intento ser diferente, pero las extraño. Como también extraño a los antiguos guerreros que hoy son maestros, maestros forjados.

[6]

Escuela Morita Ryu

Primeros alumnos de la nueva escuela Morita Ryu (1993).

Diez años después de su muerte se forma, en su honor la escuela Morita Ryu

Al oficializar el Jiu-Jitsu en Cuba creé, con todos los requerimientos dispuestos, un estilo llamado Morita-Ryu en honor a mi maestro. Con base en los conocimientos de él y aportándole mi experiencia y cubanía he querido hacer de mi país uno de los pocos que tiene su propio estilo de Jiu-Jitsu reconocido en el mundo. Después de todas las gestiones pertinentes consta en la Federación Cubana de Karate y Artes Marciales a fines a mi maestro Shigetoshi Morita como quien trajo el Jiu- Jitsu desde Japón y yo como el introductor oficial en Cuba.

[7]. Cuando se logra reavivar el Jū-Jutsu en la Habana; unos años más tarde se forman las escuelas Akijama Shirobei Ryu, Simón Ryu y Vamato Mijazawa que forman la base actual del Jū-jutsu cubano.

En 1993, se logra reabrir la escuela, ahora bajo la tutela de uno de sus alumnos en la década del 60, Eusebio Hidalgo Gómez[8], quien hoy en día es el presidente honorifico de la “Asociación Nacional de Jiu Jitsu”, agrupando varios estilos internacionales y con el “Morita Ryu” a la cabeza de todos como el arte tradicional heredado del Renshi Morita. En la actualidad existen más de cien escuelas en toda la isla.

Tarja conmemorativa y homenaje póstumo

10mo. Dan. Homenaje póstumo a Morita Sensei.
Tarja de la primera escuela de Jiu-Jitsu en Cuba. Participaron el embajador de Japón en Cuba y la agregada cultural Yayoi Kobayashi

En honor al maestro Morita hubo de celebrarse el 19 de Abril del 2006 la colocación de una tarja conmemorativa en lo que fue la escuela primera del Jiu-Jitsu en Cuba, la cual inició y mantuvo hasta el momento de su fallecimiento. Acudieron al homenaje varias personalidades como el embajador de Japón en Cuba y la agregada cultural japonesa en aquel entonces Yayoi Kobayashi.


Véase también

Bibliografía

  • Hidalgo Gómez, Eusebio. Historia del Jiu-Jitsu en Cuba: fundamentos del estilo Morita Ryu.
  • Palacios,Luis A. Del Judo Ju Jutsu del sensei Sigetoshi Morita a la Tai Yoza Ryu.
  • Mayo, José. El mundo de las artes marciales

Fuentes

Referencias