Síndrome Aórtico Agudo

Síndrome Aórtico Agudo
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El Síndrome Aórtico Agudo (SAA) es un proceso de la pared aórtica que cursa con debilitamiento de la capa media, lo que conlleva riesgo de rotura aórtica y otras complicaciones potencialmente mortales. Lo constituyen tres entidades:

Disección aórtica: creación de una falsa luz vascular entre un colgajo que incluye la íntima y parte de la media y la adventicia, que se extiende a lo largo del vaso, generalmente de forma anterógrada pero en ocasiones retrógrada.

Hematoma intramural: hemorragia contenida dentro de la capa media, pero sin desgarro de la íntima ni una comunicación activa entre el hematoma y la luz aórtica.

Úlcera penetrante: complicación de una placa aterosclerótica aórtica, que erosiona la capa íntima del vaso y pone en comunicación la sangre con la capa media sin formación de falsa luz.

La incidencia del SAA es de 30 casos por millón de habitantes al año, de los cuales el 80% son disecciones, el 15% hematomas intramurales y el 5% úlceras penetrantes. El 70% ocurre en hombres, con una edad media de 60 años.

Clasificación

Tipo A: afectación de aorta ascendente o estructuras intrapericárdicas (60% de los casos).

Tipo B: sin afectación de aorta ascendente (se limita a la aorta descendente o el cayado) (40% de los casos)

Diagnóstico

El diagnóstico precoz es fundamental para mejorar el pronóstico, ya que sin tratamiento, la mortalidad en las primeras 24 horas es del 20% y a los 7 días, del 62%. Los antecedentes clínicos son importantes para sospechar un SAA, ya que el 75% de los pacientes son hipertensos, el 20% está previamente diagnosticado de otra enfermedad aórtica y cada vez se describen más casos asociados con valvulopatía aórtica y secundarios a iatrogenia.

Clínica

Es similar en los tres procesos. El dolor torácico es el principal síntoma del cuadro. Suele ser lacerante, interescapular (si afecta a aorta descendente) o retroesternal (si lo hace a la porción ascendente), de inicio brusco y que alcanza rápidamente su máxima intensidad. Algunos pacientes pueden referir dolor abdominal si se afectan ramas viscerales abdominales y otros pueden debutar con manifestaciones neurológicas o con signos de isquemia arterial aguda de miembros inferiores. En caso de afectación de la aorta ascendente puede existir insuficiencia aórtica, con o sin fallo cardiaco, y signos de isquemia o infarto de miocardio por afectación de alguna arteria coronaria.

Tratamiento

Disección aórtica tipo A:

Tiene mayor mortalidad precoz que la tipo B, alcanzando el 40%. Su tratamiento definitivo es el quirúrgico, que tiene indicación inmediata. Hasta su realización, se debe pautar tratamiento médico y estrecha vigilancia en una unidad de agudos.

Tratamiento quirúrgico: la disección de aorta tipo A es una emergencia quirúrgica, salvo que existan contraindicaciones formales como lesiones cerebrales o viscerales graves e irreversibles. Es el tratamiento definitivo de la disección y su objetivo es evitar la rotura aórtica o las complicaciones con riesgo vital, como el taponamiento o la regurgitación aórtica masiva. La mortalidad quirúrgica es elevada (15-35%).

Tratamiento médico: debe iniciarse de manera inmediata para controlar el dolor y disminuir la presión arterial sistólica a 100-120 mmHg. Los betabloqueantes (BB) intravenosos (metoprolol, propanolol o labetalol) son los fármacos de elección. Los BB deben usarse exista o no dolor o hipertensión sistólica. Si están contraindicados se pueden usar antagonistas del calcio, como verapamilo o diltiazem intravenoso. Puede además utilizarse vasodilatadores (nunca de forma aislada) como sulfato de morfina o nitroprusiato sódico.

Disección aórtica tipo B

El tratamiento de la disección de aorta tipo B no complicada es médico (principalmente controlar la presión arterial). El tratamiento quirúrgico está indicado en caso de complicaciones que ponen en peligro la vida del paciente: inestabilidad hemodinámica, dolor intratable, expansión rápida del diámetro aórtico, hematoma mediastínico o periaórtico con signos de rotura inminente de la aorta, o la aparición de signos de mala perfusión de las ramas arteriales vitales. También está indicada la cirugía en caso de Síndrome de Marfán. La mortalidad quirúrgica en la disección de tipo B es muy alta (28-65%), y hasta un 30-35% de los pacientes tiene riesgo de paraplejia. Recientemente el tratamiento intravascular se ha desarrollado mucho. Consigue cerrar la puerta de entrada, excluir el flujo de la falsa luz y evitar la evolución hacia la dilatación aneurismática y la posterior rotura de la aorta.


Fuentes