Tertuliano

Tertuliano
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Nacimientoantes del año 160
Cartago
Fallecimiento220
Cartago
NacionalidadAfricana

Tertuliano recibió una esmerada educación en derecho, filosofía y retórica. Vivió un tiempo en Roma, donde probablemente ejerció como abogado, y se interesó por el cristianismo. Fue "ejemplo famoso, en la Antigüedad cristiana, de la dolorosa caída a la cual se hallan expuestas algunas inteligencias ilustres".

Surgimiento del Tertuliano

La primitiva lengua del cristianismo, aun en el occidente romano, fue el griego. En la Galia romana, Ireneo de Lyón escribía en griego, y aun en la misma Roma, Hipólito utilizaba esta lengua a finales del siglo II. Sin embargo, a medida que el cristianismo iba arraigando en occidente, dejando de predominar entre sus filas los inmigrantes de origen oriental, empezó a sentirse la necesidad de expresarse en latín. Los textos latinos cristianos más antiguos hubieron de ser las traducciones bíblicas y los formularios litúrgicos, de los que quedan rastros dispersos. Pero ya a finales del siglo II aparecen obras literarias propiamente tales en latín: en esta lengua escribe, en los ambientes romanos, el apologista Minucio Félix; y en el África romana surge el genio incomparable de Tertuliano.

Vida y obra de tertuliano

Tertuliano nació en Cartago antes del año 160, y se dedicó desde muy joven a la retórica y al derecho. Pasó a Roma, donde parece que ganó reputación como jurista, aunque esto no acabó de satisfacer su temperamento idealista y apasionado. Hacia el año 195 se convirtió al cristianismo, y desplegó una incansable actividad literaria en defensa y explicación de su nueva fe. Sin embargo, ni aun en ella encontraba fácilmente satisfacción aquel africano ardiente a quien toda perfección parecía poca: pronto se dejó atraer por las tendencias más espiritualistas y rigoristas dentro del cristianismo, y finalmente, hacia el año 207, se adhirió abiertamente a la secta herética de Montano, que pretendía ser un cristianismo más purificado por medio de una nueva encarnación del Espíritu de Dios en sus miembros.

Los escritos de Tertuliano reflejan todo el apasionamiento de su alma. La doctrina cristiana se expresa en ellos con una fuerza extraordinaria, pero también de una forma extremosa, desmesurada y, a veces, llena de contradicciones. Los escritos montanistas del último período de su vida manifiestan una actitud rigorista y espiritualista que contradice las posturas más moderadas de sus primeros años. Aun así, los escritos de Tertuliano ejercieron un influjo incalculable en la formación del pensamiento teológico.

Al contrario de los alejandrinos

Tertuliano afecta repudiar totalmente la cultura pagana, lo cual no quiere decir que sus propios modos de pensar y de expresarse no estén profundamente influidos por la retórica y la filosofía de su tiempo. Antes de entregarse al espiritualismo montanista, Tertuliano está convencido de que la única verdad es la que se contiene en la tradición apostólica que se conserva en la iglesia. Ni siquiera la Escritura es por si misma garantía suficiente de verdad, puesto que todas las sectas apelan a ella: el verdadero sentido de la Escritura nos lo da la regla de fe de la Iglesia. Más adelante, cuando él mismo haya caído en la secta montanista, Tertuliano repudiará la regla de fe y de vida de la Iglesia, para buscar la verdad únicamente en la inspiración carismática de los que se sienten arrebatados por una extraña nueva efusión del Espíritu.

En contra del marcionismo

Tertuliano defenderá la unicidad del Dios creador y redentor, del Dios del Antiguo y del Nuevo Testamento. La misma creación material es en sí buena, manifestando en su orden y belleza la bondad de Dios, que la hizo para bien del hombre. En el tratado contra Práxeas, hereje monarquianista, Tertuliano defiende la doctrina trinitaria con fórmulas que preludian el definitivo pensamiento agustiniano en esta materia: aunque se encuentra todavía con dificultades de expresión por falta de un lenguaje teológico preciso, Tertuliano da a conocer la verdadera unidad de naturaleza y de sustancia en Dios juntamente con la verdadera trinidad de personas, y al combatir el monarquianismo no cae, como los padres griegos, en expresiones de tendencia subordinacionista. En él se encuentra ya el germen de lo que será la explicación psicológica de la Trinidad que desarrollará San Agustín. El misterio de la Encarnación es explicado magistralmente por Tertuliano en el tratado De carne Christi, en el que combate las tendencias docetistas siempre amenazantes.

La antropología de Tertuliano es original y vigorosa, y puede estudiarse particularmente en su tratado De Anima, el primer libro que un autor cristiano dedicara especialmente a esta cuestión. El alma es imagen de Dios, libre, e inmortal. Respecto al origen de las almas individuales, Tertuliano se inclina por lo que luego se llamó traducianismo, es decir, por la explicación según la cual el alma se transmitiría y se multiplicaría a través del semen paterno en el acto de la generación.

A partir de la doctrina cristiana de la resurrección Tertuliano corrige el espiritualismo de la tradición platónica, y defiende la dignidad de la carne y del cuerpo humano, que ha de servir a Dios juntamente con el alma, y que con ella ha de recibir el premio de la vida bienaventurada. El pecado original es una corrupción inicial y culpable de la naturaleza que se transmite con la transmisión de las almas a los individuos.

Fundador de la teología sacramental

Podría considerarse a Tertuliano como el fundador de la teología sacramental. Su tratado De Baptismo,la primera obra cristiana dedicada expresamente al estudio de un sacramento, establece las bases teológicas de los sacramentos como signos de la gracia. Antes de entregarse al montanismo, Tertuliano admitía la posibilidad de una penitencia aun después del bautismo, y como exhortación a ella escribió su tratado De paenitentia, Con el montanismo adoptó en cambio un rigorismo extremo, lanzándose a furiosos ataques contra la jerarquía de la Iglesia a la que acusaba de laxismo en el perdón de los pecados. En Tertuliano se encuentran también las primeras referencias al rito del matrimonio cristiano.

En cuanto a la vida cristiana

Tertuliano enfatiza en ciertos momentos con intención apologética que los cristianos son en todo como los demás hombres, dedicándose a toda suerte de ocupaciones y orando por los emperadores. En cambio, en otros momentos, y sobre todo a consecuencia del rigorismo montanista, parece exigir una rigurosa ascética de apartamiento del mundo, negando que el cristiano pueda prestar servicio militar y ocuparse en cosas temporales. A pesar de sus expresiones, a menudo intolerantes, Tertuliano es uno de los primeros escritores cristianos que, por razones apologéticas, proclama los principios de la libertad religiosa, por los que ningún culto particular puede ser impuesto a nadie por la fuerza, y declara la absoluta igualdad de todos los hombres ante Dios.

En cuanto a la escatología

Tertuliano acepta el milenarismo o reinado de los justos durante mil años sobre esta tierra al fin de los tiempos; en él se expresa ya la concepción, que luego se generalizó, por la cual el alma pasa a recibir el premio o el castigo de Dios ya inmediatamente después de su muerte, sin esperar a la resurrección final, así como la idea del purgatorio o purificación del alma después de la muerte.

Fuentes