Dismorfofobia

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Dismorfofobia
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Preocuparse desmesuradamente por un detalle físico, invierte mucho tiempo mental y dedicación para tratar de mejorarlo u ocultarlo

Dismorfofobia. El trastorno dismórfico corporal o síndrome de distorsión de la imagen, consiste, según los especialistas, en una preocupación exagerada por algún defecto inexistente en la apariencia o una valoración desproporcionada de posibles anomalías físicas en una persona aparentemente normal.

Historia

Los aspectos históricos de la dismorfofobia han sido revisados por Berrios, quien expresa que desde que el ser humano tuvo consciencia de sí mismo ha sufrido temores poco realistas o infundados sobre su propia deformidad o fealdad. De hecho las investigaciones antropológicas y la historia han puesto de manifiesto la importancia estética y simbólica que el ser humano ha dado a su cuerpo desde los tiempos más remotos.

El término dismorfofobia, acuñado por Morselli en el siglo XIX, encuentra sus raíces en Dismorfia, la mujer más fea de Esparta. Este autor describía la dismorfofobia como una idea obsesiva y desoladora de deformidad corporal y la clasificó como una paranoia rudimentaria o monomanía abortiva que afectaba de forma primaria o secundaria la integridad del individuo. Durante los últimos años del siglo XIX y primeros del siglo XX, varios autores abordan el problema de la fealdad y sus consecuencias.

Descripción

Esta fobia ]es un un cuadro clínico frecuente, quienes la poseen sufren angustia por su supuesta fealdad y otorgan gran importancia a imperfecciones minúsculas de su cuerpo en general.

Alteraciones físicas imaginarias

Las alteraciones imaginarias o pequeñas pueden corresponder a:

Afectación de la enfermedad

La enfermedad afecta por igual a personas atractivas y a quienes no lo son. La preocupación por la imagen corporal ha aumentado mucho en los últimos años tanto en hombres como en mujeres. El miedo a no tener un aspecto normal se observa con frecuencia en los adolescentes de uno u otro sexo y está ligado a transformaciones que se producen en la pubertad que comienza hacia los 12 años y finalizan entre los 18 y 20 años de edad. Los jóvenes se comparan con el estereotipo rígido de belleza y salud que la sociedad consumista propone: modelos de cuerpos perfectos, imagen de moda y hasta sus propios ídolos.

Las personas que padecen dismorfofobia suelen ser perfeccionistas, tímidas, ansiosas y sensibles al rechazo, sufren de depresión, que se manifiesta como un intenso sentimiento de angustia y de inferioridad. El preocuparse desmesuradamente por un detalle físico en el que se invierte mucho tiempo mental y dedicación para tratar de mejorarlo u ocultarlo, les impedirá concentrarse en cualquier otro tema, especialmente a los escolares.

Los adolescentes que padecen esta fobia suelen hacer una autoevaluación positiva ante los demás en determinados momentos y, aunque saben que no tienen razón para preocuparse, no pueden evitar sentirse mal por la parte del cuerpo que ellos entienden afectada.

Consecuencias

Según los expertos, con esta enfermedad, el cuerpo es rechazado y será maltratado con dietas convulsivas que llevaran consigo anorexia o bulimia, ejercicios físicos extremos, descuidos en el vestir, aislamiento. Existe una gran demanda de tratamientos dirigidos a modificar el cuerpo (cirugía estética, cirugía bariátrica, liposucción, implantes, cirugía ortognática, etc.) que en muchos casos se plantean como solución a problemas existenciales y vivenciales y como salvoconducto de acceso al éxito relacional.

Todo ello ha provocado un importante aumento de las intervenciones médicas y quirúrgicas de carácter estético, cuya búsqueda adquiere en algunos casos características obsesivas o de adicción. El temor a verse disminuido ante los demás, de parecer ridículo, afecta la autoestima.

Tratamiento

Su mejor tratamiento es la prevención y su mejor camino la comprensión; una educación en el ámbito familiar basada en el amor, la necesaria confianza y la seguridad en sí mismo, capaz de formar una sólida autoestima y determinación, haciendo hincapié en otros valores del ser humano como la bondad, la solidaridad, la honestidad.

En los casos severos se debe recurrir a la ayuda de un profesional especializado en psiquiatría o psicología. Existen terapias (ejercicios mentales) orientadas en las alteraciones de la imagen corporal, pero lo más importante es la toma de conciencia del problema por el paciente. Esto le permitirá acercarse a estímulos externos que teme y lograr superarlos.

Fuentes