Visarión Belinski

Visarión Belinsky
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NombreVissarión Grigoriévich Belinsky,
Виссарион Григорьевич Белинский
Nacimiento11 de junio de 1811
(calendario gregoriano)[1]
ciudad de Sveaborg,
Finlandia,
Imperio ruso Bandera de Rusia
Fallecimiento7 de junio de 1848
(calendario gregoriano)[2]
ciudad de San Petersburgo,
Imperio ruso Bandera de Rusia
Causa de la muertetuberculosis
Nacionalidadrusa
Alma materUniversidad Estatal de Moscú
OcupaciónCrítico literario, traductor, periodista, lingüista y poeta

Visarión Grigórievich Belinski (Sveaborg, 11 de junio de 1811 - San Petersburgo, 7 de junio de 1848) fue un demócrata revolucionario ruso, crítico literario, periodista, lingüista y filósofo de tendencia occidentalizante. Fundó la estética realista en Rusia. Belinski es el precursor de los intelectuales pequeño burgueses, que desplazaron totalmente a los nobles en el movimiento ruso de liberación.[3]

Síntesis biográfica

Nace en Sveaborg[3] (Finlandia), el 30 de mayo de 1811; su padre era médico.[3]

Estudio y primeras publicaciones

En 1829 ingresó en la sección de letras de la Universidad de Moscú, de la que fue excluido en 1832. Desde 1833 fue colaborador de la revista “El telescopio”, en cuyo suplemento - «Rumor»-, publicó su primer artículo importante: “Sueños Literarios” (1834). Publicaba también sus trabajos en la revista "El observador de Moscú", de la cual fue director (1838- 1839). Desde finales de 1839 vivió en Petesburgo, donde se encargó de la sección crítica literaria en las “Notas patrias” y desde 1846 dirigió la sección crítica de “El Contemporáneo”. [3]

Ideología reflejada en su obra

En 1830 escribió un drama romántico, Dmitriy Kalinin, que dos años después le valió la expulsión de la universidad. Durante los siguientes dos años el joven lleva una vida miserable, ganándose el pan con traducciones y clases particulares. En 1834 trabaja en la revista Telescopio y en 1835 publica el famoso artículo Sobre la novela rusa y las novelas de G. Gogol, en la cual le proclama a Gogol como el escritor más importante de aquel período. A partir de 1838 Belinsky se dedica a la actividad literaria. Colaborando con la revista Memorias nacionales publica numerosos artículos críticos sobre los más famosos escritores rusos de aquel entonces.

La obra de Belinski corresponde al período en que el pensamiento social ruso (asimilando las lecciones del movimiento decembrista), tan sólo iniciaba la búsqueda de nuevos caminos de lucha contra la autocracia y el régimen de servidumbre, la búsqueda de una teoría científica de desarrollo social. A ello se debe el carácter complejo e intenso de la evolución ideológica de Belinski.[3]

En la década de 1840, Belinski llega al democratismo revolucionario en el que reflejaban los anhelos del campesinado, llega a las ideas del socialismo, del ateísmo y del materialismo. En este camino, Belinski tuvo que definir su actitud respecto a las teorías filosóficas y político-sociales del siglo XIX, respecto a Fitche y Schelling, a Hegel y Feuerbach, a los jóvenes hegelianos, a los socialistas utópicos franceses y al joven Marx. Belinski no escribió tratados filosóficos, pero ni en uno sólo de sus artículos más o menos importantes dejan de tener su reflejo los problemas filosóficos.

Fuertemente atraído por la Filosofía de Hegel durante algunos años, Belinski interpreta la tesis hegeliana “todo lo real es racional” en un sentido de conservadorismo político, como idea de conciliación con la realidad zarista.

Aplaude el ideal socialista de una sociedad verdaderamente justa en la que no habrá ricos ni pobre, reyes ni súbditos, sino hermanos, pero al mismo tiempo se muestra escéptico en cuanto a los proyectos reformadores de algunos socialistas de Europa Occidental. Suponía que la nueva sociedad llegaría a establecerse con el tiempo, sin cambios violentos, sin sangre; con todo no llegó a la fundamentación científica de la inevitabilidad del socialismo. Así se explica la apelación de Belinski a las ideas del cristianismo primitivo como cimientos del mundo moral del futuro.

Belinski reconocía el carácter progresivo del orden burgués respecto al medieval y consideraba que el objetivo inmediato de las transformaciones sociales de Rusia se cifraba en la eliminación de las formas de vidas patriarcales y despóticas, en la realización de diversas reformas democrático-burguesas.

En consecuencia, Belinski sostuvo una lucha sin cuartel contra las ideas retrógradas del nacionalismo oficial; ridiculizó la idealización eslavófila del viejo patriarcalismo ruso.

El gran publicista considera las obras de Pushkin la cumbre del desarrollo de la literatura rusa. Refiriéndose a la famosa novela Eugenio Oneguin decía que esa obra es la enciclopedia de la vida rusa. Después de regresar del extranjero en 1846 Belinsky publica dos artículos importantes: «Una ojeada de la literatura rusa en 1846», y «Una ojeada de la literatura rusa en 1847». En estas obras literarias el se convierte en el portavoz de la nueva corriente literaria, cuyos representantes (tales como: I. Turguenev, F. Dostoyevsky, I. Goncharov, N. Nekrasov) describen la vida cotidiana de «la gente humilde e insignificante» (ciudadanos, campesinos pobres) con una evidente simpatía.

Legado

La manifestación más elevada del democratismo revolucionario de Belinski, su legado, fue la carta a Gógol (julio de 1847), una de las mejores obras en la Rusia del siglo XIX, de la prensa democrática no sometida a censura. La idea de historicismo matiza, asimismo, los juicios estéticos de Belinski. Sus concepciones influyeron en gran medida sobre el desarrollo de la estética.

Sus principales méritos en la historia de la crítica rusa son: la afirmación del método realista, la renovación de todos los géneros de crítica, el análisis profundo de toda una serie de obras y personajes. Belinsky fue el primero en formular nuevos enfoques en la crítica literaria, dio nuevos impulsos al desarrollo del periodismo ruso, cimentando el estilo publicista.

Muerte

En 1847, Belinski viajó al extranjero por motivos de salud. Murió de tuberculosis en Petersburgo en 1848.

Fuentes