Asalto al Palacio Presidencial (La Habana, 13 de marzo de 1957)
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Asalto al Palacio Presidencial. Acción armada ocurrida el 13 de marzo de 1957, en La Habana, Cuba. Fue llevada a cabo por jóvenes del Directorio Revolucionario. El propósito de los asaltantes era desconcertar al régimen con el ajusticiamiento del dictador Fulgencio Batista, entregar las armas de la guarnición al pueblo convocado por medio de Radio Reloj y tomar otros puntos de la ciudad como el Cuartel Maestre de la Policía -ocupar su fuerte arsenal- y así sucesivamente otras estaciones policíacas y cuarteles hasta dominar la capital.
Sumario
Reseña
Al comenzar el año 1957, la dictadura de Batista pretendía aparentar tranquilidad, pero los hechos ocurridos en la zona oriental, los meses finales de 1956, lo convirtieron en una guerra sin cuartel, pues el levantamiento del 30 de noviembre en Santiago de Cuba y el desembarco del Granma en la costa sur de la provincia de Oriente, fueron acontecimientos muy evidentes.
El Directorio Revolucionario se propuso realizar una acción que decapitara a la tiranía de Fulgencio Batista, que en ese entonces imperaba en Cuba y que tenía ensangrentado al país. El secretario general de esa agrupación, José Antonio Echeverría, organizó la acción, que seguía la estrategia de "golpear arriba".
El propósito de ajusticiar a Batista estuvo correlacionado con la ocupación de la emisora Radio Reloj, la toma de la Universidad de La Habana, la irrupción en cuarteles y el cierre de las comunicaciones. Mediante esta acción en la ciudad, los jóvenes cooperaban con los guerrilleros que combatían en la Sierra Maestra.
Los 50 jóvenes que entraron al antiguo Palacio Presidencial se desplazaron hacia el inmueble en dos automóviles y una furgoneta de la empresa Fast Delivery, donde iba el grueso de los combatientes. Ya en el interior del edificio, estos asumieron diversas misiones. Los que subieron al segundo piso en busca del dictador comprobaron que este había huido por una escalera interna, anexa a su oficina.
Los combates dentro del Palacio fueron violentos; se hizo más fuerte la resistencia de la guarnición, muchos jóvenes murieron, y a otros se les agotaron las municiones. Se decide retroceder, para pedir refuerzos y continuar posteriormente el ataque, pero la operación de apoyo no funcionó. Fidel Castro ha calificado el asalto al Palacio Presidencial del 13 de marzo de 1957 como "una operación bien organizada, un acto de extraordinaria audacia y valentía, en el que también hubo fallos e imponderables".
Cumplir un compromiso
A finales de agosto de 1956, José Antonio, en nombre de la FEU, había suscrito con Fidel la Carta de México, "verdadera declaración de guerra de la juventud cubana contra la tiranía", en opinión de Faure:
Cuando Fidel le anunció a José Antonio, mediante telegrama, la salida de la expedición del Granma, muy poco pudo hacer el DR para apoyar el desembarco.
afirmaba el combatiente José Assef, El Moro.
asegura Julio García Oliveras, segundo de Faure en la Jefatura de Acción. Otro combatiente, Pepe Wanguemert, sostenía la tesis de formar grupos y hacer ataques sorpresivos. García Oliveras proponía atrincherarse en la Universidad. José Antonio Echeverría se opuso a ambas ideas:
La posterior incorporación de Eduardo García Lavandero y Evelio Prieto al DR, depositarios de las armas de los politiqueros auténticos, acrecentó el arsenal de la organización.
Junto con Carlos Gutiérrez, también ingresó al DR, Menelao Mora, veterano combatiente de la Revolución del 33.
La acción
Un día normal, monótono, y en todo el país son las tres de la tarde. Lo decía la estación de radio y lo confirmaron los relojes. Sin embargo, en algunos apartamentos de La Habana el tiempo pasaba más de prisa.
José Antonio Echeverría estaba en uno de ellos. No escuchaba la emisora, pero también vivía pendiente de la hora. Hacía semanas perfeccionaba su plan, organizaba, conversaba y burlaba la vigilancia.
Muy cerca de allí otros jóvenes vigilaban el Palacio Presidencial. También miraban sus relojes. Para todos el tiempo era clave. Tenían un único objetivo, esencial: comprobar que Fulgencio Batista seguía en el edificio. Desde hacía semanas medían en minutos cuánto demoraba el dictador en recorrer el camino entre el cuartel de Columbia y el palacio.
A la sede del Gobierno le nombraron “la casa de los tres quilos”, un comercio de La Habana que vendía productos a muy bajo precio. Cada grupo que participaría en el ataque no sabía la misión de los otros.
Desde hacía días los participantes estuvieron ocultos en diferentes lugares de la ciudad.
Batista llegó casi al anochecer del día anterior, los vigilantes envían el mensaje de su presencia.
El plan militar contemplaba que un comando de 50 hombres, bajo la jefatura de Carlos Gutiérrez, asaltaría al Palacio Presidencial; otro comando, de más de cien hombres, protagonizaría la operación de apoyo, en la que serían tomados los edificios que rodean el Palacio y en sus azoteas emplazarían ametralladoras calibre 30 para barrer con su fuego la azotea de la madriguera del dictador; un tercer comando tomaría Radio Reloj para difundir la noticia de la muerte de Batista y arengar al pueblo.
Se instaló un sistema de chequeo que siguió al dictador Batista desde que salía del cuartel de Columbia (hoy Ciudad Libertad) hasta Palacio (hoy Museo de la Revolución). La primera posta estaba en 42 y 31 (hoy municipio de Playa); la segunda, en Malecón y Línea; la tercera, casi llegando a Prado, en una casa con teléfono que recibía las noticias de su paso por 42 y diariamente cronometraba el tiempo invertido en el recorrido.
Acuartelamiento
Tony Castell fue designado en uno de los dos apartamentos como responsable de la disciplina interna. Fue necesario tomar una serie de medidas, entre ellas hablar bajito, fumar uno solo, no ir seguido al baño. Estaban en un edificio de apartamentos y el ruido podía levantar sospechas.
A José Antonio Echeverría lo habían ubicado en un sótano en 19 entre B y C, también en el Vedado. El Moro Assef, quien compartió dicha vivienda con él, rememoraría años más tarde:
El 12 de marzo, Batista regresó a Palacio a las seis de la tarde. Se decidió esperar al día siguiente. A las 11 de la mañana del día 13, se precisó que permanecía en Palacio.
La toma de Radio Reloj
La planta del "tic tac", llamada así porque constantemente emite dicho sonido cada segundo, mientras sus locutores leen noticias, era una emisora pirateada por diversas cadenas nacionales, y en cuanto se divulgara el hecho, los demás medios de prensa copiarían la noticia.
Un frenazo, pasos, sudor en los rostros. Son dos automóviles y un camión de reparto de mercancías. Su letrero decía “Fast Delivery”, medio centenar de jóvenes emprendieron la carrera hacia el interior del palacio.
Ese factor sorpresa fue una de las claves para conseguir un avance veloz sobre los guardias del edificio. El primer piso, el segundo, el tercero un poco después. Todo sucedió en minutos, pero Batista no estaba. Con los primeros disparos escapó a través de una salida secreta en su despacho. Circunstancia no planificada, estrategia de quien le había dado a Cuba años de miserias y tristezas.
Un segundo comando debía tomar los edificios que rodeaban el lugar para apoyar a los asaltantes, pero en el último momento el miedo los vence. Los asaltantes estuvieron solos frente a las balas. Algunos no lo lograron, otros atravesaron parques y calles y se ocultaron como pudieron.
El punto culminante lo vivieron los jóvenes ocultos en Humboldt 7. Un hilo de sangre que luego corrió y fue el símbolo del ensañamiento.
A las tres y veintiuno de la tarde del 13 de marzo de 1957 llegó José Antonio Echeverría a la cabina de Radio Reloj y entregó a los locutores varios despachos, donde se informaba del ataque al Palacio Presidencial y de un supuesto parte emitido por oficiales y clases que habrían tomado el mando del Ejército, luego de destituir a altos jefes y oficiales del tirano Batista.
Al final de este boletín, uno de los locutores anunció que el líder de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) daría a conocer una alocución al pueblo de Cuba. Inmediatamente, José Antonio Echeverría inició una arenga a los cubanos, donde anunció la caída del tirano (algo que debió haber ocurrido según los planes)...La alocución quedó cortada cuando el líder estudiantil repetía sus palabras, en el momento en que un empleado encargado de las transmisiones, en otro lugar, sacó del aire la emisora. Cuando al dirigente estudiantil le informaron que estaban fuera del aire, en su retirada, realizó unos disparos sobre el máster de la CMQ.
Alocución radial
En la loma de Caracas ese 13 de marzo, Fidel Castro se encontraba en la falda de la Sierra Maestra. Los guerrilleros siempre llevaban a cuestas algún radio, para estar al tanto de lo que ocurría en el país.
Retirada
Manuel Gómez Sartorio, al entrar a Palacio, había cogido para el ala izquierda del edificio.
Carlos Gutiérrez no perdió su optimismo:
gritaba. Machadito le señaló la necesidad de traer como refuerzo a los compañeros que combaten desde la planta baja. Carlos estuvo de acuerdo y fue a buscarlos, acompañado de Castellanos. Se dirigieron por el pasillo hacia la escalera, sin advertir que se exponían al fuego del tercer piso. Ambos cayeron fulminados.
De la operación de apoyo no había ni rastro, a pesar del tiempo transcurrido. Los sobrevivientes, heridos y casi sin parque, comprendieron que la operación se había perdido.
Su ametralladora tableteó en una ráfaga interminable mientras sus compañeros lograban llegar a la planta baja. Unidos a los combatientes que allí estaban, abandonaron el Palacio en distintas direcciones. Machadito, junto con Evelio Prieto y Berto Valdés se retiraron rumbo a la calle Monserrate, sin dejar de disparar a diestro y siniestro.
Goicoechea, Wanguemert y Carbó se internaron en el parque Zayas (hoy Memorial Granma). El primero eludió las balas, atravesó Monserrate y escapó por Villegas. A Carbó, con dos balazos en el cuerpo, lo recogió una ambulancia. Estudiantes de Medicina le facilitaron luego su fuga del hospital Emergencias. Wanguemert no pudo sobrevivir.
Ángel Eros logró llegar a una de las avenidas aledañas y escapó en un auto. Tony Castell abandonó su encasquillado fusil, escondió la pistola entre sus ropas y atravesó Zulueta, Prado y otras calles, hasta llegar a casa de su tía en Perseverancia y San Lázaro. Gómez Sartorio se refugió en un hotel cercano hasta la madrugada siguiente y, disfrazado de mecánico, burló el cerco policial.
Alfonso Zúñiga intentó arrancar el auto, en el cual había venido Carlos. Faure, herido, le advirtió que el otro auto tenía la llave puesta. "Yo corro, cojo la máquina, la pongo al nivel de la otra máquina. Faure se monta, le paso el M-1, todo eso bajo las balas, le digo a Ricardo Olmedo (luego traidor a la Revolución), que monte. Pero él me contesta que no puede (está muy mal herido), y sin bajarme, con el pie en el acelerador, le di la mano y lo senté al lado mío. Partí velozmente."
Según testimonio de Faure Chomón,
Trascendencia
En el acto por los 40 años del asalto al Palacio Presidencial, hoy Museo de la Revolución, Fidel recordó que entre las tres y treinta y cuatro de la tarde de ese día escucharon la señal de Radio Reloj:
El 13 de marzo de 1957 quedó en la historia cubana como el día en que por unos segundos casi es ajusticiado el tirano Fulgencio Batista por un grupo de estudiantes, en su propia oficina.
Importancia histórica
A pesar de no haber logrado su objetivo, la acción del 13 de marzo de 1957 tiene una gran importancia histórica, pues conmocionó la conciencia popular y acrecentó el repudio al régimen tiránico.
Véase también
Fuentes
- Colectivo de autores (2004): Diccionario enciclopédico de historia militar de Cuba. La Habana: Ediciones Verde Olivo, 2004.
- Archivo CD: “¡Si caemos, que nuestra sangre señale el camino de la libertad!”. Disponible en:Cubadebate. Consultado el 12 de marzo de 2022.
- Fidel hace 60 años: En esta juventud están puestas las esperanzas de la Revolución. Disponible en:Cubadebate. Consultado el 12 de marzo de 2022.
- 13 de marzo de 1957: ¡Pueblo de Cuba…! (+ Video). Disponible en:Cubadebate. Consultado el 12 de marzo de 2022.