Caballo criollo

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Caballo criollo
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Clasificación Científica
Reino:Animalia
Filo:Chordata
Clase:Mammalia
Orden:Perisodáctilo
Familia:Equidae

Caballo criollo. Descendiente directo de los caballos importados al continente americano desde Cristóbal Colón por los conquistadores españoles, durante el siglo XVI, en la región de la actual Argentina.

En casi todos los países de América del Sur, las razas descendientes del Criollo se crían y protegen. Argentina posee el caballo criollo más cercano al estándar de la raza. Son utilizados como monturas en general. En Argentina se denomina «caballo criollo»; en Brasil, «cavalo crioulo»; en Chile «caballo chileno»; en Venezuela, «caballo llanero» y en Cuba, «criollo».

Historia

En la prehistoria, durante el Pleistoceno existían caballos autóctonos en casi toda América. El territorio que corresponde a la Argentina fue particularmente rico en paleocaballos (principalmente hipiddiones), pero la llegada del ser humano hace más de 11 000 años parece haber sido un factor decisivo (junto a epizootias) para la absoluta extinción de los equinos autóctonos de América; por este motivo a la llegada de los europeos (fines del siglo XV e inicios del siglo XVI) no existía ninguna memoria ni conocimiento de esos primeros caballos de los cuales solo quedan fósiles.

El caballo criollo es descendiente del caballo ibérico traído por los conquistadores españoles a América. Un compuesto genético de caballos de sangre caliente derivado del caballo berberisco del norte de África, del caballo del Valle del Guadalquivir en Andalucía y otros que se agrupaban en el género de caballos de trabajo llamados "jacas" o "rocines". Ya en América, algunos de ellos escaparon de las haciendas y misiones religiosas o fueron robados por los indios. En el campo formaron grandes tropas y expuestos a un entorno salvaje, la selección natural y la endogamia, les fijaron características genéticas propias. Cabe indicar que estas líneas genéticas están total o virtualmente extentitas en la España y Portugal actuales.

Los especímenes equinos traídos a América no eran caballos seleccionados para la reproducción, eran caballos rústicos y valientes usados en España para el trabajo. No había licencia real para exportar caballos de selección que pudiesen constituir lotes de fundación, exceptuando los regalados por los reyes a otros gobernantes de la Europa del siglo XV y XV, como los caballos usados para la formación del Lepizzaner. Hasta que no se reprodujeron en abundancia, los caballos traídos a América poseían un elevadísimo costo debido a su gran valor práctico y táctico y a su escasez inicial.

Procedencia

Fueron los caballos españoles (particularmente los andaluces), portugueses y árabes los que transmitieron su sangre y sus principales características morfológicas a la raza Criolla. Durante cuatro siglos, la raza criolla se adaptó al medio ambiente de las grandes llanuras de América del Sur y sufre una selección natural muy severa. Esta adaptación a las condiciones de vida del medio ambiente, le permitió desarrollar sus grandes cualidades de resistencia a las enfermedades y de sobriedad.

Los caballos entraron en Argentina a través del Perú, del puerto de Buenos Aires y de Brasil. Pero la corriente introducida por Buenos Aires es considerada la más importante, los traídos por Pedro de Mendoza al fundar la Ciudad de Buenos Aires en 1536. Más tarde, Mendoza debió abandonar Buenos Aires obligado por la defensa de los pueblos originarios, y dejó los caballos, que una vez sueltos se reprodujeron prodigiosamente merced al bioma de praderas y pastizales y clima templado típico de la Pampa Húmeda. Tanto, que al llegar Juan de Garay, en 1580 al Río de la Plata consideró a las caballadas como "fantásticas" (abundantes y de excelente calidad).

Los indios, en primer lugar, los gauchos más tarde, hicieron de los criollos su medio de transporte, su compañero de caza o de trabajo y su camarada de juego. Desde entonces, siempre ha sido el caballo del gaucho para el trabajo con el ganado.

Sólo los más fuertes lograron sobrevivir y reproducirse, aprendiendo a defenderse de los peligros tales como pumas y otros depredadores, soportando además climas extremos. Los pueblos aborígenes, increíblemente adaptables al "monstruo invasor", aprendieron primero a alimentarse de su carne, y después lograron una relación simbiótica con el caballo, a tal extremo que en el presente se sigue ampliando el estudio de la "doma india".

Volviendo a la reproducción y origen de los caballos en el territorio argentino: si ya desde inicios del siglo XVI quedaron caballos libres y se reprodujeron masivamente, estos caballos o baguales cimarrones pasaron a ser considerados "realengos", es decir posesión de la corona española, aunque en la práctica eran utilizables por cualquier persona habilitada, como los campesinos libres -luego gauchos-, que hicieron de los caballos uno de sus principales medios de subsistencia y un símbolo de prestigio (pingo es uno de los nombres dados al caballo y al pene).

En cuanto a los indígenas, especialmente los del sur, si por un lado amansaban a los caballos de un modo casi nada violento, era común que consumieran como un manjar la carne de yeguas.

Por otra parte ciertas características de algunos caballos criollos ha hecho suponer que pudieran poseer algún acerbo genético asnal debido a un incidental cruce con una -excepcional- mula fértil (el territorio argentino fue centro de crianza masiva de mulas para el transporte de minerales preciosos desde las montañosas regiones del Alto Perú). Después de 1816, tras la independencia y debido a la creciente europeización en todos los ámbitos de la vida argentina, el caballo criollo fue dejado de lado como raza y mestizado con sangres extranjeras en la creencia de que así se lo mejoraría. Se lograron caballos de mayor altura y más veloces, pero todo ello en detrimento de la resistencia a la fatiga y a las condiciones extremas. Parecía que el fin había llegado para esos nobles caballos. Hubo un grupo de estancieros leales a las aptitudes del caballo criollo, que mantuvo sus animales sin mestizar, con las características adquiridas a través de 400 años de selección natural.

A principios del Siglo XX, pese a todo, aún existían caballadas salvajes en la Patagonia, y también cerca de Buenos Aires, en los relictos de Sierras de la Ventania o Sierras de la Ventana y Sierras de Tandilia. La recuperación del caballo criollo, con una selección científica, la lideró Emilio Solanet. Con un grupo de criadores fundó la Asociación de Criadores de Caballos Criollos, recuperando la raza, convirtiendo al caballo criollo en un caballo versátil, económico, rústico y dócil. Sus dos ejemplares más famosos, Mancha y Gato, recorrieron el Continente Americano desde Buenos Aires a Nueva York, guiados por Aimé F. Tschiffelly, batiendo récords de distancia y altura.

Características

Ha adquirido características ligeramente distintas de acuerdo con el medio. Es en esencia macizo, compacto y musculoso, con cabeza corta y ancha, de perfil recto y ojos separados. El cuello y los cuartos están bien desarrollados, el pecho es amplio el lomo corto y los hombros en declive. Las patas son cortas y huesudas y los cascos resistentes. Es muy voluntarioso y sufrido, tiene gran capacidad de aguante y el color más favorecido es el zaino con cola y crines negras.

Estándar racial

  • Características: eumétrico y mesoformo (medidas y formas medianas). Su tipo se corresponde con el de un caballo de silla, equilibrado y armónico. Bien musculoso y de fuerte constitución, con su centro de gravedad bajo. De buen pie y andares sueltos, ágil y rápido en sus movimientos. De carácter activo, enérgico y dócil, su característica racial está definida por su rusticidad, longevidad, fertilidad, resistencia, valentía, poder de recuperación y aptitud para trabajos ganaderos
    .
  • Biometría - Talla: Ideal 1,44 m. Las fluctuaciones máximas para los machos serán entre 1,40 m. y 1,48 m pudiendo aceptarse como excepción hasta de 1,50 m. y no menos de 1,38m. Previa resolución de jurado de admisión o inspector actuante. Hembras 2 cm. Menos.- Perímetro torácico: ideal 1,78 m. Hembras 2 cm. Más.- Perímetro de la caña: ideal 0,19 m. Hembras 1 cm. Menos. Las fluctuaciones de las medidas deberán guardar la debida armonía con las indicadas para la talla.
  • Pelajes: Con excepción del "pintado" y el "tobiano" se aceptan todos los pelajes, procurándose la paulatina eliminación de animales con tendencia avanzada hacia la despigmentación y albinismo.
  • Cabeza de perfil preferentemente rectilíneo o subconvexilíneo. En conjunto corta, liviana, de base ancha y vértice fino proporcionalmente mucho cráneo y poca cara. Frente ancha y más bien plana. Carrillos destacados y separados entre si ojos vivaces y expresivos, orejas chicas, anchas en su base, separadas y paralelas. Ollares medianos. La cabeza debe denotar la pureza racial, el carácter y la natural diferenciación sexual entre machos y hembras.
  • Cuello de suficiente largo flexibilidad. Musculoso en su inserción superior con la cabeza. Ligeramente convexo en su línea superior y recto en la inferior. Su eje se unirá al tronco en un ángulo casi recto con las paletas.
  • Tronco visto de costado, profundo desde la cruz a la cinchera y de frente, de forma oval. De buen desarrollo en su perímetro y cerca del suelo. Costillas moderadamente arqueadas y abiertas hacia abajo y hacia atrás. Vientre amplio, continuando insensiblemente el perfil interior del tórax.
  • Lomo de largo mediano, fuerte, fuerte, firme y ancho y musculoso hacia el posterior. Suavemente unido a la cruz y al riñón con los que conformará una correcta línea superior.
  • Pecho medianamente ancho, musculoso, y bien descendido. El esternón se ubicará aproximadamente al la mitad de la alzada del animal.
  • Grupa de buen largo y musculosa, de ancho de ancho mediano y suavemente inclinada. Vista del posterior, redondeada, sin protuberancias óseas ni hendiduras perceptibles.
  • Extremidades cortas y robustas.

Capa

El color más favorecido es el zaino, con colas y crines negras, raya de mulo en la espina dorsal y señales cervunas en las patas, también hay alazanes, tordos, ruanos, palominos, bayos y negros.

Alzada

La alzada y el tipo varían en las distintas zonas de América, aunque la alzada estándar es de 140 a 145 cm.

Otras razas

Fuentes