Tripanosomosis

Tripanosomosis
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Tripanosomosis. Se da el nombre de tripanosomosis a enfermedades infecciosas agudas o crónicas, producidas por los tripanosomas, parásitos hemáticos de la clase de los flagelados, del grupo de los protozoarios, transmitidos, con pocas excepciones, por moscas chupadoras de sangre.

Historia

EVANS (1880) descubrió, en la India, que la surra del caballo y del camello es producida por tripanosomas. Largo tiempo después, BRUCE (1894) pudo atribuir la nagana de los équidos y los bóvidos del África central a una causa semejante, y al mismo tiempo demostró la intervención de la mosca tsé-tsé en la transmisión natural del mal. En el mismo año demostró Rouget que también es un tripanosoma el agente de la durina y, por último, ELMASSIAN (1901) probó lo mismo para el mal de caderas de los équidos de América del Sur.

Morfología general

Los tripanosomas son protozoos provistos de un núcleo, un blefaroplasto y una pestaña o flagelo. Los conocidos como agentes de enfermedades tienen el cuerpo fusiforme, delgado, afilado hacia el extremo anterior, y más o menos romo hacia el posterior. Miden generalmente de 21 a 35 u de longitud y de 1,5 a 3 de anchura. Poseen un núcleo esférico u oval en su centro, aproximadamente, un blefaroplasto cerca de su extremo posterior y, junto a este último, a menudo otro núcleo basilar. De este último nace un delgado flagelo que recorre el borde exterior de una membrana ondulosa que se halla en uno de los lados del cuerpo del parásito, se dirige hacia delante y, a las veces, termina libremente. En el protoplasma se ven distribuidos, además de vacuolas, gránulos de diverso tamaño. En extensiones de sangre de cadáveres no es raro hallar también formas exentas de flagelo.

Coloración

Los tripanosomas pueden distinguirse fácilmente con débil aumento por la forma de su cuerpo y por sus vivos movimientos. Su estructura se pone claramente de manifiesto tiñéndolos por el método de coloración de Giemsa, con el que se ven rojoclaros el núcleo, el flagelo y el blefaroplasto, y azul claro el plasma.

Cultivo

El cultivo artificial de los tripanosomas patógenos es difícil, porque, sólo medran las cepas que no perdieron todavía su poder de desenvolvimiento en el Intestino de las glosinas. Después de lograr (Novy y Mcneal) el cultivo del Trypanosoma brucei en el agua de condensación del agar con sangre, otros investigadores consiguieron cultivar otros tripanosomas patógenos, como los T. evansi y equiperdum, en medios de cultivo sólidos o semisólidos, en parte incluso en forma de colonias.

Resistencia

Fuera del cuerpo del animal, en sangre desfibrinada y a temperaturas frías, los tripanosomas conservan la vida durante algunos días; en cambio, los matan rápidamente temperaturas de 40°, antisépticos y la desecación.

Infección artificial

Por medio de inoculaciones subcutáneas, intraperitoneales o intravenosas de sangre que contenga tripanosomas, es como es más fácil transmitir artificialmente los tripanosomas patógenos a los animales. También se logra, pero con menor seguridad, aplicando dicha sangre a heridas recientes o a las mucosas. Al cabo de cierto tiempo se hallan masas de parásitos en la sangre, y, en muchas especies animales, en particular en perros, gatos, conejos y conejillos de Indias, coexisten, por lo regular, con fiebre, tumefacciones edematosas en diversas partes del cuerpo, enflaquecimiento y, a veces, inflamación de la córnea. Los animales mueren después de volverse anémicos. Los ratones y ratas mueren generalmente ya de 3 a 5 días después de la Infección parenteral, con abundantes tripanosomas en la sangre. La virulencia de los tripanosomas varía según la especie zoológica, y por medio de pases puede aumentarse para ciertas especies y disminuirse para otras.

Infección natural

De los animales domésticos, aparte la durina que se contagia por la cópula, suelen transmitirla moscas picadoras (especialmente glosinas, tábanos y Stomoxys), las cuales, al picar mamíferos infectados, chupan tripanosomas con la sangre y luego los inoculan, mediante picaduras, a los animales sanos. Algunos tripanosomas, como los que causan la surra, son transmitidos de modo puramente mecánico, mientras otros, como los Trypanosoma brucei, congolense y vivax, experimentan previamente un ciclo evolutivo determinado en el cuerpo de la mosca. Las diversas especies de tripanosomas no son transmitidas necesariamente por determinada especie de mosca, sino que una misma especie de mosca puede transmitir diversas especies de tripanosomas. La infección por heridas recientes de la piel y mucosas, es excepcional.

Patogenia

Los tripanosomas se multiplican, primeramente, en los tejidos de la puerta de entrada, y más tarde pasan al torrente circulatorio. Con este procedimiento se origina una infección hemática y, como consecuencia, la tumefacción del bazo y de los ganglios linfáticos. Los gérmenes son usados en su mayor parte en la sangre por los anticuerpos que, entretanto, ha formado el organismo. Las endotoxinas liberadas con ello producen un estado febril. Por tanto, los tripanosomas desaparecen de la sangre, pero vuelven a reaparecer al cabo de algún tiempo, cuando se han multiplicaao en determinados órganos, principalmente en el bazo, ganglios linfáticos y medula ósea; pero se destruyen asimismo por nuevos anticuerpos. Las invasiones periódicas de los tripanosomas se repiten por este sistema, y las endotoxinas liberadas no sólo destruyen los glóbulos rojos sino que originan lesiones en las paredes vasculares. Las consecuencias de todo ello, aparte los accesos de fiebre remitente, son el desarrollo de una anemia progresiva con adelgazamiento y, más tarde, de tumefacciones edematosas en la piel y tejido subcutáneo

Quimioterapia

Después de obtener ya LINGARD en la surra y BRUCE en la nagana mejorías generalmente transitorias empleando ácido arsenioso, investigaciones ulteriores, particularmente los trascendentales estudios hechos por EHRLCH y su escuela, enseñaron que ciertas substancias químicas despliegan en el cuerpo del animal infectado una acción específica mortal sobre los tripanosomas o, al menos, impiden su desarrollo, y en experimentos adecuados determinan la curación definitiva de la enfermedad. Entre los numerosos productos ensayados en los laboratorios destacan, principalmente, los preparados arsenicales orgánicos (preparados de arsenobenzol, ante todo, el Neosalvarsán), antimoniales (tártaro emético y antimosán), un derivado de la urea, el naranol y, además, los compuestos fenantidrínicos y los preparados acridinicos (Surfence o Congasina y Antricida), todos los cuales se aplican con buenos resultados.

Profilaxis

Prescindiendo de la durina, que se puede evitar tomando las debidas precauciones en la cubrición, la profilaxis de las tripanosomosis consiste, sobre todo, en el exterminio de las moscas, que son vehículo del agente patógeno. En los tábanos y glosinas que viven en ciertas comarcas pantanosas y selváticas y coexisten de modo manifiesto con ciertas especies zoológicas que viven silvestres, el exterminio se logra, por lo menos en zonas pequeñas, por la tala de los árboles que hacen sombra y el desmoche de los matorrales, la desecación de los prados y el cultivo regular del suelo, y, además, exterminando la caza, ahuyentándola de las vías comerciales o recluyéndola en determinadas zonas vedadas.

Fuente

Enfermedad de Chagas

  • Libro de texto Patología y Terapéutica Especiales de los Animales Domésticos por Dr. Rudolf Manninger y Dr. Johannes Mochis