Comprensión lectora
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Comprensión lectora. Supone habilidades de anticipación, predicción, inferencia y paráfrasis, entre otras. Un texto puede comprenderse a nivel literal (al centrarse en la información explícitamente expuesta), a nivel inferencial (cuando se buscan relaciones que van más allá de lo leído), a nivel crítico (se emite, con fundamentos, un juicio de valor sobre el texto) o a nivel afectivo (comprende las dimensiones cognitivas anteriores e incluye una respuesta emocional).
Sumario
- 1 Conceptualización
- 2 Aspectos para el análisis de una obra literaria
- 3 Aspectos básicos para la aproximación al texto narrativo
- 4 Elementos formales
- 5 Clasificación de los personajes
- 6 Pasos para el análisis literario
- 7 El argumento de la obra
- 8 Propósito de un análisis literario
- 9 Propia opinión
- 10 Fuentes
Conceptualización
El concepto de comprensión refiere a la acción de comprender y a la facultad, capacidad o perspicacia para entender y penetrar las cosas. La comprensión es, a su vez, una actitud tolerante y el conjunto de cualidades que integran una idea. La comprensión lectora, es el proceso de elaborar significados a través del aprendizaje de las ideas relevantes de un texto y de la relación que se establece con otras ideas previas. En este proceso, el lector interactúa con el texto.
Aspectos para el análisis de una obra literaria
Fondo y forma
Al analizar una obra literaria se debe tener en cuenta el fondo y la forma del discurso literario. El análisis del mismo conlleva a escudriñar, qué dice la obra y profundizar en el contenido, en otras palabras; es abordar el fondo y la forma de esa organización de enunciados que conducen al significado y al significante. Los rasgos expresivos que caracterizan la obra literaria, son el motivo principal de su existencia y, está a su vez, contribuye a comprender la unidad.
En todo escrito se dice algo (fondo) mediante palabras (forma). Pero eso no implica que forma y fondo puedan separarse. Separarlos para su estudio sería tan absurdo como deshacer un tapiz para comprender su trama: Se obtendría como resultado un montón de informes de hilos.
Es evidente que para efectuar el análisis literario de una obra es necesario partir de su semántica esencial, de su idea primordial perceptible a primera vista.
Por otro lado, se deben considerar a la hora del estudio dos aspectos importantes: el externo (la forma) y el interno (fondo) como se señaló anteriormente. La coherencia de sus elementos constituyentes y la comunicación que entre ellos se establece es la base de la nueva conciencia de un texto literario.
Así como la ciencia literaria estudia la forma y el contenido, la estilística es la disciplina crítica moderna que encara la totalidad de elementos que conforman el estilo. Esto significa una evolución sobre los viejos métodos que estudiaban los aspectos externos de la obra, solamente formales y su construcción en el dominio de la retórica. No se consideraba la influencia que, sobre forma y lenguaje, tenía el contenido. Fue Vossier (1957) quien hizo especial hincapié en la lengua hablada, al escribir el término a la teoría de la expresión de Croce.
Desde entonces se valora al individuo, a la exaltación de la capacidad creadora del hombre como respuesta al mundo que lo rodea, por cuanto escritor representa la realidad de la impresión que en él despiertan las imágenes (impresionismo) o por la sensación íntima y subjetiva que le provocan, quedando así su afectividad incorporada a la realidad representada (expresionismo).
Desde la época grecolatina se comienza a estudiar los recursos artísticos del lenguaje para dar cuenta a la reflexión de la lengua literaria, cuyo uso especial determina la existencia de un estilo. En este sentido, la retórica y la poética codificaron los procedimientos con que el escritor intenta dar a su mensaje una eficacia estética, tanto en la prosa como en la versificación.
Para ello, recurre a una serie de tropos o recursos estilísticos que proporcionan al lenguaje literario; estos se utilizan tanto en verso como en la prosa. La corriente estilística como recurso metodológico de análisis literario es importante, por cuanto que hay que darle un reconocimiento a la retórica antigua como la primera fuente. Según Todorov (1975), la retórica emerge en el siglo V a.C en Sicilia y constituye, como disciplina científica, el primer testimonio en la tradición occidental de una reflexión sobre el lenguaje, al cual se le empieza a estudiar como discurso.
En consideración, a todo lo descrito anteriormente Castagnino(1965 )expone que la estilística se funda en el hecho de que pese a todo lo convencional que sea el lenguaje humano como instrumento de comunicación, pese a la necesaria atadura que lo fija a la gramática, a través de aspectos morfológicos y sintácticos, a la codificación retórica, no hay palabras ni giros que usados por individuos distintos sean exactamente iguales, y alcancen idénticos contenidos sea conceptual, emotivo o estético.
La realización de un análisis literario implica no sólo el reconocimiento del texto propiamente dicho; se deben establecer además, relaciones contextuales (entendidas éstas como la precisión del momento histórico, ideología predominante, formación literaria del autor, movimiento literario en el cual esté inscrito, etc.) y relaciones extratextuales que tienen que ver con la temática abordada, la relación de la obra con otros textos que traten el mismo tema, la influencia de otros autores, entre otras.
Por lo anterior, el análisis de una obra literaria debe tener en cuenta todos los aspectos mencionados.
Aspectos básicos para la aproximación al texto narrativo
Primer aspecto
Estudio del autor, su contexto e intencionalidad. Acá, es preciso el conocimiento del autor: los principales datos bio-bibliográficos (vida y obras significativas del autor e importancia de las mismas), el contexto en el cual se desarrolla (época en la que vive el autor, ideología predominante, análisis de los principales hechos histórico-culturales), su intención (qué mensaje pretende transmitir).
Segundo aspecto
Está referido a la posición del narrador.
Tercer aspecto
Consiste en el estudio de la macroestructura de la narración: Se debe tener en cuenta que un mismo tema puede ser tratado de diferente manera en obras que podemos considerar totalmente diferentes. Así, el amor como tema lo podemos ver tratado en "Romeo y Julieta" de una forma distinta a como es tratado en "El Amor en los Tiempos del Cólera" o en "Otelo" o en las innumerables obras que en la historia de la literatura están referidas al mismo tema.
Cuarto aspecto
El asunto principal es la valoración de la obra desde las tesis planteadas, las formas como se sustentan por parte del escritor, los valores encontrados, al igual que los antivalores.
Quinto aspecto
Relacionado con la apreciación personal del lector sobre la obra, fundamentada con razones.
Elementos formales
Se tiene en cuenta la técnica utilizada (prosa o verso), luego, los procedimientos: narración, descripción, exposición o argumentación. Se precisan los elementos del fondo o contenido: el tema que debe expresarse en una palabra o frase corta, el argumento con sus tres momentos, el inicio, el nudo o clímax y el desenlace.
Clasificación de los personajes
(Protagonistas, secundarios, terciarios y evocados),la caracterización o descripción de los mismos, sus relaciones; el análisis del marco temporal (tiempo cronológico, es decir, el tiempo de duración de los hechos, el tiempo histórico, o sea, la época en la que se supone transcurre la acción y el tiempo ambiental o atmosférico, relacionado con el clima.
Igualmente, la descripción de los lugares donde se desarrolla la acción que pueden ser abiertos o cerrados, y finalmente los hechos que constituyen la trama de la narración.
Resulta importante conocer aspectos geográficos e históricos de la obra literaria, ya que esta influencia se ve reflejada en otras mismas obras de la misma época o cultura.
Pasos para el análisis literario
- Determinación del tema
- Determinación de la estructura
- Determinación de la forma
- Caracterización de los personajes
- Biografía del autor
- Conclusiones
Lo más importante antes de realizar cualquier tipo de análisis literario es sin duda la correcta lectura de la obra o del libro.
Puede tratarse de un cuento o una narración infantil, así como de una novela o de un ensayo. En función del tipo de obra literaria que se trate, la debemos leer según las pautas marcadas, siendo la novela la más larga, pero a la vez la más sencilla de analizar, y por el contrario, se encuentra el ensayo o la prosa como el análisis más dificultoso de todos.
Una vez establecida la época en que la obra fue realizada y para qué tipo de personas estaba dirigida, es necesario conocer la influencia que puede causar a esas personas a las que va dirigida.
Se tratará de conocer el mensaje de fondo o la moralina que el autor quiere dejar plasmada, así como el tipo de lenguaje literario que usa, las expresiones más utilizadas, las metáforas o las figuras literarias que utiliza, etc.
El argumento de la obra
Se puede considerar como un resumen que deja claras las principales ideas del autor y relata en pequeños rasgos la forma y la esencia de la obra.
Se deben enumerar los principales personajes de la obra y resaltar las características que los diferencias a unos de los otros, siempre desde el punto de vista del autor y desde el punto de vista del lector, ya que en ocasiones estas mismas características difieren mucho de la idea de un personaje bueno o de uno malo tanto para el autor como para el lector de la obra literaria.
Propósito de un análisis literario
No es otro que la de dejar plasmado todas las características de una obra analizada desde todos los puntos de vista posibles y no simplemente ciñéndose a las ideas contemporáneas o geográficas del momento.
De este modo cualquier persona puede llegar a entender la obra aunque su cultura sea diferente a la del autor o viva en una época muy futura a la que tuvo lugar mientras el autor la escribía.
Propia opinión
Se puede dejar llevar y criticar al gusto. Plasmar las propias ideas dejando clara la postura respecto a la obra.
Si gusta o se desprecia, la opinión sobre el final de la obra, si se cambia o no se cambiaría nada…etc.
Fuentes
- Doménech Pujol, Carme (1999): Educar para la comunicación. En Taller de la palabra. Editorial Pueblo y Educación, La Habana, Cuba.
- ROMÉU, A. (2003): Teoría y práctica del análisis del discurso.Su aplicación en la enseñanza. Editorial Pueblo y Educación: La Habana, Cuba.



