Arturo Puig Ruiz de Villa

Plantilla:Personaje históricoArturo Puig Ruiz de Villa. Patriota insigne de Minas, por su destacada trayectoria revolucionaria, militante del PCC, participó en la limpia del Escambray, cumplió misiones internacionalistas en Venezuela, El Congo y Angola. Participó en la Seguridad Personal de nuestro comandante en jefe Fidel Castro en sus viajes a Chile y a la URSS, en el momento de su muerte era el jefe de un grupo de Tropas Especiales en Angola.

Síntesis Biográfica

Nació el 18 de marzo de 1940 en el poblado de Minas, provincia de Camagüey. Era el primer hijo del matrimonio integrado por Osvaldo Puig y Elena Ruiz de Villa, campesino humilde que formaría una numerosa familia de ocho hijos.

No pudo estudiar a pesar de desearlo, ya que en su lugar de residencia no había escuelas y además por la crítica situación económica que tenían sus padres. Esta triste realidad conformó el carácter maduro de aquel niño que a los ocho años de edad ayudaba al padre en las labores agrícolas, fundamentalmente en la limpia de la caña y chapea de potreros, en época de zafra permanecía junto al padre en los barracones de las áreas cañeras de algún central, para obtener la ganancia que llevaría al hogar, a donde regresaba enflaquecido y curtido por el sol por la inhumana labor.

El duro batallar por el sostén familiar y la temprana madurez de Arturo, le ganaron el respeto y el cariño de los hermanos, quienes no tomaban ninguna decisión importante sin consultársela.

Incorporación a la Lucha

Con la sangrienta dictadura de Fulgencio Batista, la situación del campesinado se hace insostenible, sus padres comprenden que era necesario cambiar aquel estado de cosas y comienzan a colaborar activamente con los rebeldes: venden bonos y el padre participa en la huelga del 9 de abril.

También los abuelos maternos ayudan al M-26-7 y en 1958 brindan comida y abrigo a un grupo de revolucionarios. Las hordas asesinas batistianas de la zona conocen el hecho, apalean a los ancianos y convierten en ceniza su casa y sus humildes pertenencias.

Ante este cuadro criminal, él siente que la furia y la impotencia se apoderan de él y decide incorporarse al Ejército Rebelde, pero la zona de operaciones está muy lejos de la casa, no tiene los contactos necesarios que le faciliten su objetivo y la bicicleta en que parte se rompe en el camino; todos estos contratiempos lo obligan a retornar, frustrado y de mal genio al hogar. Sin embargo aquella idea queda fija en él, por lo que tiempo después intenta desarmar a un policía, pues como diría al padre “necesitaba una pistola para unirme a los rebeldes”.

Inicios de su preparación militar

Cuando en 1959 se produce el triunfo revolucionario, Arturo es analfabeto, pero inmediatamente comprende la trascendencia de aquel acontecimiento, sabe que el destino de su patria comienza a cambiar a partir de ese instante se entrega con fervor a la lucha. En ese mismo año ayuda a capturar a un connotado asesino de la zona.

En 1959 se incorpora a las MNR, con las que participaría en la lucha contra bandidos en el Escambray.

En 1962 Arturo ingresa a las filas del Ministerio del Interior y presta sus servicios en la policía marítima. Desde ese momento pone su capacidad de inteligencia a disposición de la revolución y del internacionalismo.

Meses más tarde ingresa al batallón especial de seguridad, con el que participa en las operaciones militares realizadas durante la limpia de Matanzas, donde los bandidos también habían proliferado considerablemente y sembrado la muerte y el terror a su paso, por lo que su exterminio constituyó una titánica tarea.

Concluida la limpia de Matanzas, pasa la escuela militar de la institución y un año después se especializa en cursos de hombres-ranas, de paracaidismo y de otras importantes disciplinas militares que le brindaría una completa e integral preparación. Entonces es seleccionado para formar parte de los combatientes de la dirección general de operaciones especiales, donde llega a ocupar el cargo de segundo jefe de pelotón subacuático.

Principales Misiones

Tiene un alto concepto de la compartimentación y la discreción militar, por lo cual es designado para cumplir innumerables y difíciles misiones especiales dentro y fuera del país, que le ganan reconocimientos a su expediente personal por parte del alto mando del Ministerio del Interior.

En julio de 1966 y mayo de 1967 cumple misiones internacionalistas. Posteriormente visita a la Unión Soviética y con ello realiza uno de sus más caros sueños.

De nuevo en 1971 es designado para cumplir misión internacionalista, esta vez en la hermana República de Chile, donde pone de manifiesto su responsabilidad y dinamismo formando parte de la seguridad personal del Comandante en jefe.

Cualidades Humanas

Arturo es admirado y querido por todos sus compañeros, por sus excelentes condiciones de soldado y su gran sensibilidad humana. Durante los ejercicios físicos muestra una gran resistencia; es aficionado a las largas caminatas que realiza con mochilas cargadas de pesado objetos; une estas aptitudes a una gran exigencia tanto con sus subordinados, a quienes educa con su ejemplo personal, como consigo mismo; se preocupa por sus compañeros que le rodean hasta en los más mínimos detalles.

Con su familia y amistades es jaranero y cariñoso; por ello las visitas que realizan a Camaguey, siempre que le es posible, constituyen un verdadero motivo de alegría para sus seres queridos y amigos.

En el CDR es sumamente activo y goza de respeto y estimación de todos sus vecinos, con quien mantiene magníficas relaciones humanas.

Muerte

En 1975 parte hacia tierras angolanas. Su esposa sabe de su partida cuando ya no es secreto para nadie la presencia de los cubanos en ese país, ya para entonces Arturo es militante de PCC y ha sido condecorado con la Orden XX Anioversario del Asalto al Cuartel Moncada por sus incuestionables y numerosos méritos al servicio de la Revolución.

En Angola el enemigo conoce de su agresividad, valentía y arrojo que puso de manifiesto en innumerables misiones: Siete Puentes, Engo, Los Morros de Capaya, por solo mencionar algunos, son escenarios donde hace derroche de coraje.

El 29 de diciembre comienza la batalla por la toma y posterior defensa de los Morros de Medunda, una de las más encarnizadas que librará el batallón de tropas especiales en Angola. La operación es dirigida por el entonces capitán Jorge Luis Estevanell, quien divide sus fuerzas, alrededor de 80 hombres, en tres grupos con misiones específicas cada uno.

Arturo marcha al combate bajo la orden de Jorge Miranda Landeiro, caído bajo las balas enemigas durante la toma de los Morros, por lo que Arturo es designado para tomar el mandato de ese grupo.

El 1ro de enero la situación de los combatientes es muy difícil: las fuerzas sudafricanas atacan constantemente, más son rechazadas a fuerza de coraje y decisión. El jefe de comunicaciones del grupo pide entre palabrotas a la artillería propia, aún lejana para hacer disparos efectivos, que dispare sobre ellos mismos; todo era preferible a perder la posición.

Por fin la artillería está a la distancia adecuada, el nuevo ataque enemigo que parecía ser el decisivo, está en su apogeo cuando los proyectiles de la artillería comienzan a caer entre sus filas y desconcertados los enemigos se repliegan presos por el pánico.

Arturo se adelanta hacia el borde delantero para poder apreciar claramente los movimientos enemigos. Enardecido, lanza varias granadas sobre los asaltantes y ante su cobarde huida, se incorpora del parapeto que lo cubría, sin dejar de disparar su AK sobre el enemigo mientras avanza tras el.

Una ametralladora enemiga, enclavada en la profundidad, lo detecta y con una certera ráfaga pone fin a su corta y fructífera vida. Su cuerpo quedó allí tendido durante unas horas; la intensidad del combate así lo determinó. Al día siguiente sus compañeros logran rescatar su cadáver y lo trasladan a un sitio adecuado para darle sepultura.

Comunicado emitido por el mando y el partido a las Tropas Especiales

“…En este combate cayó heroicamente el Teniente Arturo Puig Ruiz de Villa, el cual con una valentía sin límites, después de haber lanzado unas granadas de mano salió de la trinchera y disparando su AK avanzó sobre el enemigo. Viva el ejemplo heróico de este gesto para todos nosotros, digna representación de la estirpe de Maceo, Camilo y Che…”

“…Debemos de estar listos para pasar a la ofensiva como él avanzó con el enemigo, es la única forma de cumplir con él…”

Cómo recuerdan Arturo

Arturo vive en la memoria de sus compañeros, quienes hablan de él con admiración y cariño. Uno de ellos, Calimerio recuerda su inicios como compañeros: “…un buen buzo y uno de los que más bajaba a pulmón, se destacaba siempre, un muchacho sin nervios… no tenía un nivel cultural alto, pero si mucha decisión para cumplir cualquier misión que se le encomendaba, era muy firme de principios.”

El teniente Sánchez, quien fuera subordinado de Arturo, no disimula la admiración del soldado por su jefe valeroso al hablar de él: “…Tuve siempre el convencimiento de que era disciplinado y exigente, de los que cumplen para que los demás lo imiten…En Angola recorría muchas veces cada una de las avanzadas en horas de la noche, para llevarle a sus compañeros un poco de leche condensada o un pedazo de pan. Si llovía se aparecía con algo caliente. Si de voluntad se trata la de Arturo estaba fundida en hierro…”

Su caída es dolorosamente recordada: “…El fuego enemigo lo alcanzó y quedó tendido sobre una laja grande, al filo de la cima. Su cuerpo era visible desde lejos…esforzándome como pude, llegué hasta la laja y cargué el cadáver. Después recordé como en una ocasión me había dicho a mí y repetía a todos: Si me toca caer a tu lado, no me cargues para no entorpecerte, me entierras allí mismo y allí termina tú misión…”

“…Esta petición de Arturo no la cumplimos, desde luego, porque tampoco él lo hubiera hecho con sus camaradas…”

Los familiares más queridos los recuerdan con dolor y orgullo a la vez. Elena la madre dice de él “…El siempre tuvo fundamento, como era el mayor de mis hijos me ayudaba en la lucha del hogar y comprendía la situación económica que teníamos, él nació siendo hombre…”

Aida Mirta Lorenzo, la esposa y madre de su hijo, recuerda al compañero desaparecido: “…Como padre fue ejemplar, como esposo intachable, cumplió debidamente con sus deberes en el hogar…”

El día 8 de noviembre de 1975 a las 11:00 p.m. se despidió de mí, me planteó que iba para Camagüey, que sus compañeros se ocuparían de nosotros. No estaba alterado sino contento con un aire de satisfacción grandísima…

El padre Osvaldo Puig, expresa: “ …No he podido hacer mucho por la revolución, pero me siento orgulloso de haber dado un hijo como ese.”

Tenía razón para estar orgulloso, Arturo cayó con la misma decisión y seguridad con que cumpliera su primera misión internacionalista. Murió por sus principios, en defensa de la revolución y de la vida en un mundo donde los explotadores no tendrán cabida y los hombres serán, por fin, hermanos.

Condecoraciones

- La orden de 10 años en el Ministerio del Interior

- La medalla: XX del asalto al Cuartel Moncada, XX y XXX Aniversario de la Seguridad del Estado

- Medalla del valor de 1ra clase

- Medalla por la Victoria de Cuba –RPA.

En los Morros de Medunda

Por: Julio A. Martí:a la memoria del primer teniente Arturo Puig Ruiz de Villa,combatiente de tropas especiales caído durante la guerra de Angola, rendimos tributo en el año XX Aniversario del Ministerio del Interior.

Con los ojos aún húmedos por las lágrimas, una mujer recibe la última carta que le escribiera su marido. Hasta ella ha llegado ya la triste noticia de su caída en Kibala, República Popular de Angola, el 15 de enero de 1976, pero al ver de nuevo la letra del compañero de su vida y padre de sus hijos, se apresura en abrir el sobre. Comienza a leer el manuscrito y a la emoción que le produce se une otro de hondo pesar.

…llama también a la mujer de Arturo. Seguro que en este momento necesita mucha ayuda. Arturo cayó heroicamente el día primero.

Firma la carta el mayor de tropas especiales Jorge Luis Estevanell, jefe, compañero y amigo de Arturo Puig Ruiz de Villa, quien ha muerto en enfrentamiento armado con el enemigo, en uno de los combates escenificados en los Morros de Medunda.

Fuentes

Revista Moncada septiembre/1981