Blefaritis Ciliar
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Blefaritis Ciliar. Enfermedad de los ojos junto con coloboma, el epicanto, distiquiasis y la ptosis. Esta anomalía se encuentra en los párpados a través de repliegues movibles formados, de adelante hacia atrás por piel y tejido conjuntivo laxo, tejido muscular, tarso y fascia conjuntiva. Además presentan pestañas, numerosas glándulas, vasos sanguíneos, linfáticos y nervios.
Enfemedad
La blefaritis ciliar es un estado inflamatorio crónico muy común del borde de los párpados, en el que el enrojecimiento y engrosamiento se asocian de una ordinaria conformación de escamas y costras. Se presenta bajo dos formas:
- No ulcerosa
- Ulcerosa
Síntomas
En la forma no ulcerosa (blefaritis escamosa) los bordes de los párpados se encuentran tumefactos y enrojecidos, a menudo con gran cantidad de escamas blanquecinas en las raíces de las pestañas. Estas caen con facilidad pero son reemplazadas por otras nuevas, puesto que no ha habido destrucción de los folículos pilosos. En esta variedad pueden incluirse los casos de simple hiperemia del borde del párpado en los que no hay escamas sino enrojecimiento y tumefacción, estado que se observa frecuentemente en personas de complexión débil y cabello rubio.
En la forma ulcerosa los bordes de los párpados están rubicundos, tumefactos y presentan costras amarillentas que producen una aglutinación de las pestañas. Al separar estas costras se observan úlceras pequeñas en el nacimiento de las pestañas; estas úlceras sangran con facilidad. Las pestañas se tuercen, caen y crecen escasas no siendo reemplazadas a causa de la destrucción de los bulbos pilosos.
En ambas formas existe deformidad; los párpados pueden estar pegados por la mañana y los pacientes sufren comezón, dolor, epifora, sensibilidad a la luz y fatiga ocular durante el trabajo de cerca.
Etiología
Es producida por la infección estafilocócica de las glándulas de los bordes palpebrales. Factores predisponentes son la menor resistencia por una higiene defectuosa, alimentación escasa, estado consecutivo a los exantemas (especialmente el sarampión), la rinitis, atmósfera irritante, cosméticos y rara vez los piojos. La enfermedad se observa en todas las edades, pero es muy común en los niños se asocia a menudo con conjuntivitis.
Tratamiento.
Esta afección tiende a ser muy rebelde. La supresión de la causa, cuando es posible tiene la mayor importancia. El mejoramiento del estado general y la regulación de la dieta, evitando el consumo de un exceso de azúcar, auxilian grandemente el tratamiento local. Los bordes de los párpados se lavarán con un lechino de algodón húmedo montado en pinzas, frotandolo suficiente para eliminar todas las escamas y costras, luego se amasan con pomada de óxido amarillo de mercurio al 1 % o mercurio amoniacalal 3 % y se exprimen las glándulas de meibomio. En la forma ulcerosa es de utilidad un toque de vez en cuando con solución de nitrato de plata al 1 % en los puntos ulcerados. En los casos intensos y antiguos es necesaria la depilación de todas las pestañas enfermas y luego aplicar el tratamiento como se ha indicado antes. El uso local de pomada de sulfatiazol o sulfadiacina al 5 % aplicada varias veces al día da resultados excelentes. Se han demostrado valiosas las pomadas que contienen antibióticos y también las inyecciones de vacuna o toxoide estafilocócicos en los casos muy rebeldes.
Fuente
- Libro: Manual de enfermedades de los ojos. Edición Revolucionaria. 1972.