Esteban
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Sumario
Elección de los diáconos
Fue elegido como uno de los siete diáconos para el servicio como propuesta de los apóstoles para no descuidar la oración y la predicación del evangelio. Estaba lleno de gracia, poder y hacía grandes prodigios y milagros en el pueblo. Además de ser administrador de los bienes comunes, no renunciaba a anunciar la buena noticia.
Requisitos para el diaconado
- Buen testimonio.
- Llenura del Espíritu.
- Sabiduría.
Nombres de los siete diáconos
- Felipe.
- Prócoro.
- Nicanor.
- Timón.
- Parmenas.
- Nicolás.
- Esteban.
Condena
Es acusado por testigos falsos, llevado ante el concilio y condenado a muerte.
Sinagoga en Jerusalén
La sinagoga de los libertos en Jerusalén estaba conformada por judíos que habían sido llevados presos como esclavos por los generales romanos, luego de ser libertados volvieron a su país. A pesar de la cultura adquirida en sus numerosos viajes, se enojaron al no poderlo refutar porque predicaba con denuedo y decidieron asesinarlo. A causa de la envidia sobornaron a algunos hombres para emitir falsos testimonios.
Acusación
- Blasfemar.
- Hablabar contra el templo.
- Cambiabar la ley de Moisés.
Concilio
Es acusado y llevado al Sanedrín, supremo concilio del pueblo judío que estaba conformado por 71 miembros y el presidente.
Sermón
En el sermón Esteban no se justifica ni defiende. Es el discurso más largo registrado en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Habla detalladamente de la historia de Israel y acusa al Sanedrín de ser traidores contra Dios, incircuncisos de corazón y de oídos, de resistir al Espíritu Santo y de ser los asesinos de Jesús.
Muerte de Esteban
Murió apedreado en las afueras de la ciudad de Jerusalén, puestos sus ojos en el cielo y afirmando que había visto la gloria de Dios. Sus últimas palabras fueron: ¡Señor, no les tomes en cuenta este pecado!
Semejanza entre la muerte de Jesús y la de Esteban
- En ambos casos la gente estaba incitada.
- Esteban fue echado de la ciudad; Jesús fue llevado de la ciudad para ser crucificado.
- Los dos oraron por sus asesinos.
- Los dos se entregaron a Dios.
- Ambos clamaron a gran voz. En los dos casos fueron gritos de victoria.
