Diferencia entre revisiones de «Leyenda de Cajío»

(Breve leyenda del Indio de Cajío, surgimiento de la misma, mitos, etc.)
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Soplaba fuertemente el viento del Sur. Las nubes bajas presagiaban una gran tormenta, el chillido de las aves aterradas colmaban el ambiente de una singular atmósfera que sembraba el temor entre los habitantes. El Mar, fuente de sustento y recreación de los habitantes del lugar, los amenazaba ahora bajo su aspecto más aterrador. Retrocedía, se retiraba lentamente para formar una gran muralla de agua que abatiéndose después sobre las miserables chozas de los nativos, causaría la destrucción y la muerte.
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Soplaba fuertemente el [[viento]] del [[Sur]]. Las nubes bajas presagiaban una gran tormenta, el chillido de las aves aterradas colmaban el ambiente de una singular [[atmósfera]] que sembraba el temor entre los habitantes. El [[Mar]], fuente de sustento y recreación de los habitantes del lugar, los amenazaba ahora bajo su aspecto más aterrador. Retrocedía, se retiraba lentamente para formar una gran muralla de [[agua]] que abatiéndose después sobre las miserables chozas de los nativos, causaría la destrucción y la muerte.
  
Pero algo extraño sucedía también entre los lugareños, en lugar de buscar la salvación en la huída, la buscaban desesperadamente entre todo el manglerío, las zanjas y aún en las casas de los habitantes peor mirados por su conducta antisocial. Se hacía tarde, ya el mugido del viento amenazaba, las techumbres de las casas comenzaban a desprenderse de sus débiles asideros y cubrían el espacio de jirones. De pronto, el mar avanzó con un rumor de avalancha, los pájaros contemplaban espantados, desde sus escondites, aquel avance homicida. De pronto un grito, una exclamación de triunfo un patalear de cientos de pies hacia el lugar en que un anciano, levantaba trabajosamente una efigie caída y semienterrada en el fango de una zanja. La cargaron entre todos y la colocaron sobre un pequeño pedestal, con el rostro vuelto hacia el mar enfurecido. Las miradas de todos se fijaron en aquella efigie, que representaba a un indio aborigen con los brazos cruzados sobre el pecho. De pronto, se produjo el un milagro que todos esperaban. El viento calmó su ímpetu destructor, el mar se diluyó en suaves ondas que vinieron a besar la base del busto del indio Toda la ira de la naturaleza, se disolvió ante la mirada fija de aquella imagen, tallada en madera durísima y los habitantes dieron gracias una vez más a su inmóvil salvador. Se cuenta que la ausencia de la efigie ubicada de frente al mar, da origen a terribles cataclismos marítimos.  
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Pero algo extraño sucedía también entre los lugareños, en lugar de buscar la salvación en la huída, la buscaban desesperadamente entre todo el manglerío, las zanjas y aún en las casas de los habitantes peor mirados por su conducta antisocial. Se hacía tarde, ya el mugido del viento amenazaba, las techumbres de las casas comenzaban a desprenderse de sus débiles asideros y cubrían el espacio de jirones. De pronto, el mar avanzó con un rumor de avalancha, los pájaros contemplaban espantados, desde sus escondites, aquel avance homicida. De pronto un grito, una exclamación de triunfo un patalear de cientos de pies hacia el lugar en que un anciano, levantaba trabajosamente una efigie caída y semienterrada en el fango de una zanja. La cargaron entre todos y la colocaron sobre un pequeño pedestal, con el rostro vuelto hacia el mar enfurecido. Las miradas de todos se fijaron en aquella efigie, que representaba a un indio aborigen con los brazos cruzados sobre el pecho. De pronto, se produjo el un milagro que todos esperaban. El viento calmó su ímpetu destructor, el [[mar]] se diluyó en suaves ondas que vinieron a besar la base del busto del indio Toda la ira de la naturaleza, se disolvió ante la mirada fija de aquella [[imagen]], tallada en madera durísima y los habitantes dieron gracias una vez más a su inmóvil salvador. Se cuenta que la ausencia de la efigie ubicada de frente al mar, da origen a terribles cataclismos marítimos.  
  
El indio Cajío fue un aborigen que habitó por estas tierras y mantuvo celosamente su libertad a pesar de los conquistadores, algunos plantean que mantuvo amores con una india de las cercanías nombrada Güanimar y de esos nombres genéricos, sale la denominación de estas playas del sur habanero.
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El [[indio]] Cajío fue un aborigen que habitó por estas tierras y mantuvo celosamente su libertad a pesar de los conquistadores, algunos plantean que mantuvo amores con una india de las cercanías nombrada Güanimar y de esos nombres genéricos, sale la denominación de estas playas del [[sur]] habanero.
  
 
==Fuente==
 
==Fuente==

Revisión del 12:39 15 dic 2011

Leyenda de Cajío
Información sobre la plantilla
Leyenda
Es originaria de:Güira de Melena


La leyenda de Cajío.

Indio Cajio Frente.jpg

Soplaba fuertemente el viento del Sur. Las nubes bajas presagiaban una gran tormenta, el chillido de las aves aterradas colmaban el ambiente de una singular atmósfera que sembraba el temor entre los habitantes. El Mar, fuente de sustento y recreación de los habitantes del lugar, los amenazaba ahora bajo su aspecto más aterrador. Retrocedía, se retiraba lentamente para formar una gran muralla de agua que abatiéndose después sobre las miserables chozas de los nativos, causaría la destrucción y la muerte.

Pero algo extraño sucedía también entre los lugareños, en lugar de buscar la salvación en la huída, la buscaban desesperadamente entre todo el manglerío, las zanjas y aún en las casas de los habitantes peor mirados por su conducta antisocial. Se hacía tarde, ya el mugido del viento amenazaba, las techumbres de las casas comenzaban a desprenderse de sus débiles asideros y cubrían el espacio de jirones. De pronto, el mar avanzó con un rumor de avalancha, los pájaros contemplaban espantados, desde sus escondites, aquel avance homicida. De pronto un grito, una exclamación de triunfo un patalear de cientos de pies hacia el lugar en que un anciano, levantaba trabajosamente una efigie caída y semienterrada en el fango de una zanja. La cargaron entre todos y la colocaron sobre un pequeño pedestal, con el rostro vuelto hacia el mar enfurecido. Las miradas de todos se fijaron en aquella efigie, que representaba a un indio aborigen con los brazos cruzados sobre el pecho. De pronto, se produjo el un milagro que todos esperaban. El viento calmó su ímpetu destructor, el mar se diluyó en suaves ondas que vinieron a besar la base del busto del indio Toda la ira de la naturaleza, se disolvió ante la mirada fija de aquella imagen, tallada en madera durísima y los habitantes dieron gracias una vez más a su inmóvil salvador. Se cuenta que la ausencia de la efigie ubicada de frente al mar, da origen a terribles cataclismos marítimos.

El indio Cajío fue un aborigen que habitó por estas tierras y mantuvo celosamente su libertad a pesar de los conquistadores, algunos plantean que mantuvo amores con una india de las cercanías nombrada Güanimar y de esos nombres genéricos, sale la denominación de estas playas del sur habanero.

Fuente

Museo Municipal Güira de Melena