María de las Angustias Delgado

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Plantilla:Personaje histórico

María de las Angustias Delgado, esa abnegada madre de los Ameijeiras, comparable con Mariana Grajales, crió por sí sola a sus hijos afrontando todas las miserias de aquellos tiempos inculcándoles siempre el amor a la patria.

Datos biográficos

María de las Angustias Delgado nació en Pedro Betancourt, antiguo Corral Falso, en la provincia de Matanzas, el 22 de abril de 1892. Fue la tercera de cinco hermanos. Se preparó para maestra pero nunca la llegó a ejercer como tal; en la Habana conoció a Manuel Ameijeiras, natural de Galicia, España, y se casaron en 1916. El matrimonio Ameijeiras se va a vivir a Chaparra, Oriente, donde Manuel poseía una tienda y una pequeña finquita. En su casa del número 19 de pueblo Viejo , tuvieron diez hijos: María Luisa ( Mara), Manuel Melquíades ( Chonchón ), quién se ahogó a los doce años en el río San Juan; Gustavo, Salvador (Nene), Enma, Ángel (machaco) , José (Pepincito) y Evangelista ambos muertos de meses, Efigenio y Juan Manuel ( Mel).

Valor y sacrificios de esa abnegada mujer revolucionaria

En 1936 Manuel Ameijeiras decide ir a España a resolver asuntos de familia. Allí lo sorprendió la guerra y no pudo regresar. Los tiempos se pusieron difíciles para aquella mujer con siete hijos pequeños, ya había perdido tres de sus hijos y el cuarto golpe fue el de su esposo que no regresó. Abandona Chaparra, se va a Puerto Padre donde abre otra tienda de víveres, la bodega quebró y en 1943 se trasladan a Santa Clara, a ver si mejoran de situación. Viven en una casita de Toscazo y Pastora. Se sostienen con lo que los varones consiguen, limpiando zapatos o vendiendo periódicos. En 1945, los muchachos deciden abrirse camino en la Habana, siguiendo los pasos de Gustavo, quien ya trabajaba de mecánico y taxista en la capital. La madre alquiló un local en Virtudes al lado de un solar. Era pequeñita y se le hizo una barbacoa para que los varones durmieran arriba. Todos empezaron de chofer en la manzana de Gómez. Ella pasaba mucho tiempo escribiendo en la barbacoa una novela sobre los campesinos de Pinar del Río, era una persona muy inteligente, hacía muchos cuentos de la guerra del 95, le gustaba leer, se ponía a leer con Juan Manuel, el más chiquito los periódicos y comentaba las últimas noticias, cuando se supo lo del ataque al Moncada. Días más tarde, al ser hechos prisioneros Fidel y otros compatriotas. Los periódicos publicaron las fotos y descripciones de algunos muertos no identificados de los que fueron sometidos a prisión. Se esfumó la esperanza, después de la muerte de (Mel) la madre igual que el resto de la familia, tendría una participación directa en la lucha clandestina contra la tiranía, muchas veces la casa fue eje de reuniones y escondite de revolucionarios, armamentos, propagandas escritas y explosivos. Ella iba a ver mucho a Gustavo, que estuvo preso en el Príncipe, sacaba recados, era el enlace de su hijo con el movimiento, era religiosa, visitaba mucho la iglesia, pero la mayor parte de las veces lo hacía para establecer sus contactos. Llegó incluso a participar en una acción importante, de las más peligrosas: se hizo pasar por la madre de una muchacha que se iba a casar y tenía que alquilar, a nombre de ella, una casita de la calle Suárez, en la Habana Vieja con el número 222, donde todos los días iba, conversaba con los vecinos, compraba en la bodega y ponía a toda voz el radio para tapar el ruido, mientras los muchachos cavaban tremendo hueco desde la ventana hasta el soterrado eléctrico que llegaba al Palacio Presidencial . El plan era poner una bomba y dejar sin luz a medio Habana, en esta acción tubo que cortarse el pelo para que no la descubrieran.

Anécdota que hizo relevante su muerte

Entre el 15 y el 20 de mayo, todavía no han terminado las pruebas de ese año para María de las Angustias. Ella había sufrido mucho en los en los últimos tiempos, muere en 1963 de 71años. Había pasado por el dolor de diez partos para traer al mundo el llanto y la risa, la tristeza y la felicidad. Sin embargo, otro dolor más grande que el de alumbrar, es el dolor de perder a sus hijos. Ella sintió ese dolor seis veces. Pepincito y Evangelista, en el umbral de la vida, Chonchón, como un adolescente dormido entre las aguas, Mel, Gustavo y Machaco, en brazos de la patria agradecida.

Fuente

  • Archivos biográficos de la escuela rural Hermano Ameijeiras ubicada en la localidad de San Gil, municipio Santa Clara.