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(Reina de los Renegados)
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Los señores del terror planearon matar a Arthas en la capital de [[Lordaeron]] pero Sylvanas ideó un plan de contingencia en el caso que Arthas huyera. Mandó a un grupo de banshees para que escoltaran al príncipe hacia los bosques donde ella esperaba para acertarle con una flecha envenenada. Sin embargo Arthas sobrevivió a la emboscada de los nathrezim y las banshees siguieron el plan previsto escoltando a Arthas y matando a sus guardaespaldas. Escondida entre las sombras, Sylvanas lanzó una flecha que había creado ella misma contra Arthas. El proyectil envenenado le alcanzó paralizándolo. Furioso por su traición, Arthas exigió una muerte rápida a lo que Sylvanas se negó recordándole el calvario que le hizo pasar a ella. Fue entonces cuando apareció Kel'Thuzad acabando con los apoyos de Sylvanas y haciéndola huir.  
 
Los señores del terror planearon matar a Arthas en la capital de [[Lordaeron]] pero Sylvanas ideó un plan de contingencia en el caso que Arthas huyera. Mandó a un grupo de banshees para que escoltaran al príncipe hacia los bosques donde ella esperaba para acertarle con una flecha envenenada. Sin embargo Arthas sobrevivió a la emboscada de los nathrezim y las banshees siguieron el plan previsto escoltando a Arthas y matando a sus guardaespaldas. Escondida entre las sombras, Sylvanas lanzó una flecha que había creado ella misma contra Arthas. El proyectil envenenado le alcanzó paralizándolo. Furioso por su traición, Arthas exigió una muerte rápida a lo que Sylvanas se negó recordándole el calvario que le hizo pasar a ella. Fue entonces cuando apareció Kel'Thuzad acabando con los apoyos de Sylvanas y haciéndola huir.  
 
===Reina de los Renegados===
 
===Reina de los Renegados===
Arthas pudo así llegar así a [[Rasganorte]], siendo requerido para ayudar al [[Rey Exánime]] mientras que [[Kel'Thuzad]] desapareció sin dejar rastro. Sylvanas y otros muertos vivientes se vieron libres del control de [[Ner'zhul]], a pesar de que mantuvieran un aspecto externo tan abominable.<br>
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Arthas pudo así llegar a [[Rasganorte]], siendo requerido para ayudar al [[Rey Exánime]] mientras que [[Kel'Thuzad]] desapareció sin dejar rastro. Sylvanas y otros muertos vivientes se vieron libres del control de [[Ner'zhul]], a pesar de que mantuvieran un aspecto externo tan abominable.
Mientras Sylvanas pensaba en lo que haría a continuación, fue interrumpida por [[Varimathras]], el Señor del Terror la felicitó por haber expulsado al príncipe, y la invitó a formar parte de la nueva orden que sus hermanos estaban organizando. Sylvanas, sin embargo, se cuidó mucho de renunciar a la nueva libertad que había conseguido para los suyos, y se negó. Varimathras le advirtió que si no estaba con ellos estaba contra ellos, y la dejó sola. La ranger comprendió que su campamento sería atacado en breve, y que su ejército de banshees no sería rival para las fuerzas de los grandes demonios. Necesitaba aliados, y pronto.<br>
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Rastreando los alrededores, Sylvanas encontró un grupo de criaturas que serían perfectas para sus planes. Mandó a sus banshees a poseer a sus líderes: [[Mug'thol]] de los [[ogros]], [[Blackthorn]] de los [[bandidos]], [[Snarlmane]] de los [[gnolls]], [[Zul'rogg]] de los [[trols del bosque]] y el Rey Murloc. Varimathras finalmente llegó al lugar, sólo para ver como sus fuerzas eran engullidas por semejante mezcla de adversarios. El señor demoníaco pidió a Sylvanas que le perdonara la vida a cambio de informarla sobre la posición de los campamentos de sus hermanos. A Sylvanas no le cabía duda de que no era de fiar, pero pensó que podría controlarle y que podría usarlo contra el ejército de [[Detheroc]].<br>
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Mientras Sylvanas pensaba en lo que haría a continuación, fue interrumpida por [[Varimathras]], el Señor del Terror la felicitó por haber expulsado al príncipe, y la invitó a formar parte de la nueva orden que sus hermanos estaban organizando. Sylvanas, sin embargo, se cuidó mucho de renunciar a la nueva libertad que había conseguido para los suyos, y se negó.  
Detheroc había subyugado la voluntad de [[Garithos]] que ahora era su siervo, así como sus hombres, a los usaba como ejército personal. Sylvanas mandó a sus banshees que se hicieran con el control de un par de exploradores humanos, y se infiltraran así en su campamento. Por la noche, mientras los humanos descansaban, las infiltradas abrieron sigilosamente el portón del campamento a las tropas de Sylvanas, que irrumpieron asesinando a todo el que se encontraron. La alarma sonó, pero era demasiado tarde. Desorganizadas, las fuerzas del demonio fueron destruidas rápidamente. Sylvanas retó a Detheroc a combate singular, acabando rápidamente con él. Una vez eliminado el Señor de los Demonios, Garithos y sus soldados se vieron liberados del conjuro de control. La elfa comprendió que no era más que un estúpido arrogante, y le convenció para que le ayudara en su lucha por conquistar [[Lordaeron]], a cambio de darle el control de la ciudad una vez acabada esta. Evidentemente, no pensaba cumplir dicha promesa.<br>
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La capital sufrió un ataque a tres bandas, con Garithos por el sur, Sylvanas por el este y [[Varimathras]] por el noroeste. Las fuerzas de [[Balnazzar]] intentaron por todos los medios parar a los asaltantes, pero fue en vano. Con Balnazzar atrapado, Sylvanas ordenó a su hermano, Varimathras, que acabara con él. Varimathras dudó, ya que un Señor de los Demonios tiene prohibido matar a otro, pero ante las amenazas de Sylvanas cedió, acabando con la vida de su hermano. No dudó tanto cuando también se le ordenó asesinar a Garithos.<br>
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Varimathras le advirtió que si no estaba con ellos estaba contra ellos, y la dejó sola. La ranger comprendió que su campamento sería atacado en breve, y que su ejército de banshees no sería rival para las fuerzas de los grandes demonios. Necesitaba aliados, y pronto.
Con todos sus enemigos eliminados, Sylvanas se proclamó como la líder de los Perdidos. Nunca más seguirían al Azote o a la Legión, a partir de ahora eran libres de tomar su propio camino, y acabarían con todos los que se les interpusieran.<br>
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Rastreando los alrededores, Sylvanas encontró un grupo de criaturas que serían perfectas para sus planes. Mandó a sus banshees a poseer a sus líderes: [[Mug'thol]] de los [[ogros]], [[Blackthorn]] de los bandidos, [[Snarlmane]] de los [[Gnolls]], [[Zul'rogg]] de los [[Trols del bosque]] y el Rey Murloc. Varimathras finalmente llegó al lugar, sólo para ver como sus fuerzas eran engullidas por semejante mezcla de adversarios.  
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El señor demoníaco pidió a Sylvanas que le perdonara la vida a cambio de informarla sobre la posición de los campamentos de sus hermanos. A Sylvanas no le cabía duda de que no era de fiar, pero pensó que podría controlarle y que podría usarlo contra el ejército de [[Detheroc]].
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Detheroc había subyugado la voluntad de [[Garithos]] que ahora era su siervo, así como sus hombres, a los que usaba como ejército personal. Sylvanas mandó a sus banshees que se hicieran con el control de un par de exploradores humanos, y se infiltraran así en su campamento. Por la noche, mientras los humanos descansaban, las infiltradas abrieron sigilosamente el portón del campamento a las tropas de Sylvanas, que irrumpieron asesinando a todo el que se encontraron. La alarma sonó, pero era demasiado tarde. Desorganizadas, las fuerzas del demonio fueron destruidas rápidamente. Sylvanas retó a Detheroc a combate singular, acabando rápidamente con él.  
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Una vez eliminado el Señor de los Demonios, Garithos y sus soldados se vieron liberados del conjuro de control. La elfa comprendió que no era más que un estúpido arrogante, y le convenció para que le ayudara en su lucha por conquistar [[Lordaeron]], a cambio de darle el control de la ciudad una vez acabada esta. Evidentemente, no pensaba cumplir dicha promesa.
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La capital sufrió un ataque a tres bandas, con Garithos por el sur, Sylvanas por el este y [[Varimathras]] por el noroeste. Las fuerzas de [[Balnazzar]] intentaron por todos los medios parar a los asaltantes, pero fue en vano. Con Balnazzar atrapado, Sylvanas ordenó a su hermano, Varimathras, que acabara con él. Varimathras dudó, ya que un Señor de los Demonios tiene prohibido matar a otro, pero ante las amenazas de Sylvanas cedió, acabando con la vida de su hermano. No dudó tanto cuando también se le ordenó asesinar a Garithos.
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Con todos sus enemigos eliminados, Sylvanas se proclamó como la líder de los Perdidos. Nunca más seguirían al Azote o a la Legión, a partir de ahora eran libres de tomar su propio camino, y acabarían con todos los que se les interpusieran.
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No se sabe ciertamente cuales fueron los planes que Sylvanas urdió en estos momentos. Algunos dicen que viajó a [[Rasganorte]] y otros que prefirió reforzar la posición del nuevo emplazamiento de los Renegados, una ciudad que los reuniría a todos y a los que Sylvanas gobernaría bajo su enigmática figura.
 
No se sabe ciertamente cuales fueron los planes que Sylvanas urdió en estos momentos. Algunos dicen que viajó a [[Rasganorte]] y otros que prefirió reforzar la posición del nuevo emplazamiento de los Renegados, una ciudad que los reuniría a todos y a los que Sylvanas gobernaría bajo su enigmática figura.
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==Fuente==
 
==Fuente==
 
*Artículo [http://es.wowpedia.org/Sylvanas_Brisaveloz  Sylvanas Windrunner], disponible en la Web: "wowpwedia.org"
 
*Artículo [http://es.wowpedia.org/Sylvanas_Brisaveloz  Sylvanas Windrunner], disponible en la Web: "wowpwedia.org"

Revisión del 09:23 10 jul 2011

Sylvanas Windrunner
Información sobre la plantilla
Personaje de Ficción
Sylvanas.jpg
TítuloLa Dama Oscura, Reina de los Renegados, Reina alma en pena de los Renegados
RazaUnique undead (anteriormente Banshee, Elfa noble)
Nivel?? (Jefe)
ClaseRanger oscura; Fighter, Sorcerer, Elven ranger, Guerrera, Maga
AfiliaciónRenegados y Horda Anteriormente: Reino de Quel'Thalas, Alianza de Lordaeron, Errantes, la Plaga (a las órdenes de Arthas)
OcupaciónReina de los Renegados, Líder de la Horda en los Reinos del Este, antigua General Forestal de Silvermoon.
LocalizaciónBarrio real, Undercity
GéneroFemenino

Sylvanas Windrunner es la líder y la fundadora de la facción de los Renegados, aliados de la Horda en los Reinos del Este. Anteriormente fue una elfa noble general de los ejércitos de Quel'Thalas que murió a manos del Arthas cuando el Azote invadió su patria durante la Tercera Guerra. Posteriormente fue levantada como un alma en pena por Arthas y puesta al servicio del Rey Exánime del que se rebeló cuando la Legión Ardiente fue derrotada en Hyjal. Ostenta el título autodenominado de La Dama Oscura: Reina de los Renegados, aunque originalmente se hacía llamar simplemente La Reina Banshee.

Sylvanas posee un ingenio militar difícil de igualar, fruto de su carrera como general de Quel'thalas. Sabe aprovechar muy bien los puntos débiles de sus enemigos como bien demostró durante la caída de Silvermoon o cuando el Rey Exánime se debilitó debido al ataque de Illidan desde Dalaran, lo que obligó a Arthas a marcharse de Lordaeron para dirigirse a Rasganorte. Fue entonces cuando se rebeló contra el Azote y contra los señores del terror aprovechándose precisamente de Varimathras, su eslabón más débil.
La rebelión acabó con Sylvanas como libertadora de los Renegados a los que pretende convertir en la raza dominante de Azeroth. Sus habilidades militares pueden compararsele a su desteza con el arco con el que puede acertarle a un pájaro en el ojo y por lo que se le considera la mejor arquero de Azeroth. Su arco es el mítico Sunstrider's Longbow, que perteneció a Dath'Remar Sunstrider y que le fue entregado en vida tras ascender a general. Además es experta en magia demoníaca, lo que la permite controlar mentalmente a sus enemigos, absorberles la vida o levantarles como esqueletos a sus órdenes.

Biografía

General de Silvermoon

Sylvanas fue miembro de una de las familias más importantes dentro de la sociedad de los elfos nobles de Silvermoon. Tiene al menos cuatro hermanos, entre los que se cuentan Alleria y Vereesa. Su hogar era la Windrunner Spire, en los tranquilos bosques de Quel'thalas. Sylvanas decidió unirse al cuerpo militar de los Rangers, y con el paso de los años ascendió en sus filas hasta el rango de General, líder absoluto de todas las fuerzas élficas.

La Segunda Guerra

Durante la Segunda Guerra, los elfos nobles ofrecieron tan sólo una ayuda simbólica a la Alianza. Entre dicha ayuda se incluyó el envío de un comando a las órdenes de la hermana mayor de Sylvanas, Alleria. Días después de su partida se descubrió unos misteriosos focos de incendio en los bosques de Quel'Thalas. Sylvanas, tomando el mando de los restantes rangers que quedaban, partió para investigar la causa de dichos fuegos. Lo que descubrió, sin embargo, era que una banda de trols del bosque merodeaba más cerca de lo habitual. Los alcanzó a las pocas horas, justo cuando estos le tendían una emboscada a las fuerzas de Alleria. Silvanas no perdió el tiempo con preguntas, ordenó a sus exploradores que se unieran a la refriega y así se alcanzó una pronta victoria por parte de los elfos.
Tras el combate, Alleria le hizo saber a su hermana el motivo de su pronto regreso: una banda de orcos, ayudados por algunos dragones, estaban arrasando los bosques al sur de la nación elfa. Los humanos habían mandado a Alleria en busca de ayuda de Silvermoon, que tan sólo se encontraba a un par de días del campo de batalla. Sylvanas dio la orden de marchar contra los orcos, y así fue como las tropas de la Horda se vieron atrapadas entre dos frentes, por un lado el ejército de Quel'Thalas, dirigido por Sylvanas, y por el otro lado el humano, a las órdenes del paladín Turalyon.
La batalla que siguió fue durísima, y duró varios días, pero finalmente los orcos fueron derrotados y tuvieron que retirarse con numerosas bajas. Alleria y Turalyon los persiguieron, mientras Sylvanas rastreaba los bosques de Quel'Thalas en busca de supervivientes enemigos. Meses después la Horda fue expulsada de Azeroth, el Portal Oscuro fue destruido, y la Segunda Guerra llegó a su fin.

La Invasión del Azote

Poco después de la Segunda Guerra, los elfos nobles decidieron romper sus lazos con la Alianza. De este modo, fueron Sylvanas y sus forestales los encargados de proteger Silvermoon de cualquier amenaza. A pesar de la existencia de criaturas peligrosas en las proximidades de la nación élfica, como los trols de los bosques, los múrlocs o los gnolls, Quel'Thalas se mantuvo en una relativa paz. Con los años, los bosques recobraron su otrora belleza; a pesar de lo cual Sylvanas mantuvo siempre atentos y dispuestos a sus exploradores, sabedora de lo pasajera que esa calma podría ser.
Desgraciadamente, estos temores pronto se harían realidad. Arthas, el Traidor de Lordaeron convertido ya en un caballero de la muerte, apareció de improviso en las mismas fronteras de Quel'Thalas al mando de un ejército de muertos vivientes. Inmediatamente, comenzó a atacar pequeñas aldeas de los alrededores, lo que obligó a Sylvanas a liderar a sus ejércitos de nuevo, marchando contra las fuerzas del príncipe. Sin embargo, la infinita superioridad numérica de los muertos vivientes obligó a Sylvanas a mantener una constante lucha de guerrillas, batiéndose en retirada cuando la situación se hacía insostenible por parte de los elfos.
Los combates aumentaron en número e intensidad. Arthas avanzó sin descanso hasta alcanzar la muralla exterior de Quel'Thalas, acabando con todo elfo que osara ponerse en su camino. Sylvanas ordenó a sus tropas que se retiraran hasta la segunda muralla, sabedora de que el príncipe no podría abrir la puerta de la misma, que estaba guardada por un poderoso encantamiento. Sin embargo, Arthas se las ingenió para romper la defensa e irrumpió en la nación elfa destruyendo todo lo que se encontraba a su paso. Sylvanas y sus fuerzas fueron atacadas salvajemente. Sin posibilidad de escape, los elfos debieron plantar cara a sus oponentes en una batalla sin esperanza. La General intentó mandar un aviso a la ciudadela de Silvermoon para que se evacuara mientras ella y sus tropas intentaban entretener a Arthas cuanto fuera posible. Se enviaron muchos mensajeros elfos, pero Arthas se encargó de que ninguno de ellos alcanzara la ciudad, que permanecería ajena a todo hasta que fuera demasiado tarde. A pesar de su impotencia, Sylvanas continuó batallando con toda su pericia. Sus soldados caídos pronto eran levantados de nuevo con poderes nigrománticos y enviados contra ella. La General aguantó como pudo, viendo disminuir su contingente rápidamente. Finalmente, Arthas y ella se enfrentaron en un mano a mano. Por desgracia, la pericia de la elfa nada pudo contra los poderes sobrenaturales del príncipe.

Arthas realizando el ritual para levantar a Sylvanas como una banshee

Tras recibir una estocada en el estómago, Sylvanas, General de los ejércitos de Quel'Thalas, fue finalmente abatida. Tras la marcha de los ejércitos de Arthas de Quel'Thalas, Lor'themar Theron la sustituyó en el cargo como líder de los elfos supervivientes.

La Banshee sin Mente

El informe oficial de la batalla de Silvermoon narra como Sylvanas luchó y murió en defensa de su patria contra las hordas de los muertos vivientes. Deja claro que su cuerpo no recibió los honores adecuados debido a que se consumió en el incendio que asoló más de la mitad de la capital elfa.
La auténtica historia es muy diferente. Sylvanas no murió, sino que fue capturada. Herida mortalmente, fue arrastrada personalmente por Arthas hasta un antiquísimo templo, donde antaño los trol Amani realizaban sacrificios humanos con los prisioneros de guerra elfos. Sintiendo que sus fuerzas la abandonaban, Sylvanas reclamó una muerte honorable, digna de un guerrero. Sin embargo, el malvado príncipe tenía otros planes para ella. Sus heridas fueron parcialmente curadas, tras lo cual comenzó una meticulosa tortura que duraría días. Cuando Sylvanas caía inconsciente, los sacerdotes oscuros volvían a regenerar su cuerpo para así volver a empezar. Una vez que el príncipe se aburrió de torturarla y mutilarla, acabó con su vida, corrompiendo su alma mediante sus artes nigrománticas y trayéndola de vuelta como un espíritu cargado de odio y maldad. De este modo, Sylvanas se despertó a su nueva "no vida". Bajo el control absoluto del Rey Exánime, ayudó a Arthas a tomar la ciudad de Silvermoon, y llevar al Azote hasta la mismísima Fuente del Sol.
Sylvanas se convirtió en uno de los generales de Arthas que permaneció en Lordaeron junto a Kel'Thuzad bajo la supervisión de los Señores del Terror. Cuando Archimonde fue derrotado en la Batalla del Monte Hyjal, Sylvanas se enteró rápidamente por medio de Kel'Thuzad. Sin embargo, los meses pasaron y los Señores del Terror seguían ignorando el destino de su maestro. Varimathras, Detheroc y Balnazzar, recibieron la noticia de boca de Arthas a su regreso de Kalimdor tras lo cual huyeron ante el riesgo que corrían al encontrarse rodeados de los ejércitos de muertos bajo sus órdenes.
Arthas ordenó acabar con todo resto de vida de Lordaeron como tributo a Ner'zhul. Kel'Thuzad informó de que los supervivientes humanos estaban huyendo por el paso de las montañas de manera que ambos, con la ayuda de Sylvanas se dirigieron allí para evitarlo. A pesar de los esfuerzos del paladín Dagren the Orcslayer Sylvanas y sus banshees dieron buena cuenta de los refugiados humanos que intentaban escapar y aniquilaron a los civiles que se encontraban junto a los paladines.

La Ranger Oscura

Sylvanas había recuperado ya su antiguo cuerpo físico e insufló su corrupto espíritu en él de manera que se convirtió en un ente no-muerto corpóreo nuevo corporea. Tras descubrir que el vínculo que antaño tuviera con el mundo natural había desaparecido, se enfureció y comenzó a investigar un campo que ahora era mucho más cercano a ella: la nigromancia. Uniendo las técnicas de guerra élficas con los poderes oscuros, desarrolló un estilo de combate completamente nuevo. Sería el nacimiento de los Rangers oscuros.
En este punto, el debilitado Ner'zhul comenzó a perder el control sobre la mente de Sylvanas y diversas banshees. Consciente de ello, Sylvanas decidió ocultar este hecho a Arthas y Kel'thuzad mientras continuaba a sus órdenes. Los señores del terror contactaron con ella intentando que se uniera a su causa en una reunión secreta. Sylvanas les contó que los poderes de Arthas estaban empezando a disminuir debido a la debilidad de Ner'zhul y les ofreció su ayuda pero solo a cambio de que se llevara a cabo según sus propios términos.
Los señores del terror planearon matar a Arthas en la capital de Lordaeron pero Sylvanas ideó un plan de contingencia en el caso que Arthas huyera. Mandó a un grupo de banshees para que escoltaran al príncipe hacia los bosques donde ella esperaba para acertarle con una flecha envenenada. Sin embargo Arthas sobrevivió a la emboscada de los nathrezim y las banshees siguieron el plan previsto escoltando a Arthas y matando a sus guardaespaldas. Escondida entre las sombras, Sylvanas lanzó una flecha que había creado ella misma contra Arthas. El proyectil envenenado le alcanzó paralizándolo. Furioso por su traición, Arthas exigió una muerte rápida a lo que Sylvanas se negó recordándole el calvario que le hizo pasar a ella. Fue entonces cuando apareció Kel'Thuzad acabando con los apoyos de Sylvanas y haciéndola huir.

Reina de los Renegados

Arthas pudo así llegar a Rasganorte, siendo requerido para ayudar al Rey Exánime mientras que Kel'Thuzad desapareció sin dejar rastro. Sylvanas y otros muertos vivientes se vieron libres del control de Ner'zhul, a pesar de que mantuvieran un aspecto externo tan abominable.

Mientras Sylvanas pensaba en lo que haría a continuación, fue interrumpida por Varimathras, el Señor del Terror la felicitó por haber expulsado al príncipe, y la invitó a formar parte de la nueva orden que sus hermanos estaban organizando. Sylvanas, sin embargo, se cuidó mucho de renunciar a la nueva libertad que había conseguido para los suyos, y se negó.

Varimathras le advirtió que si no estaba con ellos estaba contra ellos, y la dejó sola. La ranger comprendió que su campamento sería atacado en breve, y que su ejército de banshees no sería rival para las fuerzas de los grandes demonios. Necesitaba aliados, y pronto.

Rastreando los alrededores, Sylvanas encontró un grupo de criaturas que serían perfectas para sus planes. Mandó a sus banshees a poseer a sus líderes: Mug'thol de los ogros, Blackthorn de los bandidos, Snarlmane de los Gnolls, Zul'rogg de los Trols del bosque y el Rey Murloc. Varimathras finalmente llegó al lugar, sólo para ver como sus fuerzas eran engullidas por semejante mezcla de adversarios.

El señor demoníaco pidió a Sylvanas que le perdonara la vida a cambio de informarla sobre la posición de los campamentos de sus hermanos. A Sylvanas no le cabía duda de que no era de fiar, pero pensó que podría controlarle y que podría usarlo contra el ejército de Detheroc.

Detheroc había subyugado la voluntad de Garithos que ahora era su siervo, así como sus hombres, a los que usaba como ejército personal. Sylvanas mandó a sus banshees que se hicieran con el control de un par de exploradores humanos, y se infiltraran así en su campamento. Por la noche, mientras los humanos descansaban, las infiltradas abrieron sigilosamente el portón del campamento a las tropas de Sylvanas, que irrumpieron asesinando a todo el que se encontraron. La alarma sonó, pero era demasiado tarde. Desorganizadas, las fuerzas del demonio fueron destruidas rápidamente. Sylvanas retó a Detheroc a combate singular, acabando rápidamente con él.

Una vez eliminado el Señor de los Demonios, Garithos y sus soldados se vieron liberados del conjuro de control. La elfa comprendió que no era más que un estúpido arrogante, y le convenció para que le ayudara en su lucha por conquistar Lordaeron, a cambio de darle el control de la ciudad una vez acabada esta. Evidentemente, no pensaba cumplir dicha promesa.

La capital sufrió un ataque a tres bandas, con Garithos por el sur, Sylvanas por el este y Varimathras por el noroeste. Las fuerzas de Balnazzar intentaron por todos los medios parar a los asaltantes, pero fue en vano. Con Balnazzar atrapado, Sylvanas ordenó a su hermano, Varimathras, que acabara con él. Varimathras dudó, ya que un Señor de los Demonios tiene prohibido matar a otro, pero ante las amenazas de Sylvanas cedió, acabando con la vida de su hermano. No dudó tanto cuando también se le ordenó asesinar a Garithos.

Con todos sus enemigos eliminados, Sylvanas se proclamó como la líder de los Perdidos. Nunca más seguirían al Azote o a la Legión, a partir de ahora eran libres de tomar su propio camino, y acabarían con todos los que se les interpusieran.

No se sabe ciertamente cuales fueron los planes que Sylvanas urdió en estos momentos. Algunos dicen que viajó a Rasganorte y otros que prefirió reforzar la posición del nuevo emplazamiento de los Renegados, una ciudad que los reuniría a todos y a los que Sylvanas gobernaría bajo su enigmática figura.

Fuente