Angélica y el eremita
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Angélica y el eremita . Óleo sobre lienzo.
Sumario
Ubicación
Se encuentra en el Kunsthistorisches Museum.
La obra
Esta obra es protagonizada por la bella Angélica desnuda y dormida, momento que aprovecha el eremita para quitar la ligera tela blanca que cubre su desnudez y contemplar absorto el bello cuerpo de la joven. Un diablo sostiene el almohadón sobre el que descansa la joven, simbolizando que el eremita ha caído en la tentación a la que ha sido sometido.
La figura femenina presenta los cánones de belleza que caracterizan la pintura del maestro flamenco: un cuerpo entrado en carnes, de tonalidades nacaradas, rubia y con senos pequeños. Recibe un potente foco de luz que contrasta con la oscuridad del entorno donde se desarrolla la escena y con el paño rojo sobre el que se recuesta, así como con las tonalidades pardas del hábito del eremita. La composición se organiza gracias a las diagonales que forma el cuerpo tumbado de Angélica, en un sentido, y la cabeza del eremita con las caderas de la joven, en el otro.
Trasmite
Las pinceladas son rápidas y fluidas, apreciándose la influencia de la escuela veneciana, tan admirada por Rubens, especialmente Tiziano Vecellio, cuyas tonalidades características han sido empleadas en esta escena. No debemos olvidar la capacidad del pintor flamenco a la hora de captar expresiones, destacando el gesto del eremita al destapar el cuerpo desnudo de la joven, arrepintiéndose de su actitud pero sin dejar de hacerlo mientras que el demonio presenta un rostro desencajado que contrasta con la placidez del gesto de Angélica, cuyo desnudo se convierte en el verdadero protagonista de la composición.