Aves rapaces extintas en Cuba

Paleontología de Cuba
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Aves rapaces extintas en Cuba.  En 1970, el destacado paleontólogo cubano Oscar Arredondo (1918-2001) describió, a partir de huesos fósiles, lo que consideró una nueva especie cubana ya extinta: un águila prehistórica a la que bautizó con el nombre científico Aquila borrasi, rememorando con dicha denominación a su compañero espeleológo Pedro Borrás Astorga. A principios del siglo XXI, el propio Arredondo junto a otros especialistas cubanos, con una mayor cantidad de material fósil de la supuesta águila cubana, reportaron más y sorprendente información.

Un águila cubana

En 1970, el paleontólogo cubano Oscar Arredondo (1918-2001), a partir de estudiar algunos pocos huesos fósiles de un animal y sus garras, encontrados en cuevas habaneras, observó que se trataba de una especie de ave gigantesca. Comparó el material —desenterrado en depósitos fosilíferos del Pleistoceno cubano— con huesos de águilas vivientes en otros países y comprobó que eran mucho más grandes, incluso, que los del Águila Calva de los Estados Unidos.

Arredondo creía que se trataba de una verdadera águila y la llamó Aquila borrasi, como homenaje a su compañero y espeleólogo fallecido Pedro Borrás Astorga.

Rapaces en lugar de mamíferos carnívoros

El Gigantismo insular en las rapaces, incluidas las nocturnas como búhos y lechuzas, constituye un fenómeno mayoritariamente observado en islas y puede explicarse como una adaptación de estas aves para desempeñarse como controladoras de especies herbívoras o fitófagas en ocasiones de gran tamaño.

Tal es el caso de las Antillas —y del archipiélago cubano como parte de ellas. Al no haber existido carnívoros, eran las aves rapaces quienes se alimentaban de especies de vertebrados ya extinguidas, como perezosos (algunos de gran tamaño), monos, jutías, e insectívoros.

Sorprendentes resultados del estudio de huesos gigantes fosilizados

A principios del siglo XXI, se produjo el hallazgo por especialistas del Museo Nacional de Historia Natural de La Habana, de más material, también en cuevas habaneras de nuevos restos fósiles de lo que se consideraba Aquila borrasi. Pudo constatarse en esta ocasión, incluso por el propio Arredondo, que junto a los huesos fósiles de lo que consideraba un águila, se encontraban algunos otros, también muy grandes, que correspondían a un nuevo género y una nueva especie para la ciencia: Gigantohierax suarezi. Este nombre genérico significa gavilán gigante.

Fósil de metatarso de gavilán cubano extinto.jpg

Estudios posteriores más profundos y continuados acerca de todo el material fósil revisado, permitieron ratificar el descubrimiento de este formidable gavilán. Pero además, tales estudios condujeron a otra sorprendente conclusión: los huesos fosilizados de lo que se consideró A. borrasi, correspondían a un segundo gavilán gigante y no a un águila.

Este segundo gavilán gigante ya extinto, pertenece al género conocido científicamente con el nombre de Buteogallus. Este género tiene aún representantes vivientes como nuestro Gavilán Batista o Cangrejero, que constituye una especie endémica cubana científicamente denominada Buteogallus gundlachi.

La especie fósil de este segundo gavilán cubano nombrado ahora Buteogallus borrasi, aunque parecida en su forma a la especie Buteogallus urubitinga de América del Sur, resulta ser ¡33% mayor! 

Relaciones biogeográficas de Buteogallus borrasi y Buteogallus urubitinga

Las relaciones biogeográficas entre ambas especies apuntan a un origen común, y también a la posibilidad de que nuestro Buteogallus borrasi, derive de la especie suramericana, o de una especie cercana a la misma.

Buteogallus se conoce de depósitos del Plioceno tardío de la Florida, hace aproximadamente 3 millones de años, lugar desde donde la especie pudo llegar a Cuba en algún momento y haberse adaptado a las Condiciones ecológicas particulares del archipiélago, con un incremento de su talla.

También es muy posible que Buteogallus borrasi evolucionara en tierras continentales, donde ha permanecido sin ser detectado, o identificado en el registro fósil del área. De allí pudo haber llegado a Cuba hasta convertirse en una especie relicta en la isla.

Cualquiera sea la conclusión a la que lleguen los estudiosos de esta interesante relación biogeográfica, lo cierto es que Buteogallus borrasi es el gavilán más común en depósitos fosilíferos de Cuba, especialmente los ubicados en la Llanura Meridional de La Habana.

Con relación a la mayor de nuestras especies fósiles de gavilán: Gigantohierax suarezi, todavía se conoce menos. Los científicos, entre tanto, siguen enfrascados en arrancarles la verdad a estas fantásticas aves que dominaron una vez a los mamíferos de Cuba, y cuyos restos han permanecido sepultados en cuevas cubanas.

Fuentes

  • Alcover, J. A. y M. McMinn. 1994. Predators of vertebrates on islands.--- BioScience 44(1):12-18.
  • Arredondo, O. 1970. Nueva especie de ave pleistocénica del orden Accipitriformes (Accipitridae) y nuevo género para las Antillas.--- Ciencias Biológicas, Universidad de La Habana, Serie 4,8:1- 19.
  • ---------------------.1976. The great predatory birds of the Pleistocene of Cuba.--- Smithsonian Contributions to Paleobiology 27:169-188.
  • --------------------, y C. Arredondo. 2002. Nuevos género y especie de ave fósil (Falconiformes: Accipitridae) del Cuaternario de Cuba.--- Poeyana 470-475:9-14.
  • ---------------------, y L. S. Varona. 1974. Nuevos género y especie de mamífero (Carnivora: Canidae) del Cuaternario de Cub'a.--- Poeyana 131:1-12.
  • Feduccia, A. 1999. The origin and evolution of birds.--- Second edition. Yale University press. 466 pp.
  • Suárez, W. 2004. The identity of the fossil raptor of the genus Amplibuteo (Aves: Accipitridae) from the Quaternary of Cuba.--- Caribbean Journal of Science 40(1):120-125.
  • Suárez, W., y S. L. Olson. 2007. The Cuban fossil eagle Aquila borrasi Arredondo: A scaled-up version of the Great Black-Hawk Buteogallus urubitinga (Gmelin). J. Raptor. Res. 41(4):288-298.