Pleistoceno

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Concepto:El Pleistoceno es la primera época geológica del último período (cuaternario). Comenzó hace aproximadamente 2,59 millones de años (M.a) y terminó aproximadamente en el 12000 a. n. e.

Pleistoceno es una época geológica que comenzó hace 2,59 Ma (millones de años), precedido por el Plioceno, y finalizó aproximadamente en el 12000 a. n. e., seguido por el Holoceno. Es la sexta época de la era Cenozoica y la más antigua de las dos que componen el período Cuaternario (o la tercera del período Neógeno si este, como se propuso originalmente, se extendiera hasta el presente).

Pleistoceno

En el siglo XX, la Comisión Internacional de Estratigrafía añadió a esta época la etapa del Gelasiano, adelantando su comienzo desde 1,8060 hasta 2,5880 millones de años, con el objeto de que el Pleistoceno incluyera todos los ciclos recientes de glaciaciones.

El Pleistoceno abarca las últimas glaciaciones, hasta el episodio Dryas reciente incluido, que interrumpió la última glaciación. El final del Dryas reciente ha sido fechado aproximadamente en el 9600 a. n. e. El Pleistoceno se corresponde con el Paleolítico arqueológico.

Edades del Pleistoceno

La Comisión Internacional de Estratigrafía reconoce cuatro edades/pisos del Pleistoceno:

Era Eratema Período sistema Época serie Edad piso Inicio, en millones de años
Cenozoico Cuaternario Holoceno 0,0117
Pleistoceno Tarantiense 0,126
Ioniense 0,781
Calabriense 1,806
Gelasiense 2,588
Neógeno 55,8 ±0,2
Paleógeno 65,5 ±0,3

Más sobre el Pleistoceno

El Pleistoceno es una división más de la escala temporal geológica, correspondiente a una época geológica que comenzó hace 2,59 millones de años y finalizó hace aproximadamente 12.000 años, precedida por el Plioceno y seguida por el Holoceno. Es la sexta época de la Era Cenozoica y la más antigua de las dos que componen el Período cuaternario (o la tercera del Período Neógeno si este, como había propuesto la comisión, se extendiera hasta el presente). El término pleistoceno deriva del griego πλεῖστος (pleistos, ‘lo más’) y καινός (kainós, ‘nuevo’).

Fases climáticas

La teoría climática Blytt-Sernander distingue las siguientes fases climáticas de finales del Pleistoceno:

El enfriamiento y la aridez progresiva engendraron un mundo más parecido al de hoy en día. En el interior del círculo polar ártico, la tundra se extendía sobre el permafrost, al sur de esta crecía la taiga y todavía más al sur, la aridez reinante propició la substitución del chaparral por desierto y semidesierto; las sabanas fueron reemplazadas por prados templados. En el Pleistoceno tardío, los humanos aparecieron en África.

En este período el mar se retiró de casi toda la península ibérica, dejando un golfo cada vez más reducido en el río Guadalquivir y Murcia y restos de playas en Huelva y Cataluña. En el interior funcionan aún las antiguas cuencas y aparecen otras nuevas fluviolacustres. Sólo en el Pleistoceno Superior en las montañas y franja norte peninsular hay indicaciones de fases glaciares.

Durante el Pleistoceno, grandes extensiones de tierra se cubrieron con una inmensa capa de hielo, fenómeno denominado glaciación. En algunos períodos se redujo el tamaño de las capas de hielo y el clima se hizo más cálido. Estos períodos se denominan interglaciares.

En el último millón de años, los principales períodos glaciares en Europa fueron cuatro y reciben los nombres de cuatro afluentes del río Danubio, en los que, por primera vez, fueron identificados sus depósitos: Würm, Riss, Mindel y Günz. En América las glaciaciones se denominan Wisconsin, Illinois, Kansas y Nebraska respectivamente.

Debido a las condiciones climáticas, los casquetes polares crecieron y los hielos avanzaron hacia al paralelo 40° en algunas zonas. El nivel de los mares se redujo aproximadamente 100 metros y la fauna y la flora se desarrollaron de acuerdo con el clima. A lo largo del Pleistoceno, extensos mantos de hielo glacial cubrieron las latitudes más elevadas del planeta, especialmente en el hemisferio norte, alternándose con épocas en las que dichas zonas quedaban parcialmente descubiertas.

Actualmente, el planeta Tierra está atravesando un período interglacial que comenzó a finales del Pleistoceno, hace unos 12 000 años. En las latitudes elevadas, las temperaturas medias superan en unos 4 a 6 grados las del último período glacial en su momento culminante. En el hemisferio norte se dan varias condiciones que favorecen las glaciaciones al existir grandes masas de tierra muy cerca del Ártico, capaces de canalizar los glaciares hacia el sur.

La Antártida está separada de los continentes meridionales por un océano circumpolar, que se extiende entre los 55 y 60 grados de latitud; esta separación de otros continentes meridionales redujo las glaciaciones en el hemisferio sur. El paso de Drake, entre la Antártida y Sudamérica, siempre se mantuvo libre de glaciares.

Causas de las glaciaciones

La conexión entre los subcontinentes de América, ocurrida hace unos 2,5 millones de años, fue un acontecimiento decisivo. Este suceso alteró las pautas de circulación oceánica y atmosférica, afectando en especial a las corrientes de aguas cálidas que anteriormente seguían hacia el sur y que, a raíz de aquel suceso, fueron desviadas hacia el norte (Corriente del Golfo). La formación de nuevos glaciares exige abundancia de agua atmosférica que generalmente procede de un aumento de la pluviosidad, asociado al paso de corrientes cálidas a lo largo de los márgenes continentales. En este caso, el fenómeno aparece vinculado a la formación del casquete de hielo ártico.

El ritmo de los períodos glaciales guarda relación con tres ciclos astronómicos, que afectan a la cantidad de radiación solar recibida por la Tierra. Estos ciclos están determinados por dos factores:

  • Las lentas y regulares variaciones en el grado de inclinación del eje del planeta Tierra y su órbita alrededor del Sol. Cada ciclo posee su propio «tempo», con sus máximos y sus mínimos. La acción conjunta de ambos, cuya combinación genera efectos térmicos extremos tanto máximos como mínimos, es conocida como ciclos de Milankovich y se producen regularmente cada pocas decenas de años. Es probable que estos ciclos hayan influido en la climatología de la Tierra a lo largo de toda su historia, pero fue la formación de la capa de hielo ártico lo que permitió desencadenar esta serie, todavía inconclusa, de glaciaciones.
  • El albedo o cantidad de calor reflejada por la Tierra, que es mayor con el aumento de las superficies cubiertas por el hielo (el color blanco refleja el calor). La imagen de las fases glaciales pleistocénicas con largos y crudos inviernos globales, en los que los animales perecían ante la intensidad del frío y las dificultades para encontrar comida es errónea.

Durante aquellos episodios, las condiciones árticas no imperaban en todas las zonas de latitud elevada. Es probable que los inviernos no fueran más fríos de lo que son hoy en día; lo que marcaba la diferencia eran los veranos, más frescos e incapaces de derretir las nieves invernales. Los cambios en la vegetación resultantes del cambio climático ejercieron un impacto más definitivo sobre la vida. En el apogeo de la última glaciación, hace unos 18.000 años, existía una enorme cantidad de agua retenida por los glaciares en estado de congelación. Esta circunstancia determinó una aridez creciente en las zonas tropicales.

Las selvas de los trópicos menguaron, para ocupar un área menor de la que iban a ocupar justo después de la glaciación y justo antes de que los humanos se convirtieran en agricultores. La invasión de los desiertos empujó a los grandes mamíferos de Australia y Madagascar, adaptados a una existencia tropical, hasta el límite de su supervivencia ante la imposibilidad de migrar a otras latitudes. En las demás zonas tropicales los habitantes de la selva iban quedando confinados en refugios cada vez más pequeños, con escasez de alimentos y una fuerte competencia que provocó importantes extinciones.

El predominio de los mamíferos se consolidó, y algunos de sus representantes más destacados son glyptodon y smilodon. El género Mammuthus se mantuvo durante gran parte de este período. Los animales típicos de esta era fueron el mamut, el reno, el oso polar, el rinoceronte lanudo, etc. La vegetación predominante era parecida a la de tundra o desiertos fríos de hoy que se encuentran cubiertos de musgos y líquenes. En las etapas interglaciares cálidas aparecieron los rinocerontes y caballos esteparios, los hipopótamos y tigres de grandes colmillos. También existía una fauna indiferente al clima.

Muchos mamíferos fósiles del Pleistoceno son considerados típicos de las edades del hielo que afectaron a grandes áreas del mundo (el mamut, el rinoceronte lanudo, el ciervo gigante irlandés, el uro euroasiático o el oso de las cavernas). todos ellos desaparecieron en épocas relativamente recientes, y actualmente existe un interés considerable en tratar de establecer las causas de dicha desaparición.

La época pleistocénica está marcada por cinco o más períodos glaciares principales, durante los cuales el hielo del casquete polar que cubría el polo norte avanzaba hacia el sur, alcanzando zonas tan meridionales como Alemania y Reino Unido, norte de Asia y Canadá. El hielo también avanzó partiendo del Himalaya y de los Alpes y por todo el resto del mundo se sucedieron los cambios climáticos. Entre estos períodos glaciares hubo intervalos de clima más cálido, denominados «interglaciares», durante los cuales los Elefantes, hipopótamos y humanos podían merodear hasta lo que hoy son las islas británicas.

La última glaciación terminó hace unos 11000 años. En este momento, las faunas de mamíferos de todos los continentes sufrieron cambios importantes.

  • Por otra parte, en Europa las pérdidas no fueron tan graves. Algunos se extinguieron, como el mamut, el rinoceronte lanudo o el ciervo gigante, pero otras especies, como el caballo, el hipopótamo, el Buey almizclero, la Hiena o el Antílope saiga, sólo vieron su distribución restringida a otras partes del mundo.
  • Las extinciones durante esta época en África y Asia fueron igualmente modestas.
  • Los paleontólogos adjudican estas extinciones a un gran número de causas, polarizadas en dos grupos principales:
    • Causas climáticas: Una explicación es que los climas y el medio ambiente cambiaron rápidamente al retraerse de nuevo los casquetes polares y los grandes mamíferos, en particular, fueron muy vulnerables a estas perturbaciones (regresión de la sabana y avance de los desiertos).
    • Hipótesis de la caza excesiva: La segunda teoría sostiene que la expansión de las poblaciones humanas ejerció una presión especial sobre los grandes mamíferos, que fueron exterminados por la caza.

Los partidarios de la caza excesiva señalan la existencia de una buena correlación entre la expansión de las poblaciones humanas y la extinción de los grandes mamíferos. También afirman que, de haber existido unos cambios climáticos tan drásticos, deberían haberse producido extinciones entre los animales más pequeños y los vegetales. Así mismo, se preguntan por qué los cambios climáticos tuvieron efectos menores en Europa, y por qué las retiradas previas de los hielos no causaron extinciones.

Por otro lado, los partidarios de la hipótesis climática denuncian la carencia, en los yacimientos de esa época, de pruebas arqueológicas o indicios de grandes cacerías y el hecho de que los humanos invadieran Norteamérica y Australia muchos después de que comenzara a producirse el grueso de estas extinciones. También se preguntan por qué ciertas especies, que con toda probabilidad no eran cazadas, se extinguieron igualmente.

El Pleistoceno corresponde con la etapa del Paleolítico del desarrollo humano. El modo de vida era de tipo cazador-recolector muy sencillo; con ella conseguían comida, ropa, leña y materiales para sus herramientas y cabañas. Se caracteriza por el uso de útiles de piedra tallada, aunque también se usaban otros utensilios hechos de otros materiales como hueso, asta, madera, cuero, fibras vegetales, etc. La fabricación de herramientas de piedra comienza en el Paleolítico Inferior con la aparición del Homo habilis, que probablemente fue el responsable de la cultura Olduvayense.

La caza era poco importante al inicio del Paleolítico, predominando la recolección y el carroñeo. A medida de que el cerebro humano se va desarrollando, la caza va adquiriendo mayor importancia. El Homo erectus producía una industria lítica que pertenece principalmente al Achelense y probablemente conoció el uso del fuego. Vivían en pequeños grupos o bandas y no debía existir división del trabajo ni especialización, salvo las debidas a las diferencias físicas entre hombres y mujeres.

Ornimegalonyx oteroi Arredondo, búho gigante del Cuaternario.

Homo neanderthalensis fue una especie bien adaptada al frío extremo. El estilo de los utensilios líticos del Paleolítico Medio fabricados por los neandertales pertenece a la cultura Musteriense y al Método Levallois, que consiste en la preparación particular del núcleo lítico para la obtención de lascas de forma predeterminada.

El Paleolítico Superior está asociado a la aparición del Homo sapiens. Los avances tecnológicos incluyen la fabricación de finas láminas de piedra (cuchillos), buriles y raederas, además de otras herramientas hechas de hueso, cornamentas y otros materiales como arpones, dardos, anzuelos, agujas con ojo, la lámpara de aceite, cuerdas y la primera pieza de cerámica.

El Pleistoceno en Cuba

En este período desaparecieron las carroñeras rapaces en su mayoría. Fueron sustituidas por las gigantescas Strigiformes. Radican en las lechuzas y búhos asesinos que vivieron hace diez mil años en la isla. Sus restos dispersos por muchas localidades muestran imponentes picos y garras. Apenas volaban, tenían largas patas lo que las hacían tener una altura de más de un metro. El búho gigante cubano (Ornimegalonyx oteroi) y la lechuza Tyto noelii fueron el terror de diversos animales, quizás hasta de los mismos perezosos.[1]

Búho del cuaternario

Ornimegalonyx oteroi.

Este búho gigante es el mayor conocido y hasta ahora parece que habitó solamente en la isla de Cuba durante todo el Cuaternario. Se extinguieron hace algunos miles de años, quizás poco después de que los primeros hombres llegaron a estas tierras. Sus restos fueron descubiertos por primera vez en la Gran Caverna de Pío Domingo, en Sumidero (provincia de Pinar del Río).

El Pleistoceno terminó hace diez mil años en Cuba. Los glaciares de la Era de Hielo se derritieron sumergiendo a gran parte del país, entre ella su puente con la Isla de la Juventud y con Haití. Por causas desconocidas se sabe que desapareció casi toda la fauna hasta quedar como la actual.[1]

Fuentes