Batalla de Sarandí (Uruguay, 1825)

Batalla de Sarandí
Información sobre la plantilla
Batalladesarandi.jpg
Fecha:14 de octubre de 1825
Lugar:Uruguay
Resultado:
Decisiva victoria oriental
Líderes:
Juan Antonio Lavalleja y Bento Manuel Ribeiro

Batalla de Sarandí. Fue una acción militar desarrolla el 14 de octubre de 1825 entre los independentistas orientales y las tras brasileñas. Para aquel entonces las tropas brasileñas habían sido comandadas para detener el avance de la cruzada libertadora. La batalla se desarrolló en las puntas del Arroyo Sarandí actual departamento de Florida. En ese día el ejército de los orientales al mando de Lavalleja había logrado la victoria significando para el Brasil el fin de la Provincia Cisplatina.

Antecedentes

Luego del desembarco de los Treinta y Tres en la playa de la Agraciada, el 19 de abril de 1825, reforzado con milicias Lavalleja y sus hombres obtuvieron varios éxitos. El 24 de abril tomaron la población de Soriano, el 2 de mayo la ciudad de Canelones, el 8 de mayo establecieron el sitio a la ciudad de Montevideo y el 18 de agosto sitiaron Colonia. La batalla de Rincón, victoria obtenida por Rivera el 24 de septiembre contra las fuerzas brasileñas comandadas por Mena Barreto, significó un importante revés para las fuerzas brasileñas que ocupaban Montevideo, bajo el gobierno del Barón Carlos Federico Lecor. Las pérdidas fueron muy importantes en bajas de soldados, armamento, y sobre todo por los cerca de 8.000 caballos que Rivera ocupó en ese combate.

En consecuencia, inmediatamente que la noticia fuera conocida, se organizó en Montevideo la salida de un cuerpo de tropa de alrededor de mil hombes, al mando del Cnel. Bentos Manuel Ribeiro, con el plan de unirse al ejército que estaba en la campaña, comandado por el Gral. Bentos Gonçálves y que tenía una fuerza similar.

Enterado Lavalleja, que se encontraba en Durazno, de la salida de las tropas de Montevideo, trató de impedir que se unieran a las que bajo el mando de Gonçálves se desplazaban hacia el sur, desde las costas del Río Negro. El hostigamiento que Lavalleja intenta sobre la fuerza de Gonçálves no tiene éxito, de modo que finalmente ambos ejércitos brasileños lograron reunirse.

La batalla

En la madrugada del día 12, al llegar Lavalleja a las proximidades del arroyo Sarandí, recibió parte de las descubiertas, las cuales le informaban que el enemigo se encontraba a una legua de distancia. El jefe oriental dispuso su línea de batalla con frente Sur, ocupando las alturas que dominaban el camino al Paso de Polanco del Yí. Rivera se colocó a la izquierda de Lavalleja, apoyando su flanco descubierto en el arroyo Sarandí, Pablo Zufriategui al centro, sobre la derecha Manuel Oribe. Como reservas a la retaguardia y al centro, las Milicias de Maldonado, las de San José de Mayo y los Tiradores de la Patria.

Mientras tanto, los imperiales brasileños llegaron a Sarandí del Yí y creyendo encontrar a Rivera en la margen derecha, se sorprendieron al verlo del otro lado del arroyo Sarandí. Luego de cruzar el arroyo Sarandí y alcanzar las primeras alturas, los brasileros se dieron cuenta de lo inevitable, observaron todo el dispositivo tendido, y notaron que no solo estaban las fuerzas de Rivera a su frente, sino también todas las fuerzas orientales tendidas en línea de batalla. Bento Manuel Ribeiro apreció la situación ventajosa de los orientales y no condujo el ataque, disponiendo la línea de batalla. El movimiento realizado por el ejército del Imperio del Brasil, puso a Lavalleja en una mala situación, obligándolo a cambiar su frente desde el sur hacia el oeste, pero ante el apremio y la rapidez con que se efectuó la maniobra se perdió el control de la formación, quedando Zufriategui al centro y Manuel Oribe a la derecha.

A las 8 de la mañana se inició la acción. La artillería oriental inició el fuego y alcanzaron tres disparos a la izquierda del ejército brasileño. Bento Manuel Ribeiro dio la orden de atacar, y al toque de degüello el ejército brasileño se lanzó sobre el ejército oriental.

Rivera se adelantó y cargó sobre Bento Gonçalves, mientras Oribe en el centro fue cargado sorpresivamente por las fuerzas imperiales de Álvaro de Alencastre, no pudiendo evitar que los disciplinados escuadrones del ejército imperial se infiltrasen en el dispositivo y llegaran hasta las reservas orientales, maniobra que pudo haber sido fatal para los intereses de las armas del ejército oriental. Comprendiendo esta situación, Lavalleja tomó a su cargo las reservas y las impulsó entre los brasileños, metiéndose en sus filas y arrollándolos hasta el centro de sus formaciones, dividiendo su dispositivo en dos. La derecha oriental atacó y desorganizó la izquierda de los brasileños, que trataba de buscar apoyo en su centro. De ese modo las fuerzas de Alencastre fueron flanqueadas por las tropas de Rivera y las milicias de San José de la reserva oriental, que iban en persecución de los dispersos de Bento Gonçalves; así, Oribe se pudo reponer y contraatacar.

La confusión del enemigo fue enorme y su dispersión completa. Los brasileños, que esperaban el fuego de las armas orientales, se hallaron de pronto cargados por la caballería que lo obligó a huir y los persiguió sin descanso.

Consecuencias

Como consecuencias de esta batalla, primeramente todo el centro de la campaña oriental quedó dominada por los orientales. Por otra parte, la victoria obtenida tuvo importante repercusión en Buenos Aires, donde el gobierno enfrentó requerimientos de prestarles apoyo.

Como consecuencia de ello el Congreso de Buenos Aires aprobó el 24 de octubre una Ley de Incorporación de la Banda Oriental a las Provincias Unidas del Rio de la Plata, con el nombre de Provincia Cisplatina.

De todos modos, el ejército brasileño retenía el dominio del nordeste, lo que le permitía mantenerse en contacto con su territorio metropolitano.

Por tal motivo, se llevaron a cabo acciones para tratar de dominar esa zona, lo que permitió que el 31 de diciembre de 1825 los hombres al mando del Cnel. Leonardo Olivera lograran ocupar la Fortaleza de Santa Teresa, situada en el Depto. de Rocha, cerca de la actual frontera con el Brasil, desalojando de ella a la fuerza ocupante.

A partir de ello, las fuerzas brasileñas solamente ocupaban las ciudades sitiadas de Colonia y Montevideo.

Fuentes