Cistóforo

Cistóforo.
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Concepto:Es una antigua moneda de plata del Reino de Pérgamo, ampliamente extendida y en circulación en Asia menor en el momento de la conquista romana.

Cistóforo. Su valor era aproximadamente el de 4/5 del dracma, o del denario republicano romano. La imagen típica es, en un lado, el cofre sagrado Cista mistica, de ahí su nombre de Dioniso, medio abierto, con una serpiente reptando hacia el exterior; y en el reverso, el carro de Démeter, tirado por serpientes.

Etimología

El cistóforo del griego κιστοφόρος su nombre proviene de la persona que portaba la cista mística usada en el culto a Dionisio, que contenía una serpiente en su interior.

El cistóforo es una de las monedas más enigmáticas de la antigüedad, trataremos de explicar no solo su valor numismático o científico, sino también intentaremos entender esta pieza como el producto o reflejo de un periodo de transición política, social, artística e ideológica para el universo.

Breve Reseña histórica y características

Lo más relevante del cistóforo aparece en Éfeso antes del 200 antes de Cristo. Pero lo que sí está históricamente probado es que para el año 190 antes de Cristo esta nueva moneda tan diferente de los grandes tetradracmas de tipo alejandrino, se aceptaba y acuñaba en un gran número de ciudades, especialmente las que estaban bajo la influencia de Pérgamo.

El cistóforo, su peso de unos 12 gramos a tres denarios, los cuales en época republicana eran de prácticamente 4 gramos, completando así con tres piezas el peso total de la plata necesaria para acuñar un cistóforo. Un dato importante que cabe mencionar es la aparición de resellos con un monograma de Éfeso y la cista mística en un considerable número de tetradracmas de Side, Panfilia, pese a ser ésta una moneda con un peso estándar de acuñación, mayor al del cistóforo, lo cual descartaría su conversión a monedas cistofóricas y más bien obedecería al acaparamiento de monedas por necesidad.

Tenía un fuerte carácter inconográfico e identificativo en el culto a Dionisio, siendo el elemento más importante en los rituales ya que estaba destinado a contener y ocultar los objetos empleados en la ceremonia, también llamados atributos sacerdotales. Tal como se representa en la moneda, en la cista se mantenía viva una serpiente, que servía tanto de perro guardián de los objetos litúrgicos como de representación o encarnación misma del dios Dionisio o Baco, quien es representado con frecuencia como un ofidio. Por lo tanto en estas monedas la representación de la cista siempre vendrá acompañada de la figura de una serpiente emergiendo y descolgándose de ella.

Hay discrepancia sobre la composición de la corona vegetal que envuelve la cista mística por parte de diferentes autores. Lo que para algunos es una corona de hiedra, o corona de hiedra y bayas, para otros es una corona pámpanos, es decir brotes tiernos de vid y racimos de uva. La segunda definición cobra mucho más sentido si tenemos en cuenta la naturaleza del culto que trata de representar. Llama la atención el curioso reverso de esta moneda, su disposición y la forma de llenar todo el espacio de la misma con una plasticidad muy poco convencional para los estándares a los que nos tiene acostumbrados la numismática clásica griega, más bien rígida y simétrica, que suele buscar la equidad de formas. Se suele asociar a estas piezas con la decadencia del arte griego en la numismática, que se aleja de manera gradual de aquellas primeras obras maestras, pero no solo numismáticamente hablando. A estas piezas se la engloba dentro del periodo de crisis en el arte griego, cada vez más oscurecido por la moderada y conservadora política romana. Partiendo de la idea de que estas monedas se acuñaron durante mucho tiempo sin sufrir cambios y de que no solo se trataba de simples elementos de canje comercial, sino de una seña identificativa del poder económico y religioso de Pérgamo y de la buena e inteligente gestión de su dinastía real, llegamos a la conclusión de que los elementos, el arte y la simbología de estas monedas fueron elegidos de manera cuidadosa y consciente, obedeciendo a unos ideales bien definidos, fue un trabajo bien planificado y encargado a los mejores abridores de cuños de la época. Es muy importante el detalle de que los mismos reyes de Pérgamo eran artistas, Eumenes II y Átalo III eran escultores. Pero no solo eran artistas, además eran mecenas que fomentaban el arte, atraían y pagaban artistas para que trabajaran en Pérgamo ceremonias de triunfo militar. El conjunto en sí podría catalogarse de pacifico si no fuera por un detalle, la aflasta se aloja sobre un carcaj o faretra, que era la cartuchera donde los arqueros guardaban sus flechas, un símbolo siempre presente en las acuñaciones cistofóricas de Pérgamo, pero también un elemento frecuente en la numismática antigua, estrechamente relacionado con las acuñaciones vinculadas a Hercules-Heracles, por lo tanto podemos tomarlo como un ingrediente más mitológico que bélico, un elemento que añade mitología a la composición iconográfica de la moneda. Seguimos con la descripción de esta cara de la moneda y encontramos otro detalle importante y que también está sujeto a diversas interpretaciones. A la derecha del conjunto encontramos un tirso. El tirso consistía en una vara forrada con hojas de vid y rematada en su parte superior por una piña. Era un símbolo fálico, una representación icónica de Baco-Dionisio, utilizada en las bacanales. Otra hipótesis no menos interesante consiste en asociar esta figura con la vara de Asclepio, dios griego de la medicina, el cual era representado por una vara con una serpiente enroscada, símbolo que todavía está ligado a la medicina. Esta segunda teoría cobra relevancia si tenemos en cuenta que en Pérgamo todavía se pueden visitar los restos de un enorme templo llamado Asclepión, consagrado al dios de la medicina. Era uno de los centros religiosos más importantes de Pérgamo, escuela de medicina y además lugar de encuentro y tertulia de médicos. En ocasiones, en estas amonedaciones el tirso es sustituido por una antorcha, una cabeza de elefante u otro elemento.

Fuentes