David Berkowitz

David Berkowitz
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NombreDavid Richard Berkowitz
Nacimiento1 de junio de 1953
Brooklyn, Nueva York, Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
NacionalidadEstadounidense
Otros nombresEl Asesino del calibre 44. El hijo de Sam
PadresBetty Broder y Joseph Kleinman
FamiliaresPadres adoptivos Nathan Berkowitz y Pearl Berkowitz


David Richard Berkowitz. El Asesino del Calibre 44 llamado David Berkowitz, el Hijo de Sam. Fue un hijo no deseado de Betty Broder, quien lo abandonó, y fue adoptado por Nat y Pearl Berkowitz. Era un niño tímido y con baja autoestima que trataba de proyectar una apariencia autosuficiente, mintiendo y causando problemas. Su comportamiento alternaba momentos de extrema timidez, complejo de inferioridad y fuertes depresiones con arrebatos de ira y violencia desmesurada.

Infancia y adolescencia

La infancia de Berkowitz fue sin lugar a dudas problemática siendo hiperactivo desde pequeño, y también notable que muy pronto perdió el interés por aprender y los estudios. De inteligencia superior al promedio, su físico era siempre más corpulento que los chicos de su edad, por eso siempre fue visto como un abusador y pesado. Se sabe que era un ávido jugador de beisball, tal vez siendo ese el único interés positivo de su juventud porque el resto se caracterizó por ser raterillo y pirómano.

En 1967 tras varios años de luchar contra la enfermedad, muere de cáncer de seno su madre cuando el tenía 14 años, fue lo peor que le pudo pasar. Al no tener suerte con las mujeres, fue alimentando su odio contra ellas, además del recuerdo de su verdadera madre y lo que hizo con él confirmaba este odio. La mente de Berkowitz no pudo asimilar tanta soledad y en su adolescencia comenzaron sus desdoblamientos (doble personalidad).

"Mis padres estaban constantemente preocupados por mi comportamiento extraño. Sabían que yo vivía en un mundo imaginario y no podían hacer nada contra los demonios que me atormentaban y controlaban mi mente..."

Berkowitz, también conocido como "El Asesino del Calibre 44", no puede presumir de haber tenido una vida sencilla. El hecho que sus verdaderos padres lo abandonasen siendo éste muy pequeño y su carácter difícil, le inducirían a una adolescencia traumática y doble personalidad. Su comportamiento alternaba momentos de extrema timidez, complejo de inferioridad y fuertes depresiones con arrebatos de ira y violencia desmesurada.

Vida social

En 1971 Berkowitz se alista en el ejército y sirve unos cuantos años. Ahí aprendió el manejo y mantenimiento de armas y escopetas, distinguiéndose por su buena puntería. Sirvió en Corea y los Estados Unidos pues logró escabullirse de Vietnam. Finalmente se salió en 1974 y comenzó la clásica letanía de la mayoría de los asesinos seriales del mundo, adoptando empleos menores sin enfocarse a nada en particular. Por esa época decide buscar a su madre biológica y en efecto la localiza. Durante un corto tiempo visita a su madre y a su hermana quienes disfrutan de su presencia pero al enterarse de los detalles escabrosos de su concepción y nacimiento poco a poco se aleja de ellas hasta romper por completo el contacto.

Vida criminal

Queriendo mejorar su autoestima y al mismo tiempo vengarse de una sociedad en la que no terminaba de encajar, se compra un revólver. Con sólo veintitrés años, comienza una serie de crímenes que aterrarían durante un año la ciudad de Nueva York, matando a seis personas e hiriendo a otras siete entre 1976 y 1977. El joven Berkowitz dispara con su calibre 44 indistintamente a cualquier persona que se cruce en su camino, sin importarle sexo o edad.

  • El primer atentado serio ocurrió el 29 de julio de 1976 cuando a eso de la 1 a.m. Donna Lauria de 18 y Jody Valenti de 19 platicaban dentro del auto de la primera, justo frente a su casa. Ya estaban despidiéndose cuando un sujeto se acercó al automóvil, sacó un arma de una bolsa que traía en la mano y disparó cinco tiros. Donna fue alcanzada en un brazo y el cuello. A pesar de que fue asistida por su padre Mike Lauria, llegó muerta al hospital. Jody solamente recibió un balazo en la pierna. Los vecinos informaron de la presencia de un auto color amarillo que desapareció antes que llegara la policía. La descripción del atacante era la de un hombre blanco de cabello rizado de alrededor de 30 años. La policía pensó que se trató de una vendetta de la mafia, además las balas correspondían a un revolver calibre .44 arma específicamente usado para matar personas.
  • Luego el 23 de octubre de 1976 tocó el turno de ser atacada a la pareja integrada por Carl Denaro y Rosemary Keenan. Ambos habían salido de un bar a eso de las 2.30 a.m. y habían aparcado su VW rojo en una calle solitaria de Queens cuando Berkowitz apareció y confundió a Denaro con una mujer pues este llevaba el cabello hasta el hombro. De los cinco tiros únicamente uno hizo blanco detrás de su cabeza. Afortunadamente sobrevivió requiriendo una placa metálica para sustituir el hueso perdido. La señorita Keenan resultó ilesa.
  • Las siguientes personas en enfrentar la furia del asesino fueron las señoritas Donna DeMasi y Joanne Lomino. Ambas platicaban sentadas en el pórtico de la casa de Joanne cuando Berkowitz cruzó la calle dirigiéndose hacia ellas. Al parecer el sujeto buscaba una dirección y así se acercó para acto seguido sacar un arma de entre sus ropas. Apenas alcanzaron voltearse hacia la puerta de la casa cuando fueron alcanzadas por los balazos. Ambas recibieron impactos en la espalda, sin embargo Joanne fue quien quedó gravemente herida en la médula espinal y a la postre quedó confinada a una silla de ruedas. Las heridas de Donna no fueron de gravedad. A pesar de que las descripciones del asesino no concordaron entre los diferentes testigos consultados, la policía creyó que el atacante pudo haber sido el mismo del episodio de Lauria y Valenti.
  • El 29 de enero de 1977 John Diel y Christine Freund acaban de salir de un bar a media noche y estaban dentro de su vehículo cuando fueron sorprendidos por un estruendo que rompió el cristal de la ventana. Al instante, Diel que no fue herido por la detonación, vio a su novia malherida con un balazo en la cabeza. Freund murió horas más tarde en el hospital. Aunque la policía detectó la conexión entre los tiroteos recientes y el hecho de encontrar nuevamente balas calibre .44 el hecho de que las descripciones del asaltante difirieran los detuvo de declarar que se tenía un asesino serial acechando la ciudad.
  • La siguiente en hallar su destino a manos de Berkowitz fue la señorita Virginia Voskerichian. El 8 de marzo de 1977 al regresar a casa se topó en la calle con Berkowitz y al cruzarse y sin mediar palabra ni acto previo este sacó su pistola y le disparó en la cabeza matándola instantáneamente. Este ataque sin sentido, fue unido a la serie de anteriores episodios básicamente con la evidencia de las balas calibre .44 Entonces la policía de Nueva York decidió armar una fuerza de tarea para atrapar al asesino. Nombrado Operación Omega el grupo fue anunciado el 14 de abril de 1977 y fue dirigido por el inspector Timothy J. Dowd.
  • El siguiente golpe ocurrió el 17 de abril de 1977 contra otra pareja. Ellos se llamaban Valentina Suriani y él Alexander Esau ambos muy jóvenes, de 18 y 20 años respectivamente. La hora de su muerte los ocupaba sentados en su automóvil a las 3 de la mañana aparcados en la Av. Hutchinson River. Entonces otro auto se emparejó al de ellos y de ahí el conductor les disparo dos veces a ambos. Ella murió en el lugar y él poco después en el hospital.
  • Saliendo de una discoteca llamada Elephas ubicada en Queens Judy Placido y Salvatore Lupo se iban a su casa cuando fueron atacados dentro de su automóvil por el Hijo de Sam. Irónicamente la muchacha hablaba con asombro del asesino que asolaba la ciudad y cuando se dieron cuenta ya tenían su ración de plomo en el cuerpo. Este ataque ocurrió el 26 de junio de 1977 a las 3 de la mañana. Ella recibió tres balazos y el únicamente uno. Para su fortuna sobrevivieron a sus heridas. Minutos después los detectives llegaron al lugar pero no pudieron encontrar ninguna buena pista. La narración que la pareja hizo de los hechos es realmente notable. En primera instancia ni siquiera se dieron cuenta que habían sido baleados. Todo fue tan rápido que solo se enteraron del cristal roto del auto. Salvatore salió corriendo a la discoteca en busca de ayuda pensando que les estaban arrojando piedras al carro. Por su parte Judy no gritó, no sintió ningún dolor. Cuando se miró en el espejo se dió cuenta que estaba cubierta en sangre. Al salir del auto y tratar de correr fue cuando finalmente se colapsó.

A medida que pasa el tiempo, va ganando una estremecedora seguridad en sí mismo que lo transforma en un personaje frío y sin escrúpulos, a la vez que negligente a la hora de llevar a cabo sus crímenes. Su afán de protagonismo es tal, que termina por dejar una nota para la policía en el lugar de un crimen, asegurando que mata a sus víctimas por orden de su padre "Sam", y firmando de la siguiente manera: "Soy un monstruo. Soy el hijo de Sam... adoro la caza."

También envía una siniestra carta a un periodista del "New York Daily News", agradeciéndole el interés que mostraba por los crímenes del asesino del calibre 44 y prometiendo a éste que seguiría teniendo noticias suyas, pues "Sam el Terrible", cada vez más sediento de sangre, no dejaría de matar hasta que se saciase por completo.

Arresto y enjuiciamiento

Un año después, en julio de 1977 un testigo logra identificarlo cuando Berkowitz trataba de huir del escenario de un crimen después de haber disparado contra una pareja de jóvenes, y un mes después es arrestado.

Trata de alegar locura afirmando escuchar la voz de un demonio de 6000 años reencarnado en "Sam", el perro de su vecino, el cual le daba órdenes de matar. Sin éxito. Los psiquiatras lo diagnostican como esquizofrénico paranoide de personalidad antisocial . Berkowitz es juzgado culpable y condenado a cadena perpetua, con una pena de 365 años.

Una vez en la cárcel, reconoce haber formado parte de un culto satánico relacionado con Charles Manson, y asegura que sus crímenes no los cometió solo, sino que habían sido varios los tiradores con un calibre 44... En unas declaraciones recientes, Berkowitz confesaba cómo había sido su experiencia dentro del mundillo satánico:

"Me fascinaban los temas relacionados con la brujería y el ocultismo. En 1975 conocí a unos tíos que parecían simpáticos. Eran satanistas. Ingenuamente me uní al grupo, y empecé asistiendo a los rituales. Al principio no era más que un simple participante, pero muy pronto me convertí en un verdadero adorador del Diablo. Mi cuerpo y mente le pertenecían...yo me estaba convirtiendo en una máquina de matar..."

La policía neoyorquina venía ya sospechando que detrás de todos esos crímenes se hallase una secta satánica, y que Berkowitz no fuese más que uno de los adeptos de más bajo rango. La coartada perfecta para encubrir a los miembros de más posición. Aún así, y como en la mayoría de estos casos, las mismas fuerzas de seguridad que se ocuparon del caso, trataron de ocultar todos aquellos datos que relacionaban el crimen con satanismo, siendo revelados al público más tarde gracias a las investigaciones del periodista Maury Terry.

En Julio del 2006 le fue negada la libertad condicional sin embargo Berkowitz no tiene deseos de salir de la cárcel porque sabe que no merece la libertad y las autoridades tampoco creen que deba salir a la calle. Mientras tanto vive su nueva faceta religiosa como ministro y consejero espiritual en la prisión.

Fuentes