Diego Dávila Coello y Pacheco

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Diego Dávila Coello
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NombreDiego Dávila Coello y Pacheco
NacimientoÁvila
PadresGonzalo Dávila Coello y Mariana de Castilla y Pedrosa

Diego Dávila Coello y Pacheco. Marqués de Navalmorcuende. Militar, gobernador, presidente de la Real Audiencia de Chile, caballero de la Orden de Santiago.

Síntesis biográfica

Nació en Ávila en el siglo XVII como hijo de Gonzalo Dávila Coello, señor de Navalmorcuende, Cardiel, Montalvo, Hito y Villar de Cañas, y de Mariana de Castilla y Pedrosa. Sus antepasados alcanzaron ilustración, honor y prestigio por los buenos servicios que dieron a la Corona, por lo que heredó los señoríos que había ostentado su padre y obtuvo el marquesado con la denominación del señorío de la casa el 21 de mayo de 1642.

Trayectoria

Caballero de la Orden de Santiago, sirvió en España en diversos empleos civiles durante un cuarto de siglo, hasta ser nombrado —por la Reina gobernadora, en 1666— general de la plaza del Callao, cargo con el cual llegó a Lima ese mismo año en compañía de su prima la condesa consorte de Lemos.

Por su carácter sereno y templado, el virrey de Perú, conde de Lemos, primo de su esposa, lo nombró para que sucediera a Francisco de Meneses como gobernador y capitán general del reino de Chile.

Informado de su nombramiento, se embarcó en el Callao el 4 de febrero de 1668, junto con Ignacio Carrera y otros militares del ejército de Chile que habían pasado a Lima. También se le entregó un destacamento de ciento cincuenta soldados. Antes de su arribo, entre los habitantes de la capitanía general existía miedo de una rebelión y de un enfrentamiento con el ex gobernador Meneses, que había partido a Concepción. Sin dar tiempo a que se organizara la menor resistencia, desembarcó en Valparaíso el 19 de marzo y dos días después se hizo del cargo por intermedio de su apoderado. El 27 de ese mismo mes entró en Santiago, donde fue recibido con vítores y una gran alegría, signo del odio y resentimiento que la población tenía por la autoridad anterior.

El negocio más delicado y grave que le tocó afrontar fue el juicio de residencia de Francisco de Meneses. Por las sumas de dinero en entredicho, la cantidad de acusaciones y de personas involucradas, este hecho preocupó a los gobiernos venideros y los habitantes de Santiago, junto con ser causa de muchas perturbaciones y desavenencias sociales.

Inmediatamente, intentó remediar algunos vicios y corregir los excesos en que había incurrido su antecesor.

Anuló la venta de las plazas de regidores del Cabildo de Santiago y, además, prohibió los permisos a los soldados para que viajasen a Santiago, puesto que consideraba que era sólo un pretexto para arrancarse de los deberes militares e incurrir en delitos contra los estancieros. Conociendo la falta que había en Chile de gente de servicio para el necesario cultivo de los campos, prohibió la extracción de negros, mulatos o indios esclavos o libres que se hacía para venderlos en Perú. El marqués también logro adelantos en la agricultura al fomentar la plantación de viñas, a pesar de las leyes que la prohibían.

El 13 de mayo de 1668 salió de la capital con rumbo a Concepción para atender a las necesidades militares. Sus operaciones en la Araucanía fueron de escasa importancia y no tuvieron más objetivo que restablecer la línea de la frontera, trasladando algunos fuertes construidos por la administración anterior a lugares que parecían más adecuados a ese objetivo. En esa ciudad de Concepción recibió, en enero de 1670, la noticia de que la reina Mariana de Austria había designado a su sucesor.

El marqués se embarcó desde esa ciudad en los primeros días de febrero y, cuando muchos creían que se dirigía a Santiago, comunicó, en Valparaíso, su notificación de que regresaba a Perú. En el puerto lo esperaban dos miembros del Cabildo para despedirse de él y mostrarle la estimación que se le tenía. Así, dejó su cargo y un grato recuerdo por su moderación, sensatez y rectitud. Al contrario de lo que presumían los habitantes, el gobernador había dado prueba de prudencia y buena administración al no mezclarse en los odios y las pasiones que agitaban a la colonia.

Gobernó hasta el 18 de febrero de 1670 y no regresó nunca a España. Se casó con María de Villena, de la casa de los marqueses de Villena, con la que tuvo sucesión.

Muerte

Murió en Perú, en el siglo XVII.

Fuente