Dinastía aqueménida

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Dinastía Aqueménida.
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Brazalete grifos.jpg
Brazalete de oro realizado en Persia durante la dinastía Aqueménida (entre 550-330 a. n. e.). Forma parte del tesoro del Oxus, colección de objetos decorativos del Imperio persa que se encuentra en poder del Museo Británico (Londres).
Fecha:desde el 550 hasta el 330 a. n. e.
Lugar:Persia
País(es) involucrado(s)
Plantilla:Geodatos Persia
Líderes:
tataranieto de Ciro II el Grande, creador del Imperio persa.


Dinastía Aqueménida. Familia que gobernó Persia aproximadamente desde el 550 hasta el 330 a. n. e.

Aunque iniciada durante el siglo VII a. n. e. por Aquemenes (Hakhamanish), soberano menor del reino de Anzán, situado en el suroeste del actual Irán, el verdadero fundador de la dinastía fue su tataranieto Ciro II el Grande, creador del Imperio persa.

Historia

Geografía del Imperio aqueménida.

En el apogeo de su poder, con Darío I el Grande, los aqueménidas gobernaron en un imperio que se extendía desde el río Indo, al este, hasta Libia y Tracia, al oeste, y desde el Golfo Pérsico, al sur, hasta el Cáucaso y el río Jaxartes (actual Sir Daria), al norte. Proporcionaron a Persia una magnífica administración basada en la división del Imperio en 20 provincias regidas por sátrapas, un extenso código legal, una moneda solvente y un servicio postal eficaz.

Aunque eran seguidores de las doctrinas de Zoroastro, fueron tolerantes con otras religiones y durante su mandato se desarrollaron el arte y la arquitectura, como evidencian las magníficas ruinas de Persépolis.

Ciro II

Ciro siguió la estrategia de no cambiar las estructuras administrativas de los lugares conquistados, pero sometiéndolos al poder imperial.

Disfrutó de ambas herencias iranias (persas y medas). Cuando se alzó con el poder utilizó precisamente los ejércitos medos para continuar sus conquistas. Implementó una política de perdón a los reyes enemigos, que había comenzado su abuelo Astiages, quien le envió sus ejércitos al percibir las ínfulas independentistas de Ciro.

Cambises II

Darío no fue tan clemente como Ciro y expandió el imperio y lo hizo prosperar. Dividió sus dominios en veinte satrapías encabezadas por miembros de la familia real e hizo una carretera desde la capital de Lidia (oeste de la actual Turquía) hasta Susa (la antigua capital de Elam) destinada al correo imperial.

Actualmente, el lema del correo de los Estados Unidos ―«Nada nos detiene, ni la nieve, ni el sol»― son palabras de Darío refiriéndose a este sistema de comunicación extremadamente efectivo para la época, en el que a todo galope mensajeros se entregaban los mensajes cada 25 km.

Fin de los aqueménidas

Coincidiendo con la hegemonía aqueménida surgió el zoroastrismo –también conocida como mazdeísmo– en Irán pero al alzarse con la conquista de Babilonia, Ciro le rindió personalmente culto a Marduk y su sucesor se proclamó faraón en Egipto practicando la religión propia del lugar.

Muerte de Dario III

La dinastía acabó con la muerte de Darío III, que fue asesinado por sus propios hombres tras su derrota frente a Alejandro Magno en el 334 a. n. e.

Fuentes