El Uvero (Sagua la Grande)
| Historia del poblado El Uvero | |
|---|---|
| Localidad de Cuba | |
| Entidad | Localidad |
| • País | |
| • Provincia | Villa Clara |
| • Municipio | Sagua la Grande |
| • Fundación | 1770 |
Sumario
Historia del poblado El Uvero
Nadie podrá negar que siempre sea útil para un pueblo conservar la remembranza de sus acontecimientos pasados, por muy insignificantes que parezcan. Pues ellos nos revelan como fue todo en su principio. Sus progresos, costumbres y sus personajes, nos hacen penetrar en la vida de las generaciones que nos precedieron.
Surgimiento del poblado
En el año 1770 se establecieron cortes de maderas en el Sitiecito y Alacranes, haciéndolos unos mexicanos venidos de la Habana, donde transportaban en balsas dichos troncos a través del río. Anteriormente se habían establecido en la región, braceros y encargados de los cortes de madera que se utilizaron en el Arsenal de la Habana para las construcciones navieras a mediados del siglo XVl. También por este tiempo, se hicieron cortes de caoba y cedro en esta jurisdicción para El Escorial, sitio real español y monasterio que mandó a erigir el Rey Felipe II en conmemoración de la Batalla de San Quintín. Esta zona iba alcanzando una relativa importancia económica. Los cortes de madera, la agricultura y la ganadería influyeron en la concentración de los pobladores diseminados por estos contornos, estableciendo un comercio primitivo con La Habana. Posteriormente con el desarrollo azucarero el incipiente caserío alcanzaría el titulo de Villa. La producción de azúcar impuso la necesidad de sacar el producto hacia el mar para su exportación, los ingenios cercanos al río sagua encontraron una vía fácil de hacerlo, pero los que estaban diseminados por la llanura costera tuvieron que ingeniársela a través de la construcción de embarcaderos en lugares apropiados de la costa. El ingenio Armonía encontró la forma de hacerlo a través de un lugar de la costa conocido hacia mediados del siglo XIX como punta del Uvero dirección en la que se construyó una línea de vía estrecha, que aun se conservaba en 1872. Así, evocando el remoto ayer hallaremos una razón del origen y desarrollo del Uvero, a través de los tiempos.
En esta porción de costa no hay ni pudo haber jamás elementos que favorecieran al establecimiento de una población de gran importancia. El terreno no se presta a la fabricación teniendo que reposar todo o una gran parte, sobre pilotes. Además no hay ni hubo jamás agua potable, teniéndose que proveer de este líquido, bien de Sagua, y hoy almacenando en tanques, el agua de las lluvias o las que traen las pipas. Algunos hallazgos hechos en las restingas de este sector costero, como fueron pedazos de vasijas de cristal, carentes de moldes, que según los especialistas era algo típico en la elaboración de estos recipientes en la primera mitad del XIX, por este período comenzó el poblamiento de las márgenes y marismas de esta zona costera. Sagua, tenía un tramo de vía férrea que lo comunicaba con el propio muelle. Cuando se inauguró el ferrocarril, el tramo de línea se hizo hacia La Boca que era como se llamaba el lugar que después sería La Isabela. El principal objetivo en los inicios de esta obra fue el de fomentar el comercio del azúcar y otros productos en beneficio de la Villa y de los principales accionistas y comerciantes, luego el de comunicarse con otros poblados e ingenios. Así mismo le pudo acontecer al ingenio de Armonía, su fin era sacar sus productos por el lugar más cercano a la costa sin inquietarse por la comunicación con otros puntos de la jurisdicción, haciendo posible la exportación del mascabado (azúcar de entonces).
Historia del Balneario
Ahora bien, si se trata de establecer puntos de contactos entre hechos históricos y el surgimiento del balneario tendríamos que hacer mención de algunos acontecimientos naturales que trajeron tristeza para muchos y dificultó el desarrollo de algunos poblados. Tales eventos fueron los ciclones del 27 de agosto de 1855, el de 1886 y el del 4 de septiembre de 1888 este último desbastó casi totalmente a la Isabela. Las pocas construcciones existentes en el Uvero tuvieron que correr la misma suerte. El hecho de que estos fenómenos abarcan grandes dimensiones y la cercanía de las mismas a la orilla es suficiente para afirmarlo, aunque pudieron mantenerse en pie las más alejadas.
Se establece en el año 1901 como termino municipal extremo, por el NE, al Embarcadero del Uvero. Del pequeño asentamiento ya existente para los primeros años del siglo XX no se sabe nada con certeza. Solamente que la pequeña barreada de pescadores y carboneros se ubicaba en la parte derecha del embarcadero, buscando hacia El Piñón, con la excepción de alguno que vivía retirado en otro punto de la costa. Algunos afirman que había otras vías de sustento para las pocas familias ya residentes. Como ejemplo estaba la extracción de corteza de mangle rojo para el curtido de pieles y los más alejados de la orilla se dedicaban a la agricultura y ganadería. Un barracón que tuvo que servir para albergar trabajadores o de almacén, se encontraba, cuando se viene de Sagua, al lado izquierdo de la carretera antes de llegar a la curva. En esta etapa fue otra tempestad de gran magnitud que pasó por esta zona. El huracán del 31 de agosto de 1933 es recogido en los anales de la historia como uno de los más grandes y devastadores fenómenos atmosférico que hallan pasado por nuestra isla. A Sagua le ocasionó cuantiosos daños y que pensar de nuestra playa. Entonces tenemos que decir que Uvero también ha sido un Ave Fénix salida del fuego de las tormentas y vicisitudes que le han sobrevenido a lo largo de los tiempos.
El año 1933 pudo marcar un nuevo comienzo para este lugar. Sagua venía recuperándose de un crack financiero que se produjo en la década del 20 que en vez de frenar el progreso de la localidad, provocó, por medio de las iniciativas privadas, que llevaban a cabo obras de embellecimiento urbano, un efecto nunca antes experimentado en la población. Y cabe fijar el hecho de que la crisis general en ese momento era mas intensa que en años anteriores, provocadas por los ciclones (1886 –1888), La Guerra Chiquita y las crecidas del río (1894 – 1906). La explotación del ferrocarril como medio de transporte y la posible construcción de una carretera que cubriría el tramo de 12 kilómetros facilitaría el arribo de más vacacionistas, que para ese entonces ya era notable. En el proceso de ampliación de esta playa se siguieron levantando obras, que por aquel momento aun eran pocas.
Por el año 1942, las únicas vías de acceso a la playa, aparte del transporte propio, eran el ferrocarril de vía estrecha, haciéndose mediante cigüeñas y cascales. El trayecto hacia la playa se veía interrumpido unos kilómetros antes de llegar por una cerca que delimitaba la propiedad de Miguel Valdés con los demás terrenos y por el cual pasaba la rústica carretera, entonces había que bajarse y pedirle permiso a este señor para continuar el viaje. Las condiciones del camino eran muy precarias, era un camino agrícola donde apenas se notaban las marcas de los vehículos que por allí pasaban. Así fue durante algún tiempo. En una publicación del 23 de abril de 1956 hace anuncio de que la Compañía Constructora WHITE. S.A. dirigida por el ingeniero Villaville había dado comienzo a la construcción de la calle Calixto García y luego continuarían con la carretera de Sagua – Uvero.
Ya para finales de la década del 40 y en la del 50 comenzaron a constituirse los barrios de la playa. El primero fue el de La Botella, situado al S.E de la costa, muy cerca del ya inactivo embarcadero. Poco a poco las personas fueron haciendo sus casas unos en la arena, otros en pilotes y algunos que vivían en la entrada levantaron sus propiedades y se mudaron más a la orilla. Los caminos de arena y piedra fueron remplazados por los de estacones, cargaderas y tablas, formando una estructurada red de pasajes para la comunicación entre los vecinos. Varias personas cuentan que el nombre que se le dio a este barrio fue motivado por las fiestas que allí se hacían. Se dice que una vez, después de una noche, en que algunos de sus moradores se atiborraron de bebida, cortaron unas cuantas varas y comenzaron a situar en la punta de las mismas, las botellas vacías boca abajo, para luego enterrarlas en el fango a lo largo de todo el muelle. Imagínense cual sería el asombro de todos al despertarse y ver esos faroles con olor etílico. Se piensa que este suceso fue el que motivó a colocarle el nombre a este barrio. En este mismo sector de la costa y junto al referido caserío, aunque un poco mas al S.E, se encontraba La playa de los negros.
Fuentes
Documentos de la Historia de la localidad.

