El extranjero

El extrajero
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La obra de Albert Camus. advierte sobre el hombre que está siendo creado. Es una denuncia frente a una sociedad que olvida al individuo y le priva de un sentimiento de pertenencia activa en la comunidad. Fue premonitorio respecto al ciudadano occidental que se encontrará la sociedad tras la II Guerra Mundial.
Autor(a)(es)(as)Albert Camus.
GéneroNovela
PaísBandera de Francia Francia

El extranjero. Albert Camus escribió una obra provocadora en cuyo trasfondo aparece el rostro desgarrado de una Europa herida y violada por dos guerras mundiales, pintó una historia gris donde el paisaje está oscurecido por la extirpación de cualquier pasión o voluntad del hombre.

Trama

En “El lobo estepario”, el protagonista, Harry Haller, es un hombre maduro a punto de cumplir medio siglo de vida, que aspira vivir a su manera, sin guiarse o sentirse presionado por las convenciones sociales. Con ese solitario personaje al que le gusta leer y disfrutar de la buena música como punto de partida, Hesse construye una historia que deja al descubierto los miedos y angustias del hombre contemporáneo.

Haller, a diferencia del ciudadano común, se rebela frente a los conformismos sociales, intenta mantenerse al margen de la locura del consumo y prefiere llevar una rutina tranquila donde solo hay espacio para la lectura, la meditación y la individualidad.

Sin embargo, este “lobo de las estepas” que parece tener una personalidad desdoblada donde surge una naturaleza humana y otra salvaje, no puede resistir la propuesta de sociabilizar y rendirse ante los encantos de una mujer.

Contexto de la obra

La obra de Camus advierte sobre el hombre que está siendo creado. Es una denuncia frente a una sociedad que olvida al individuo y le priva de un sentimiento de pertenencia activa en la comunidad. Fue premonitorio respecto al ciudadano occidental que se encontrará la sociedad tras la II Guerra Mundial.

Estructura de la obra

Capítulo I

Los hechos se suceden en Argel. El protagonista, Meursault recibe un telegrama en el que se le informa que su madre ha fallecido. Debe partir hacia Marengo, donde se encuentra el asilo de ancianos, lugar en el que se hallaba su madre. Pide permiso a su patrón y emprende el viaje. Una vez en el asilo, él esta abstraído en sus preocupaciones, se niega a ver el cuerpo de su madre y realiza reflexiones que demuestran su indiferencia ante un hecho de tanta importancia. En lugar de llorar a su madre, de expresarle su dolor, conversa con el conserje, de Paris. Fuma, se mantiene distante con los amigos de su madre que vienen a participar del velorio, le molesta el llanto de una de las mujeres… Se duerme. El entierro le resulta pesado, tortuoso por el calor de la jornada. Una vez concluido regresa a Argel con alegría pensando solamente en dormir. Nada hubo en él que expresara aflicción, pesar. Había muerto su madre, sin embargo, todo fue un trámite.

Capítulo II

Al despertar y darse cuenta que es sábado, siente el gozo de saber que tiene aun dos días de “vacaciones” y decide ir a bañarse al mar. Se encuentra con María Cardona, antigua mecanógrafa de su oficina, por la que había sentido deseos en el pasado. La invita al cine y luego pasa la noche con ella. Habían transcurrido pocas horas del entierro de su madre. Sin embargo, no pareció importante. En cambio, a María le impresionó, aunque no hizo ningún comentario. El, entendía que no era su culpa; ya se había disculpado con su patrón. Con ella no se disculparía. Llega el domingo, describe la gente que pasa por la calle, reflexiona acerca de lo que harán y donde irán y también expresa el aburrimiento que le provoca ese día. Pensó que ya era un domingo menos, que su madre estaba ahora enterrada, que volvería a su trabajo. Nada había cambiado. El vacío que vive es extremo. No hay ninguna expresión de sensibilidad en sus reflexiones. Todo en él acontece como en forma autómata.

Capítulo III

Vuelve a su trabajo. Su patrón lo saluda por el luto y le pregunta por la edad de su madre. No la recuerda. Da una edad aproximada. Demuestra aquí un gran desamor por ella… ¡No saber su edad! Algo extraño, sus afectos no significan mucho, pero si el hacho de que la toalla que utiliza para secar sus manos, esté húmeda por la tarde. Sale a almorzar con un amigo, duerme un poco y luego regresa a la oficina. Al regresar a su casa, se encuentra con Salamano, un vecino viejo que tiene un perro sarnoso. Describe la relación entre ambos. A continuación se encuentra con Raymond Sintes, un segundo vecino que lo invita a comer algo en su habitación. Acepta para no tener que cocinar. Raymond le cuenta una historia que ha vivido con una amante. Lo escucha pero casi sin interesarse por el relato. Por eso, cuando Raymond le pide consejo, le responde con oraciones breves y ante la propuesta de escribir la carta, responde afirmativamente de la misma forma que hubiera rechazado. Le era indiferente hacerlo o no. No le molestaba. Una vez terminada, vuelve a su departamento y escucha gemir al perro del viejo Salamano. A Meursault le daba lo mismo ser su camarada que no serlo. Total imparcialidad.

Capítulo IV

Trabajó mucho toda la semana. Fue dos veces al cine con Emmanuel. El sábado va nuevamente a la playa y pasan la noche juntos. El domingo almuerzan juntos. Sienten una discusión en la habitación de Raymond. Allí le cuenta a María la historia del amante del vecino. Termina interviniendo la policía. Él, debe salir de testigo, afirma que le “da lo mismo” aunque no sabia que debía decir. Cuando regresan se encuentran con Salamano que había extraviado su viejo perro. Su consuelo hacia el vecino es muy técnico, solo hace mención a la actitud de la perrera. No es capaz de captar la soledad y el dolor de Salamano.

Capítulo V

Un día en el que recibió varias propuestas: Raymond lo invita a pasar el domingo en una cabaña en la paya de un amigo, cerca de Argel. El patrón le propone enviarlo a una oficina que instalará en Paris. Meursault expresa que le da igual. Ante la pregunta de su jefe si no le interesa un cambio de vida, responde que nunca se cambia de vida, que todas valían lo mismo… He aquí la absoluta indiferencia. Su jefe observa que jamás responde directamente que no tiene ambiciones… Por la tarde María le pregunta si quería casarse con ella. Nuevamente la respuesta es: “me da igual”. No hay en él “si” o “no”. Pareciera que nada tiene sentido, nada le importa lo suficiente como para jugarse en una decisión personal única y responsable. María lo ama y se lo dice; él ciertamente no la quiere y lo dice. Para él, el matrimonio no es cosa seria. Pero si ella desea casarse él lo haría cuando ella lo disponga. Cena en lo de Celeste, una extraña mujercita se sentó a su mesa, pidió la cena y extrajo una revista radiofónica en la que marco las emisiones. Esto le llamo la atención a Meursault. Por ello al salir ella, él como no tenía nada que hacer, salió también y la siguió. Termino por perderla entonces, volvió a su casa, encuentra a Salamano desolado por la perdida de su perro. Habla con él, lo escucha, se aburre pero como no tiene nada que hacer, ni sentía sueño, se queda con su vecino. No es el afecto ni la preocupación del otro lo que lo hacen quedar con Salamano. Sólo el poder dejar pasar las horas.

Capítulo VI

Llego el domingo. Raymond, María y él marchan hacia la cabaña de la playa de Masson. Al salir, enfrente había un grupo de árabes, entre ellos estaba el hermano de la joven a la que Raymond golpeo. Sin embargo, no les dieron importancia. Siguieron su camino. Se bañan, almuerzan y luego los tres hombres salen a caminar. Se cruzan con dos árabes, que vienen tras Raymond a vengar la paliza que le dio a su amante. Raymond es herido. Lo llevan a un medico. Nuevamente vuelve a salir con Meursault y se encuentra otra vez con los árabes Raymond saca un arma pero no la dispara. Meursault se la pide. Regresan, pero él no quiere encontrarse con las mujeres y decide seguir caminando. El sol le molestaba, el calor lo sofocaba. Encuentra al árabe que hirió a Raymond, le muestra su cuchillo y él dispara. Meursault comprende que destruyó el equilibrio del día. Por primera vez un domingo fue diferente para él. Había sido feliz. Disparo cuatro veces más sobre el cuerpo y reconoce que así llama a la puerta de la desgracia.

Sobre el autor

Novelista, dramaturgo y ensayista francés. Es considerado uno de los escritores más importantes posteriores a 1945. Está considerado el representante del existencialismo «ateo». Nació en Mondovi (actualmente Drean, Argelia), el 7 de noviembre de 1913. Hijo de colonos, queda huérfano de padre antes de cumplir los 3 años. Toda su niñez la pasó en uno de los barrios más pobres de Argel y por supuesto con ausencia absoluta de libros y revistas. Gracias a una beca que recibían los hijos de las víctimas de la guerra, pudo comenzar a estudiar y a tener los primeros contactos con los libros. En medio de dificultades económicas cursó su primaria y culminó el bachillerato.

Estudió filosofía y letras y fue rechazado como profesor a causa de su avanzada tuberculosis, por lo que se dedicó al periodismo como corresponsal del Alter Republicain. En 1939 se presentó al ejército como voluntario, pero no le aceptaron por su delicada salud.

Su obra, caracterizada por un estilo vigoroso y conciso, refleja una sociedad abocada al nihilismo, tras la destrucción de sus valores y la sensación de alienación y desencanto junto a la afirmación de las cualidades positivas de la dignidad y la fraternidad humana.

En 1957 recibió el Premio Nobel de Literatura y tres años después muere en un accidente automovilístico en Villeblerin (Francia) el 4 de enero de 1960.

Personajes de la obra

- Meursault: es el claro protagonista de esta historia. Vive pensando que las cosas ocurren por que si, porque en algún momento tienen que suceder. Es una persona a la que solo le importa el beneficio propio, sincero pero a la vez insensible. Además de eso, no se preocupa para nada por lo que puedan sentir los demás.

- Marie Cardona: es la antigua mecanógrafa que trabajaba en la oficina de Meurseault. Vive enamorada de él, tan enamorada que no le importa el echo de que el posible matrimonio entre los dos, no le afecte a Meurseault. Esta dispuesta a casarse con el aunque este no la quiera.

- Raymond Sintes: es su vecino de piso. Hombre mujeriego, bajo con anchos hombros y nariz de boxeador. Aunque es un tanto extraño viste correctamente, lo que no le hace a su forma de pensar y de actuar.

- Masson: es el amigo de Raymond. Es un tipo alto, macizo de cintura y de hombros. Es el propietario de la pequeña casa al lado de la playa a la que se van a pasar el día Meurseault, Marie y Raydmond; pasan el día junto a la mujer de Masson.

- Salamanos: otro de los vecinos de Meursealt. Convive con un perro desde hace ocho años. No sabe valorar lo que tiene puesto que trata mal a su perro enfermo desde que lo encontró y en canto lo pierde se arrepiente de sus acciones y hace casi lo imposible por recuperarlo.

Fuentes