Enfermedad tromboembólica venosa

Enfermedad tromboembólica venosa
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En cualquiera de sus formas (trombosis venosa profunda o embolismo pulmonar). Es un proceso caracterizado por la coagulación de la sangre en el interior de las venas (trombosis), con las consecuencias resultantes del desplazamiento y fijación en el pulmón de la totalidad o de un fragmento del coágulo (embolia).

Enfermedad tromboembólica venosa: Es un conjunto de alteraciones que abarcan la trombosis venosa profunda (TVP), la embolia de pulmón y el síndrome postrombótico. Cuando un vaso se rompe, el sistema denominado de hemostasia permite que la sangre circule por los vasos e impide su salida al exterior, deteniendo la hemorragia mediante la creación de un trombo que está limitado a la zona de la lesión vascular.

Definición

Es la ocupación de las venas por un trombo. Si éste es grande y se asienta en las venas profundas de las piernas (trombosis venosa profunda) se pueden desprender fragmentos pequeños y obstruir el flujo sanguíneo en los pulmones cuando ascienden, dando lugar a la embolia de pulmón. Además, con el tiempo, la vena trombosada se dilata y la sangre se estanca. La pierna aumenta de tamaño y la piel puede llegar a ulcerarse. Esta piel adquiere un color azulado con tendencia a hincharse. A este proceso se le denomina síndrome postrombótico.

Causas

Entre los factores de riesgo que pueden provocar la trombofilia se incluyen: edad, traumatismos y cirugías, períodos prolongados de inmovilización, anticonceptivos orales, terapia de reemplazo hormonal, embarazo, obesidad, enfermedades cardiacas y oncológicas y anticuerpos antifosfolípidos. Entre los factores de riesgo genéticos se incluyen la deficiencia de la antitrombina o falta de proteína C y S, entre otras. Si bien los avances en los aspectos genéticos de las trombofilias son muy relevantes, en la actualidad, cuando se evalúa el riesgo de trombosis, se suelen tener en cuenta sólo los factores adquiridos y las características fisiológicas del paciente, dejando a un lado la información genética.

Síntomas

En los casos de trombosis venosa profunda en los muslos, el dolor es el síntoma más frecuente; sin embargo, este dolor es poco preciso al ser espontáneo y con intensidad variable dependiendo del sujeto. Otras características suelen ser el enrojecimiento y el incremento del tamaño de la pierna o del muslo. La embolia pulmonar está caracterizada por el dolor de pecho, tos (en ocasiones con sangre) y la sensación súbita de dificultad para respirar.

Otros síntomas

Existen síntomas locales, principalmente el dolor localizado en el trayecto venoso de la pierna, que aumenta con la flexión dorsal del pie; el edema de la extremidad que es blando y progresa desde la raíz del miembro afecto, en el que existe sensación de pesadez y un cierto grado de impotencia funcional, y aumento del calor local en la extremidad. En ocasiones existen síntomas generales, como fiebre, aumento de la frecuencia cardiaca y síntomas respiratorios, como tos, disnea y ocasionalmente hemoptisis como manifestaciones de una embolia pulmonar.

Métodos para diagnóstico

Los métodos actualmente disponibles para el diagnóstico del tromboembolismo venoso incluyen el diagnóstico clínico, las pruebas analíticas y los estudios radiológicos.

  • La presencia de síntomas y/o signos aislados no permite realizar el diagnóstico con certeza por ser inespecíficos. Por ello, son siempre necesarias pruebas complementarias, siendo fundamental la ecografía venosa (de rápida de realización, indolora y poseer elevada sensibilidad) y el TAC helicoidal, para descartar embolismo pulmonar.
  • En la actualidad si los resultados de la ecografía y/o TAC y de una prueba especial de laboratorio (el Dímero D) son negativos puede descartarse con seguridad el diagnóstico de tromboembolismo venoso, sin necesidad de recurrir a pruebas invasivas.
  • En los últimos 10 años, el tratamiento de esta enfermedad ha experimentado una auténtica revolución con la aparición de nuevos fármacos anticoagulantes que están sustituyendo a los tradicionales.
  • No debe confundirse con la presencia de varices, ya que, aunque éstas pueden ser causa de la , consisten en dilataciones venosas en las que no siempre existe un trombo que obstruye la luz de la vena. La localización típica de la trombosis venosas son las venas de la pantorrilla y del muslo.
  • La trombosis venosa es la tercera causa de muerte cardiovascular después del infarto agudo de miocardio y el ictus. Sin embargo, se puede prevenir y tratar.

Diagnóstico

Ante la sospecha de una trombosis venosa profunda los facultativos recomiendan realizar una ecografía Doppler que permite visualizar el sistema venoso. En caso de que con la ecografía no se pueda diagnosticar la patología, se estudiará realizar una flebografía (método que consiste en introducir contraste en el interior de la vena y que sólo se realiza en situaciones muy especiales, ya que puede tener complicaciones). En los casos de sospecha de embolia pulmonar, la técnica más frecuente es la realización de una gammagrafía (introducción en la vena de un contraste radiactivo). La prueba no tiene riesgos, pero, el diagnóstico de la embolia pulmonar no está asegurado.

Tratamientos

El tratamiento en la enfermedad tromboembólica venosa son los fármacos anticoagulantes que consiguen estabilizar el trombo e impiden la fragmentación. En los casos de trombosis venosa profunda previenen que se produzca una embolia pulmonar, y en las situaciones de embolia pulmonar evitan su avance. Los facultativos utilizan dos tipos de anticoagulantes:

  • Orales: Este tratamiento con anticoagulantes, como el acenocumarol, tarda varios días en hacer efecto, por lo que no se utiliza al inicio de la terapia debido a que se requiere un efecto anticoagulante inmediato.
  • Inyectables: El tratamiento de elección son las heparinas por vía intravenosa. Actúan inmediatamente, pero requieren controles analíticos frecuentes, por lo que los pacientes tienen que estar hospitalizados.

En la actualidad se están utilizando las heparinas de bajo peso molecular (HBPM). Son más cómodas, ya que se inyectan en el tejido subcutáneo y no implican que se realicen controles analíticos, ni ingreso hospitalario. El propio paciente se la administra. El pronóstico a largo plazo del paciente que ha sufrido un episodio de la enfermedad trombólica puede complicarse debido a la aparición de trombosis recurrentes, a pesar del tratamiento anticoagulante, y a la presencia del síndrome postrombótico, caracterizado por insuficiencia venosa crónica, que condiciona problemas circulatorios y alteraciones en la piel de la extremidad que puede ulcerarse y presentar gangrena.

Factores de riesgo

Existen factores de riesgo adquiridos, es decir, situaciones que predisponen a la aparición de . Los más importantes son la edad avanzada, las intervenciones de cirugía mayor, los pacientes con inmovilizaciones prolongadas, como en caso de infarto cerebral o insuficiencia cardiaca, las enfermedades inflamatorias del intestino, el embarazo y puerperio, las neoplasias y los anticonceptivos orales. Además, existen factores de riesgo congénitos, que conllevan una tendencia genéticamente determinada para presentar enfermedad tromboembólica venosa, los más frecuentes se conocen como resistencia a la proteína C (factor V Leiden) y mutación de la protrombina, pudiendo afectar a varios miembros de una misma familia.

Los grupos de mayor riesgo son:

  • Aquellos con antecedentes de ETV: Los pacientes que han padecido una enfermedad tromboembólica venosa tienen riesgo de desarrollar nuevos episodios.
  • Cirugía: La inmovilización prolongada debido a causas quirúrgicas incrementa las posibilidades de enfermedad tromboembólica venosa. La edad del paciente, el tipo de cirugía y la duración de la intervención son algunos factores que aumentan el riesgo.
  • El cáncer y la enfermedad tromboembólica venosa están muy relacionados.
  • Estrógenos: En situaciones como el embarazo, los niveles de estrógenos aumentan y favorecen el desarrollo de enfermedad tromboembólica venosa sobre todo si se asocia a cirugías (cesárea).
  • Pacientes que deben permanecer mucho tiempo inmovilizados en cama.

Prevención

  • Existen situaciones clínicas, después de una intervención quirúrgica o personas que llevan tiempo encamados, que favorecen y aumentan el riesgo de presentar una trombosis venosa.
  • Es por eso que en estos casos, es necesario llevar a cabo medidas farmacológicas de prevención, administrando heparina por vía subcutánea o bien medicación anticoagulante por vía oral.
  • Como medidas generales que pueden disminuir este riesgo están la deambulación precoz, evitando la inmovilización durante un tiempo demasiado prolongado, beber gran cantidad de agua y la realización de ejercicios en los que se contraiga la musculatura de las piernas y de esta manera se estimule el retorno venoso.
  • Existen situaciones clínicas que tienen un riesgo muy elevado de desarrollar enfermedad tromboembólica venosa.
  • En la mayoría de los casos, la prevención farmacológica es eficaz, sobre todo en pacientes postquirúrgicos. Sin embargo, es recomendable consultar al especialista antes de instaurar la prevención.
  • La detección precoz, beber mucha agua y realizar contracciones con los músculos de las pantorrillas son otras medidas muy eficaces.

Fuentes

  • meiga.info/mbe/etv.asp