Enfermedad tuberosa de Bourneville

Esclerosis tuberosa de Bourneville
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Esclerosis tuberosa de Bourneville: Es una enfermedad genética multisistémica de transmisión autosómica dominante que puede afectar a numerosos órganos: el cerebro, la piel, el oído, el corazón, el pulmón y el riñón. Afecta 1 de cada 7000 a 8000 personas, es decir, alrededor de 100 nacimientos por año en Francia. Sus complicaciones principales afectan el sistema nervioso central (convulsiones, hipertensión intracraneal), los riñones (ruptura de los quistes y angiomiolipomas) y los pulmones en la mujer adulta (ruptura de bullas en linfangioleiomiomatosis). Los signos clínicos de estas complicaciones a menudo son difíciles de distinguir a causa del retraso mental y/o de los trastornos psiquiátricos que pueden estar asociados. Se debe realizar un examen clínico y paraclínico ante la menor duda.

Definición

Es una enfermedad genética multi-sistémica poco común que causa tumores benignos en el cerebro y en otros órganos vitales tales como los riñones, el corazón, los ojos, los pulmones y la piel. Afecta comúnmente al sistema nervioso central y es el resultado de una combinación de síntomas, entre los que se encuentran convulsiones, retrasos en el desarrollo, problemas de conducta, anormalidades de la piel y enfermedades renales.

¿Qué causa ?

El CET es causado por defectos o mutaciones en dos genes, TSC1 y TSC2. Solamente uno de los genes necesita ser afectado para que ocurra el CET. El gen TSC1, descubierto en 1997, se encuentra en el cromosoma 9 y produce una proteína llamada hamartina. El gen TSC2, descubierto en 1993, se encuentra en el cromosoma 16 y produce la proteína llamada tuberina. Los científicos creen que estas proteínas actúan como supresores del crecimiento del tumor, agentes que regulan los procesos de proliferación y diferenciación celular, en los cuales las células nerviosas se dividen para formar las nuevas generaciones de células y adquirir características individuales.

¿Es hereditario?

Aunque algunos individuos pueden heredar el trastorno de un padre que padezca de CET, la mayoría de los casos ocurren por mutaciones espontáneas. En estas situaciones, ninguno de los dos padres tiene el trastorno o el gen o los genes defectuosos. En cambio, el gen defectuoso ocurre primero en el individuo afectado. En otros casos, el CET es un trastorno dominante autosómico, lo que significa que la enfermedad ocurre a consecuencia de un gen dominante. En esos casos donde se pasa de un padre al niño, sólo uno de los padres necesita tener el gen para producir la enfermedad en el niño. Si un padre posee el gen del CET, cada descendiente tiene 50 por ciento de probabilidad de desarrollar el trastorno. Los niños que heredan el CET pueden no tener los mismos síntomas que el padre que se lo transmitió y presentar una forma más suave o más severa del trastorno. Algunos individuos adquieren el CET a través de un proceso llamado mosaicismo gonadal. Esto significa que los padres de estos pacientes no presentan defectos evidentes en los dos genes que causan el trastorno. Sin embargo, los padres pueden tener un niño que padezca de CET porque una parte de una de las células reproductoras de uno de los padres (el esperma o los óvulos) puede contener la mutación genética sin que las otras células del cuerpo estén involucradas. En casos de mosaicismo gonadal, la prueba genética de una muestra de la sangre podría no revelar el potencial de transmisión de la enfermedad a los descendientes.

Signos y los síntomas

El CET puede afectar cualquiera o todos los sistemas del cuerpo, causando una variedad de signos y de síntomas. Las muestras del trastorno varían dependiendo de cuáles sistemas y órganos están involucrados. El curso natural del CET varía de individuo en individuo, con síntomas que pueden ser entre muy leves hasta sumamente graves. Además de los tumores benignos que ocurren con frecuencia en el CET, otros síntomas comunes incluyen las convulsiones, el retraso mental, problemas de conducta y anormalidades de la piel. Los tumores pueden crecer en cualquier órgano, pero ocurren más comúnmente en el cerebro, los riñones, el corazón, los pulmones y la piel. Los tumores malignos son poco frecuentes en el CET. Los que ocurren afectan sobre todo a los riñones. Los problemas renales tales como quistes y angiomiolipomas ocurren entre aproximadamente un 40 a 80 por ciento de los individuos que padecen de CET y ocurre generalmente entre las edades de 20 y 30 años. Los quistes son generalmente pequeños, aparecen en números limitados y no causan ningún problema serio. Aproximadamente el 2 por ciento de los individuos que padecen de CET desarrollan una gran cantidad de quistes en un patrón similar al de la enfermedad renal poliquística 2 durante la niñez. En estos casos, la función renal se ve afectada y pueden ocurrir fallas renales serias. En casos raros, los quistes pueden sangrar, conllevando a la pérdida de la sangre y anemia.

¿Cómo se diagnostica?

En la mayoría de los casos la primera pista para reconocer el CET es la presencia de convulsiones o retrasos en el desarrollo. En otros casos, la primera muestra puede ser manchas blanquecinas en la piel (máculas hipomelanóticas). El diagnóstico del trastorno se basa en un examen clínico cuidadoso junto con una tomografía computarizada (CT, por su sigla en inglés) o una resonancia magnética (MRI, por su sigla en inglés), los cuales pueden mostrar los tubérculos en el cerebro. El ultrasonido del corazón, el hígado y los riñones puede mostrar tumores en esos órganos. Los médicos deben examinar cuidadosamente la piel para descartar una amplia variedad de características en la piel tales como fibromas unguales en las uñas de los pies y las manos, los dientes y las encías para detectar hendiduras dentales o los fibromas de las encías y las pupilas dilatadas en los ojos. Se puede utilizar una lámpara de Wood o luz ultravioleta para localizar las máculas hipomelánoticas que son a veces difíciles de detectar en bebés y en personas que tienen la piel pálida o clara.

¿Cómo se trata

No hay cura para el CET, aunque existe tratamiento para un número de síntomas. Las drogas antiepilépticas se pueden utilizar para controlar las convulsiones y se pueden prescribir medicamentos para los problemas de conducta. Los programas de intervención, incluyendo enseñanza especializada y terapia ocupacional, pueden beneficiar a individuos con necesidades especiales y problemas de desarrollo. La cirugía, incluyendo la dermabrasión y el tratamiento con rayos láser pueden ser útiles en el tratamiento de las lesiones de la piel. Debido a que el CET es una condición de por vida, los pacientes necesitan ser supervisados regularmente por un médico para cerciorarse de que están recibiendo los mejores tratamientos posibles. Debido a la gran variedad de síntomas del CET, se recomienda buscar el cuidado de un medico con amplia experiencia en el trastorno.

¿Cuál es el pronóstico?

El pronóstico para los individuos que padecen de CET depende de la severidad de los síntomas, que van desde anormalidades leves de la piel a diversos grados de incapacidades de aprendizaje y epilepsia hasta el retraso mental grave, convulsiones incontrolables y fallas renales. Los pacientes con síntomas leves generalmente tienen vidas largas y productivas, mientras que los individuos con casos más severos pueden tener serios impedimentos.

Complicaciones renales

Las afecciones renales incluyen el desarrollo de quistes benignos de angiomiolipomas y de tumores malignos. La presencia de quistes renales se encuentra en aproximadamente 20% de los pacientes. En 1-3% de los casos, la presencia de quistes muy numerosos puede ocasionar una insuficiencia renal crónica. Entre 60 y 80% de los pacientes adultos afectados por STB son portadores de angiomiolipomas renales a menudo bilaterales. Se trata de tumores benignos, de crecimiento lento. Los vasos suelen ser portadores de micro aneurismas que pueden romperse espontáneamente. Estas rupturas ocasionan una hemorragia retro-peritoneal que puede requerir una nefrectomía de urgencia, e incluso poner en peligro la vida del paciente. Los dolores lumbares inhabituales deben alertar, ya que pueden corresponder a un síndrome pre-fisurario vinculado a hemorragias mínimas intratumorales.

Complicaciones pulmonares

La afección pulmonar se caracteriza por la linfangioleiomiomatosis (26 a 57% de los casos según los estudios), una enfermedad pulmonar intersticial progresiva que afecta principalmente a las mujeres jóvenes. Está vinculada a la proliferación difusa de células musculares lisas anormales que conducen al desarrollo de lesiones quísticas con un aspecto tomodensitométrico característico. Estas lesiones pueden ocasionar la aparición de disnea, de quilotórax y de neumotórax en la edad adulta, y pueden evolucionar hacia una insuficiencia respiratoria crónica e incluso ocasionar la muerte. Puede existir una exacerbación de las lesiones durante el embarazo. El tratamiento se basa en antiestrógenos, e incluso, en las formas más evolucionadas, en el transplante de pulmón.

  • Medidas diagnósticas y terapéuticas de urgencia

1- Neumotórax: según las recomendaciones habituales. 2- Insuficiencia respiratoria aguda o crónica: según las recomendaciones habituales.

Complicaciones cardiacas

La presencia de un Rhabdomioma intracardiaco puede ocasionar un síndrome obstructivo, trastornos del ritmo y hasta una muerte súbita. Estas complicaciones son extremadamente raras en comparación con la frecuencia de estos tumores en los primeros años de vida. La mayoría de los Rhabdomiomas son asintomáticos, e involucionan en pocos años.

Fuentes

  • medicina.ufm.edu/index.php/Enfermedad_de_Bourneville
  • espanol.ninds.nih.gov/trastornos/esclerosis_tuberosa.htm
  • www.orpha.net/consor/cgi-bin/Disease_Emergency.php?lng=ES..