Familia Dumois
| ||||||||||
Familia Dumois. La familia Dumois, de ascendencia francesa, estaba integrada por cinco hermanos: Hipólito, Alfredo, Simón, Enrique y Jorge. Fue propietaria de grandes extensiones de tierra dedicadas al cultivo de café que tenía como centro la región montañosa de la Gran Piedra en la jurisdicción de Santiago de Cuba. En 1870 se estableció en la ciudad de Baracoa, donde se asoció al principal comerciante de la plaza, José Tur, y juntos integraron la sociedad Tur y Dumois, con la que lograron enriquecerse rápidamente y figurar entre los más acaudalados propietarios de la localidad, hasta que finalmente decidieron radicarse en Banes.
En 1887, Hipólito Dumois decidió ampliar su radio de acción con un nuevo emprendimiento agrícola. A tal efecto, le encomendó a su hermano Alfredo que recorriera la región de Banes y el área cercana a la bahía de Nipe para comprobar la posibilidad de adquirir algunas propiedades allí. Esa exploración arrojó resultados positivos, pues la zona se hallaba prácticamente virgen y sus tierras eran fértiles; comprendía no solo el área de Banes, sino las haciendas comuneras de Río Seco, Los Berros, Mulas, Yaguajay, Retrete, Tacajó y Samá.
Sumario
Establecimiento de la familia Dumois en Banes
Los hermanos Dumois adquirieron vastas extensiones de tierra en esta zona, donde fomentaron la Banes Fruit Company, con un estimado de tres mil caballerías de tierra en Banes y una cifra considerablemente mayor en la llanura costera de la bahía de Nipe. De esa forma, la familia Dumois se convirtió en uno de los mayores propietarios de tierras del país.
La exportación y el comercio bananero se hallaban en su fase inicial de expansión a consñecuencia del carácter limitado del mercado y los Dumois encontraron, desde el comienzo, el camino despejado para desarrollar sus negocios en el norte de la provincia de Oriente. Otras compañías menores, como la Bonell, la Morés y la Ruiz, se establecieron en la comarca de Samá, lindante con la plantación en Banes, pero estas no ofrecían competencia seria a los Dumois, quienes fundaron otra empresa, la Samá Fruit Company, para la comercialización del banano en esta área, como parte de la política tradicional seguida por los monopolios bananeros con el objetivo de controlar la producción de otras compañías menores y de productores individuales.
En septiembre de 1887 llegó a la subregión de Banes una comisión formada por Alfredo Dumois; Juan Cárdenas, agricultor de Baracoa y especialista en terrenos, y su empleado Salomé Boza; don Delfín Fino Pupo Cruz, comerciante de la ciudad de Gibara y su yerno Torcuato Varona, con el propósito de hacerse de tierras y establecer contratos con campesinos de la localidad. La llegada de esta emprendedora familia al territorio de Banes y la compra por parte suya y de sus socios de dicha hacienda fue el impulso final para el nacimiento del pueblo; ellos serían quienes venderían, años más tarde, las propiedades de la hacienda a la United Fruit Company.
Desde esa fecha se asociaron con algunos terratenientes para fomentar una gran plantación bananera en Banes, región rica en tierra fértiles y con una elevada incultura en relación con su manera de obtener mayor provecho; no obstante, tuvieron a su favor la ventajosa ubicación geográfica que permitía un mayor tráfico marítimo.
Este proceso de adquisición de las tierras, que se fue desarrollando paulatina e ininterrumpidamente hasta 1895, permitió a los Dumois y sus socios asegurar el control de unas mil caballerías de tierra en las distintas haciendas de la región, llegaron a obtener la casi totalidad de la localidad. Dadas las características que revestía la propiedad territorial en aquella zona, las posesiones de los Dumois no formaron un bloque homogéneo, sino que se encontraban distribuidas en forma más o menos definida en tres grandes haciendas: Retrete, Banes y Los Berros.
La sociedad construida por los Dumois y sus asociados para fomentar la Banes Fruit Company tuvo características sui generis: las tierras fueron repartidas en terceras partes: Dumois, Cárdenas y Pupo. Los Dumois conservaron la dirección de la empresa en virtud de su mayor participación en el resto de las inversiones y, aunque el grueso de las tierras de cada uno de los fundadores o copropietarios fue dedicado a la explotación común del banano, conservaban indivisa la propiedad del área individual correspondiente a cada uno de ellos.
De este modo, don Juan Cárdenas resultó beneficiado con la selección de terrenos de su propiedad del área individual para la delimitación de la ciudad de Banes y Delfín Pupo conservó la propiedad de un trapiche o ingenio de azúcar en las cercanías de la población. Fue así como las relaciones de propiedad comuneras del régimen hacendario anterior incidieron directamente sobre la formación del nuevo régimen de plantación en la región.
Con la producción obtenida en estas tierras y algunas cantidades adicionales de bananos compradas a algunos cultivadores independientes, los Dumois disponían de una fuente segura de frutas con la cual enfrentaron los riesgos del mercado. Para el mejor desarrollo de las operaciones, la plantación fue dotada de un pequeño sistema ferroviario que cubría 15 millas de longitud, por el cual transitaba una diminuta locomotora de vía estrecha; de igual modo realizaron algunas instalaciones portuarias y establecieron el almacén que sirvió de centro para la fruta acopiada.
El negocio de los Dumois estuvo estructurado por medio de tres compañías: Banes Fruit Company, Samá Fruit Company y Dumois Fruit Company. La primera era la propietaria de la plantación de Banes y corría con todos los asuntos relativos al cultivo y suministro del banano; en ella se encontraban los socios de esta familia que también daban su aporte, ya que, de una manera u otra, en sus tierras tenían pequeñas plantaciones bananeras. La segunda estuvo dedicada a la compra de bananos a cultivadores independientes y había sido especialmente constituida para competir con la firma Bonell, Hones, Ruiz, que a finales de la década de 1880-1890 también había comenzado a comprar plátanos a los campesinos de la zona de Samá. En cuanto a la Dumois Fruit Company, era la entidad dedicada a la comercialización del producto en el mercado estadounidense.
Todas estas compañías estaban acreditadas en Nueva York, donde Hipólito Dumois tenía instaladas sus oficinas. La inversión en el cultivo de bananos se veía favorecida por estar geográficamente a orillas del río Banes de amplio caudal en aquellos tiempos y a unas pocas millas de la bahía de Banes; el lugar era ideal tanto para la industria como para el propio pueblo. Una de las primeras adquisiciones de la familia fue el almacén, situado a orillas del río, sitio de la comarca que comercializaba los excedentes de su producción, que luego pasó a ser denominado Almacén Dumois.
A mediados de la década del noventa del siglo XIX, la firma Dumois había logrado ocupar uno de los primeros lugares entre los importadores independientes en el mercado bananero estadounidense. Sus importaciones representaban el 40 % del fruto descargado en el puerto de Nueva York y excedía ampliamente el millón de racimos. Según un inventario de las propiedades de la familia, la plantación de los Dumois en Banes tenía en 1895 un total de 640 caballerías cultivadas, de las cuales 550 estaban dedicadas al banano, con una producción total cercana a los dos millones.
Familia Dumois durante la guerra del 95
La Guerra de Independencia de Cuba, reiniciada el 24 de febrero de 1895, afectó a la región de Banes y, con ello, las inversiones de los Dumois, y en última instancia, decretó la paralización de la actividad plantacionista. Para esa fecha, la región se había transformado notablemente por el fomento de la plantación bananera y el crecimiento paralelo de la ciudad.
El apoyo a la causa independentista por parte de los plantadores se vio ratificado por el acuerdo contraído con el general Antonio Maceo, mediante el cual se mantenía en plena producción la plantación bananera, a cambio del pago de fuertes contribuciones. Las cantidades entregadas por los Dumois en virtud de dicho acuerdo ascendieron a un total de 100 000.00 pesos.
Desde el comienzo de la guerra, los Dumois lograron mantener en producción la plantación, pese a la disminución del personal y los trastornos provocados por el conflicto. Para ello, primero contribuyeron de modo desenvuelto a la causa independentista y, luego, mediante conversaciones con el capitán general de la Isla Valeriano Weyler y Nicolau, evitaron las limitaciones que la jefatura integrista de Gibara mantenía sobre la exportación del banano y su cultivo. Mientras la plantación se mantuvo en producción en medio de la situación de guerra, la residencia de Alfredo Dumois, que fungía además como centro administrativo de la empresa, adquirió carácter de consulado francés, dada la ciudadanía de la familia.
El 11 de agosto de 1896, siguiendo las órdenes de Máximo Gómez, se produjo el incendio de Banes y, con ello, la quema de las plantaciones bananeras; se cortaron las comunicaciones telefónicas, se destruyeron o dañaron las vías férreas y locomotoras, y se trasladó el ganado para la manigua. Varias embarcaciones que esperaban en el puerto para transportar cargas de banano hacia Estados Unidos tuvieron que zarpar sin ellas y dejaron atrás la inmensa hoguera que consumió en pocas horas unas de las mayores plantaciones agrícolas del país.
Al ser destruida la plantación por las llamas del fuego insurrecto, los Dumois partieron hacia Estados Unidos, donde se interesaron en la fusión entre los principales consorcios productores e importadores de banano con capital estadounidense, y participaron en la creación de la Boston Fruit Company, primero, y luego la United Fruit Company, empresa que desde su fundación monopolizó cerca del 80 % de la actividad bananera.[1]
No resulta aventurado suponer que, tratándose de empresas del mismo giro y con zonas operativas muy próximas, los vínculos entre la Boston y los Dumois estuvieran establecidos desde antes. Al menos se sabe con certeza que uno de ellos Simón acompañó a Baker, el presidente de la Boston, en el viaje exploratorio que este hizo a Santo Domingo en 1892 y que culminó en la compra de una hacienda de más de cuarenta mil acres. La proporción de las acciones compradas por la Boston evidentemente no le otorgaba el control de las empresas de Dumois. Sin embargo, los hechos posteriores permiten suponer que la participación de sus directivos se incrementó rápida y notablemente en este periodo.
Llama la atención que los Dumois, antes de partir hacia Estados Unidos y a pesar de la destrucción de la Banes Fruit Company, aceleraron el fomento de otra plantación frutera en el territorio de Saetía, en las inmediaciones de la bahía de Nipe, contigua a la de Banes, por lo que esta nueva plantación pudo, en cierto grado, llenar el vacío dejado en la región por la desaparición de dicha empresa. La nueva plantación pudo absorber parte de la fuerza de trabajo y, una vez terminada la guerra, contribuir a la reconstrucción de Banes.
Familia Dumois y el establecimiento de la United Fruit Company
Concluido el conflicto bélico, la Boston acudió presurosa para hacerse cargo de sus nuevas propiedades. Como la Isla estaba ocupada por las fuerzas militares de Estados Unidos, las condiciones para el desarrollo de los negocios no podían ser más favorables; tocaría a la United Fruit Company el dudoso mérito de encabezar, junto a Hawley del Chaparra, la lista de los capitales estadounidenses que penetraron en Cuba en esos años. Sin embargo, las posesiones de la compañía en Banes, sin dejar de ser valiosas, no resultaban más que una excelente cabeza de playa. Era necesario rehabilitar los cultivos y moverse ágilmente para ampliar las propiedades tanto como fuera posible.
En el complejo proceso que habría de iniciarse, la United Fruit Company contaría con la cooperación de diversos e importantes factores; en primer término, con la valiosa asistencia de los propios hermanos Dumois. Durante el año 1899 reorganizaron la plantación, suplantaron el cultivo del banano por la caña de azúcar e iniciaron la construcción del central azucarero Boston en el cayo de la bahía de Banes. Ese mismo año, la Boston fue incorporada a la United Fruit Company; pero la administración del ferrocarril continuó bajo el control de los Dumois, hasta 1901, cuando fue asumido por la compañía bajo la administración de D. Santleban, W.h. Ramsay fue nombrado superintendente del ferrocarril y Francisco de Paula Jaén quedó a cargo de los talleres.
Al llevarse a cabo la incorporación de la United Fruit Company, el presidente de la Boston,Andrew Preston, figuraba igualmente como presidente de la Banes y la Samá Fruit Company con plenos poderes para disponer de los bienes de ambas empresas.[2] Por su parte, Hipólito y Simón figuraban en la primera directiva de la Compañía; el primero de ellos le vendió a esta sus acciones e inició nuevos negocios por su cuenta.
Entre las razones que pudieron haber tenido los Dumois para este cambio de actividades, puede suponerse que entre otras estuvo su falta de adaptación a las nuevas condiciones creadas dentro del negocio, pues si bien fueron capitalistas emprendedores dentro de las condiciones coloniales que prevalecían en Cuba hasta 1898, en empresas caracterizadas por la propiedad y la dirección individuales, posiblemente no sería igual dentro de una corporación como la United Fruit Company, expresión genuina del nuevo tipo de empresa monopolista.
En el curso de ese año, Dumois fue sustituido como manager y al finalizar 1898 su nombre había desaparecido de la relación de directivos de la empresa. No obstante, algunos miembros menores de la familia continuaron trabajando para la compañía y aunque Hipólito fomentó por su cuenta una plantación en Saetía, continuó estrechamente vinculado a la United Fruit Company, especialmente en los asuntos relativos a la compra y venta de tierras.
Los Dumois relacionaron a José h. Beola con la empresa. Ellos fueron parte del comité de recepción que facilitó su rápido y exitoso establecimiento en Cuba. Dumois prestaba a la United Fruit Company una ayuda inestimable, pues sus funcionarios desconocían las características de la zona y no poseían experiencia alguna sobre la mecánica operativa de los negocios en la Isla. El antiguo y emprendedor hacendado agrícola de Baracoa y Banes era ya un simple agente al servicio del ascendente monopolio frutero yanqui.
De inmediato reiniciaron el proceso de adquisición de tierras que se había paralizado cuatro años antes y extendieron su actividad a las haciendas Tacajó y Mulas, donde la familia nunca había realizado compras con anterioridad. Igualmente lograron que algunos de sus antiguos socios, como Pupo y Cárdenas, les vendieran parte de sus propiedades, con lo que engrosaban las posesiones de la compañía.
En primer término, por sus detallados conocimientos de los problemas de la propiedad territorial, Dumois facilitó considerablemente la apropiación de las tierras en la región. Por otra parte, su condición de cubano fue utilizada en más de una ocasión por la United Fruit Company para encubrir delicadas gestiones; así, por ejemplo, estando interesada la compañía en que fuera enclavada en algún punto cercano a sus propiedades una instalación militar estadounidense, se encargó a Dumois la realización de las gestiones. Este escribió directamente al secretario de Marina en Washington y le comunicó su disposición de ceder a dicho departamento su propiedad de Cayo Verraca, un pequeño saliente al sur de la península de Ramón en la bahía de Nipe, para la instalación de una base estadounidense.
La United Fruit Company hizo su entrada en Cuba por medio de la adquisición de la Banes y la Samá Fruit Company, pertenecientes al clan familiar Dumois; por dicha razón es muchas veces citada en los documentos de la época como su sucesora. Con los Dumois se estableció una especie de relación simbiótica, sustentada en intereses comunes. Por esta razón, la zona en torno a las bahías de Banes y Nipe se convertiría en la cabeza de playa de Mamita Yunai.
A partir de 1900, los Dumois vendieron a la United Fruit Company la mayor parte de sus propiedades, que incluía todas las posesiones de la Sociedad Hipólito Dumois y Compañía. La transferencia se hizo por un precio de 11000 pesos y las partes fueron representadas, la familia por Hipólito Dumois y la United Fruit Company, por su hermano Alfredo. Hipólito también vendió a la compañía terrenos de su propio peculio o como accionista único, práctica que siguieron sus hermanos Alfredo y Enrique, y su hijo Jorge P. Dumois Mitchel. En todas estas operaciones de compraventa entre el clan Dumois y la United Fruit Company, ellos mismos fueron los representantes de la compañía.
La nueva adquisición de la empresa se resumía en 2067.38 pesos de posesión, con 25 rozas sembradas de banano, por los cuales se hizo una inversión total de 68261.25 pesos, más un contrato de otros 100 por caballería en franjas de terreno para la construcción de su ferrocarril particular. Con la asesoría de Dumois y los servicios de habilidosos abogados, la United Fruit Company se las ingenió para hacer valer sus pesos de posesión legítimos o falseados y descalificar los de decenas de indefensos campesinos; se apropiaron de la mayor parte de las haciendas de Banes, hasta integrar esas tierras en un enorme latifundio de más de treinta mil hectáreas.
Conocedor de que sobre el extenso latifundio de los terrenos de Nipe pesaba una amenaza de remate judicial como resultado de las deudas contraídas por sus propietarios con el Banco Romano de París, el habilidoso empresario se las ingenió para adquirir, mediante una maniobra de sabor fraudulento, las 75 000 ha de esa inmensa propiedad por la ridícula suma de 189370 dólares; al año siguiente y por una cifra casi idéntica, Dumois traspasó esas tierras a los señores Preston y Keith, principales cabezas de la United Fruit Company.
La apropiación de tierras cubanas por parte de la United Fruit Company constituyó un aspecto fundamental del proceso de penetración de esta compañía en la Isla. La información contenida en los Protocolos notariales de los años 1900-1902 revela que hizo compras de 258.15 pesos de posesión a varios propietarios de la hacienda comunera de Tacajó, la que evidentemente se estaba deslindando y muchos de los poseedores de pesos de posesión en ella los estaban vendiendo. El valor de la compra totalizó un precio de 12475 pesos. Ninguna de las ventas que hizo la Sociedad Hipólito Dumois y Compañía, ni las que hizo el propio Hipólito Dumois como accionista único a la United Fruit Company, están ubicadas en las zonas que corresponden a la hacienda comunera de Tacajó.
Tierras adquiridas por los Dumois
Hipólito Dumois se convirtió en el jefe económico del clan familiar, no solo les compró a otros propietarios, sino que hacia el interior de la familia acaparó las propiedades o detentó derechos sobre estas. En 1901, su hermano Alfredo y su sobrino Alfredo Dumois Duthil le vendieron los derechos que adquirieron sobre 5/7 de la herencia de Genaro Hidalgo, consistente en dos sitios: uno, llamado Las Calabazas, de 25 pesos de posesión, que tiene al este el mar y al sur las lomas de Mejía, y el otro, Santa María de Las Calabazas, tasado en 32 pesos de posesión, con la bahía de Nipe al sur, al norte Santa Rita, al este Arroyo Salado y al oeste el Güiral, los dos en la hacienda de Tacajó, por el monto de 1200 pesos.
Ambos parientes, con Ernesto Dumois Duthil, Enrique Dumois Gessé y Eudaldo de Feria y Feria, le traspasaron a Hipólito terrenos ubicados en la hacienda Tacajó valorados en más de doscientos pesos de posesión y precio de 10 615 pesos. Su actividad geofágica no se limitó a la compra y venta de terrenos, sino que incursionó en el sector del comercio y el 8 de enero de 1902, estableció una tienda mixta y una bodega en Tacajó, en calidad de miembro del sindicato de Tacajó.
Otros miembros del clan familiar que merecen atención son Enrique Dumois Gessé, hermano de Hipólito, y Alfredo J. Dumois Duthil, sobrino de ambos. El primero obtuvo mediante compra 10 pesos de posesión en la hacienda comunera de Alcalá y la finca rústica de labor y crianza La Yuraguana, con el abierto total de la medida agraria adquirida de 125 caballerías. La primera por 200 y la segunda por 16 500 pesos; en ambas gestiones fue representado por Pepe Torres, a quien había entregado un poder general para que este ilustre abogado le representara en pleitos legales.
En cuanto a Alfredo Dumois, adquirió el sitio de labor Palmarito, propiedad de Longina Carrillo Cruz, con un estimado de dos pesos de posesión por unos 500 pesos. A esta compra se sumaron: el sitio Vega de Macho, fundado en 60 pesos de posesión, por compra a Pablo Paz Hernández a precio de 2000 pesos; una casa de tablas y tejas ubicada en la calle Real de Banes, sobre un solar tasado en dos centavos de posesión de dicha hacienda, por la cantidad de 1500 pesos; 17 pesos y 90 centavos de posesión en la hacienda de Tacajó, obtenida de Bienvenido Aguilera Feria y otros propietarios menores por el precio de 1037.50.
También compró a Rafaela Díaz su parte de una vega llamada San Rafael, fundada en 52.50 pesos de posesión en la referida hacienda de Tacajó, por un total de 325 pesos; aunque de inmediato le revendió, a la misma Rafaela, un peso de posesión de lo que le había comprado. Además, vendió otra propiedad valuada en 45 pesos y 12 ½ centavos de posesión en la hacienda Retrete, al propietario banense José Rosalía Riverón Proenza, por unos mil pesos.
Posteriormente compró los derechos hereditarios sobre la tierra de un conjunto de terratenientes encabezados por Arcadio Ávila Rodríguez y Emilio Feria Rondón. Se trataba de 18.78 pesos de posesión en la hacienda citada de Tacajó, por el precio acordado de 1335 pesos. El 8 de diciembre de 1900 adquirió licencia de comerciante para el establecimiento de una carnicería y una tabaquería en Banes. [3]
Por su parte, Ernesto Dumois Duthil[4]les compró a algunos propietarios, entre los que se destacaba Remigio Marrero Álvarez, unos terrenos avalados en 23.03 pesos de posesión en Bijarú a un precio de 2064 pesos.[5] En la misma zona adquirió los sitios de labor Tierra Buena (20 pesos de posesión) y La Mina (10 pesos de posesión) por 1300 pesos.[6] En todas sus operaciones fue representado por Pepe Torres.
En resumen, Hipólito Dumois Gessé compró entre 1900-1902: 280.15 pesos de posesión en las haciendas comuneras de Tacajó, Bijarú, Alcalá y Los Berros (con abundantes terrenos montuosos y yermos) por 13 475 pesos. Adquirió, además, 152 pesos de posesión a Alfredo Dumois y Alfredo Dumois Jr. por 5200 pesos y a Eudaldo de Feria, en conjunto con los dos anteriores, 212,03 pesos de posesión por 10615 pesos. Por otro lado, adquirió 100 caballerías en Manatí por 4000 pesos y la península de Cayo Verraco en El Ramón por 1000 pesos. Así, el total de sus propiedades adquiridas abarcaba 644.18 pesos de posesión y 100 caballerías, por las que pagó 34290 pesos y vendió a la United Fruit Company propiedades por un valor de 15 000 pesos.
Los miembros de menor prominencia de la familia Dumois traspasaron parte de sus propiedades al renombrado cabeza de familia, sobre todo en las zonas hacia donde este había reenfocado su actividad económica (Tacajó-Bijarú-Alcalá-Retrete). Sin embargo, no se quedaron atrás tampoco en este aspecto, como lo demuestra el hecho de haber adquirido 213.21 pesos de posesión en esta misma zona, por los que gastaron la cantidad de 23961.50 pesos. Además, al igual que Hipólito, vendieron buena parte de sus posesiones a las compañías estadounidenses United Fruit Company y The Cuban Company. De hecho, fueron sus principales clientes en este negocio, ya que el 50,5 % del capital invertido en ello, equivalente a 34 500 pesos, fue a parar a manos de los Dumois.
En orden, poco a poco, la familia Dumois vendió a la United Fruit Company, la Banes Fruit Company, las plantaciones de Sosua, en Santo Domingo, y Saetía Fruit Company, entre la bahía de Nipe y Levisa. Pasó de ser una familia prominente y con gran arraigo económico en Banes a una rama clientelar de una de las más poderosas empresas monopolistas estadounidense que se instaló en Cuba hasta el triunfo revolucionario de 1959.
Referencias
- ↑ Oscar Pino Santos: Los mecanismos imperialistas de apropiación de la tierra en Cuba, un caso de la United Fruit Co., en: Santiago, no. 23, septiembre de 1976, p. 185.
- ↑ Oscar Zanetti: United Fruit Company: un caso del dominio imperialista en Cuba, p. 46.
- ↑ AHPH: Fondo Registros Mercantiles de Comerciantes, Libro 3, herramienta 37.
- ↑ Natural de Baracoa, vecino de Banes en Samá, casado, 26 años, propietario.
- ↑ AHPH: Fondo Protocolos notariales, Escribanía de Enrique Rodríguez Fuentes, 1901, t. 1, folios 91 y 157.
- ↑ AHPH: Fondo Protocolos notariales, Escribanía de Emiliano Espinosa, 1901, t. 1, folios 651 y 693.
Fuentes
- Dr. C. Alexander Abreu Pupo (Profesor titular Universidad de Holguin) y M. Sc. Rosileidis Ricardo Grass (Profesora CUM Banes)
- Oscar Pino Santos: Los mecanismos imperialistas de apropiación de la tierra en Cuba, un caso de la United Fruit Co., en: Santiago, no. 23, septiembre de 1976, p. 185.
- Oscar Zanetti: United Fruit Company: un caso del dominio imperialista en Cuba. La Habana, Editorial Ciencias Sociales, 1976.
- AHPH: Fondo Registros Mercantiles de Comerciantes, Libro 3, herramienta 37.
- AHPH: Fondo Protocolos notariales, Escribanía de Emiliano Espinosa, 1901, t. 1, folio 651.
- AHPH: Fondo Protocolos notariales, Escribanía de Enrique Rodríguez Fuentes, 1901, t. 1, folios 91, 157, 651 y 693.

