Génesis

Génesis
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Genesis mundo.JPG
Nombre original:Bereshith
Nombre nativo:בראשׁיח (en idioma hebreo bíblico).
Autor(es):Tradicionalmente se le atribuye parcialmente la autoría a Moisés, uno de los protagonistas del Pentateuco).
Categoría:Libro religioso
Soporte:Materiales pétreos, pergaminos
Idioma:Hebreo y parcialmente arameo.
Lugar:Medio oriente, europa, asia.

Génesis. Es el primer libro de la Biblia, llamado por los judíos Be-re-shith (‘en el principio’) palabra hebrea con que inicia esta porción (en hebreo בראשׁיח). La palabra génesis (en griego γένεσις, ‘origen’, ‘fuente’, ‘creación’) es la traducción del título hebreo en la Septuaginta (versión de la Biblia en griego).

El autor del libro quiere mostrar el origen de la nación de Israel como pueblo, y de cómo fue desarrollado y cómo llegó a ser el pueblo de Yehová, Dios que adoraban los antiguos hebreos y que adoran actualmente los cristianos y judíos.

Autor, fecha y fuentes

Lista de reyes tallada en piedra que se descubrió en Irak en 1922. Contiene los nombres de varios reyes sumerios que gobernaron antes del «diluvio» descrito en los textos mitológicos sumerios. Haciendo un paralelismo cultural entre los relatos bíblicos. Foto: Museo Ashmolean

Autor. La tradición judía atribuye a Moisés la autoría de Génesis y de los cuatro libros que le siguen. Al conjunto de estos libros se le llama Pentateuco. El propio Pentateuco presenta a Moisés como alguien que escribió extensamente (véanse Éx 17.14; 24.4; Dt 31.24).

La historia de Moisés presupone una prehistoria, tal es que Moisés no se ve como fundador de la religión de Israel, sino a los patriarcas; solo así se explica que Israel haya aceptado como divino el mensaje que Moisés proclamó. Considerando la propia historia de Moisés, ninguno como él estaba tan extraordinariamente preparado para esta obra. El Nuevo testamento acepta a Moisés como autor. Jesús dijo:

«Si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él» (Jn 5.46).

No obstante, es posible que algunos capítulos no hayan sido escritos por Moisés, por ejemplo, hay una referencia a Génesis 1 en Éxodo 20:11, antes de que él escribiera La Tora. En Génesis capítulo 10, se nos muestran las tablas de las naciones, los nombres que salen de los descendientes de Noé, son, en realidad, títulos de naciones. Y algunos de estos títulos pueden parecer anacrónicos si fueran escritos por Moisés, por ejemplo, hay una mención a los medos como Medei, y estos no existieron por nombre sino hasta mucho luego. En libros históricos no hay muchas referencias a los capítulos 2-11 de Génesis, por lo que parecen haber sido escritos posteriormente por otros autores, posiblemente durante tiempos de Ezequías.

La tradición oral o escrita, apoyada por la longevidad y buena memoria de los patriarcas, indudablemente puede haber influido, desde luego, es imposible reconstruir tales fuentes, pero valerse de ellas en modo alguno contradice la doctrina de la completa inspiración de las Sagradas Escrituras ni debe confundirse con la «teoría documentaria». Esta teoría sugiere que el Pentateuco es una compilación, efectuada progresivamente durante mil años, de cuatro documentos: el yahvista, el elohista, el código sacerdotal y el deuteronomista.

Trasfondo

Génesis aparece acertadamente como el primer libro del Antiguo testamento y constituye la introducción esencial a toda la Biblia.

Su veracidad histórica como escritura inspirada está certificada por Jesucristo[1] y los apóstoles [2] en el Nuevo testamento.

Aporte a la teología

En este libro aclara cuestiones como el origen del mundo, el pecado original del hombre, la imagen de Dios, la progresiva depravación del género humano y la promesa de la victoria final de la simiente de la mujer. Describe no solamente la necesidad de la salvación de la humanidad, sino también su realización en los comienzos.

Funde la historia general de la humanidad con la de los patriarcas: «Benditas en ti todas las familias» (12.3). Pablo más tarde habría de explicar que estas promesas fueron dadas antes que la Ley (Gal. 3). La historia de Abraham subraya especialmente la fe en la promesa; la de Jacob y Esaú, la elección divina; la de José, la providencia divina.

  • Los Cristianos ven a Cristo en Génesis

El Cristo preexistente, el Verbo viviente, participó directamente en la creación.

«Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho» (Jn 1.3).

Génesis 3.15 anticipa el ministerio de Jesús al sugerir que la «simiente de la mujer», la cual herirá en la cabeza a la serpiente (Satanás), es Jesucristo, la «simiente» de Abraham mencionada por Pablo en Gálatas 3.16. Melquisedec es el misterioso rey y sacerdote del capítulo 14. Como Jesucristo es a la vez Rey y Sumo Sacerdote, la carta a los Hebreos los identifica correctamente (Heb 6.20).

La mayor revelación de Cristo en Génesis se halla en el establecimiento del pacto de Dios con Abraham en los capítulos 15 y 17. Dios hizo promesas gloriosas a Abraham, y Jesús representa su máxima consumación, una verdad explicada detalladamente por Pablo en Gálatas. Mucho de la Biblia está edificado sobre el pacto ofrecido a Abraham y su cumplimiento en Jesucristo.

La dramática historia que narra la disposición de Abraham de sacrificar a Isaac, obedeciendo el mandato de Dios, exhibe una sobrecogedora similaridad con el acontecimiento crucial del Nuevo testamento.

«Toma ahora a tu hijo, tu único, a quien amas... y ofrécelo allí en holocausto» (22.2)

Que recuerda la disposición de Dios de sacrificar a su hijo por los pecados del mundo.

Finalmente, la bendición de Jacob sobre Judá anticipa la venida de «Shiloh», que será identificado como el Mesías.

«Y a él se congregarán los pueblos» (49.10).
  • Los cristianos evángelicos ven al Espíritu Santo en Génesis .

Ademas de ver a Cristo en el libro de Génesis, los cristianos evangélicos (en su mayoría) ven al Espíritu Santo.

«El Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas» (Gen.1:2).

Así encuentran el Espíritu participando en la creación. El Espíritu Santo también obró en José, algo obvio para el Faraón:

«¿Acaso hallaremos a otro hombre como éste, en quien está el Espíritu de Dios»? (41.38).

Historicidad de los ciclos patriarcales

Desde hace ya tiempo, la historicidad de las historias de los patriarcas ha sido puesta en tela de juicio, sobre todo desde que el erudito Thomas L Thompson publicó su libro «The Historicity of the Patriarchal Narratives: The Quest For The Historical Abraham».

Argumentos a favor de la historicidad de los patriarcas se han presentado varios, como que en Génesis 14 varios nombres parezcan ser únicos del segundo milenio antes de nuestra era.[3] Kenneth Kitchen, argumentó en su libro La Confiabilidad del Antiguo Testamento. Que los 20 siclos de plata por los que fue vendido como esclavo José atinan con mucha presición al precio de un esclavo egipcio al final de la dinastía XIV y comienzos de la dinastía XV de Egipto.

Argumentos en contra se han presentado varios, por ejemplo, el arquéologo Israel Finkenstein en su famoso libro La Biblia Desenterrada,[4] asevera que los relatos patriarcales no reflejan costumbres arcaicas, y que las similitudes que se pueden encontrar entre los relatos patriarcales y costumbres documentadas inscripciones arqueológica antiguas fueron comunes en todo período de la historia. Finkelstein sostiene que las tensiones entre Israel y Labán, así como la elección de un marcador en el este del Jordán para delimitar sus territorios, reflejan la división territorial entre Aram y la nación de Israel en los siglos IX-VIII a.n.e.. Thomas Römer, quien ha escrito extensamente sobre José de Egipto, propone que el contexto de la historia de José se alinea con una redacción en períodos persas.

Pero quizá la objeción más fuerte a la historicidad de los ciclos patriarcales sean los famosos anacronismos bíblicos. Uno de los más conocidos es el anacronismo de los camellos. Investigaciones han sugerido que la domesticación de camellos en Israel no comenzó sino hasta el siglo X a.n.e.[5] No obstante, hay evidencia de domesticación de camellos de hasta el tercer milenio a.n.e. en otras zonas[6] por lo que en teoría Abraham sí pudo haber poseído camellos por ser un nómada, sin embargo, otros objetan que las menciones a camellos en Egipto son, de todos modos, anacrónicas. También, en Génesis 21:32-34 se mencionan a los filisteos, un anacronismo, pues los filisteos se asentaron en Canaán 500 años luego de estos sucesos de Abraham o como en Génesis 36:31 que se menciona a los reyes de Israel, pero Israel no tuvo reyes sino mucho después de tiempos de Moisés y de los jueces. Organizaciones apologéticas contestan a que «el hecho de que Israel tuviera reyes parece haber sido ya un plan de Dios desde el principio (Gé 17:6; Dt 17:14-20); pero lo más probable es que originalmente este versículo hubiera sido una interpolación puesta para lectores de tiempos pasados o que únicamente este capítulo haya sido redactado por un escriba posterior, un argumento muy fuerte para sostener esta teoría es que en 1 Crónicas 1:43 hay una declaración casi idéntica a esta». [7]

Los autores indendependientemente de sus credos discuten siempre sobre numerosas y contradictorias ideas. A pesar de que hoy día solo una minoría de eruditos sostiene la historicidad de los relatos patriarcales, el debate sigue siendo frecuente y abierto en el mundo académico.

Características especiales

  • La historia de Génesis comprende un período de tiempo más extenso que el resto de la Biblia. Comienza con la primera pareja humana, extendiéndose a la historia mundial antediluviana, y luego concentrándose en la historia hebrea como la corriente redentora que sigue a través del resto del Antiguo testamento.
  • El pacto de Dios con Abraham que comenzó con su llamamiento en el capítulo 12, se formalizó en el capítulo, 15 y se ratificó en el capítulo 17, es de importancia central en todas las escrituras.
  • El Génesis explica el origen de las doce tribus de Israel, y documenta cómo los descendientes de Abraham fueron a parar a Egipto, donde estuvieron durante 430 años, preparando así la escena para el éxodo, evento redentor central del Antiguo testamento.

Bosquejo

  • El comienzo de la historia humana (1:1-11:26).
  • Origen del universo y de la vida (1:1-2:25).
  • Origen del pecado (3:1-24).
  • Civilización (4:1-5:32).
  • El diluvio de Noé: El juicio de Dios sobre la civilización primitiva (6:1-8:19).
  • Nuevo pacto con Dios y su segundo representante luego de Adán, Noé (8:20-11:26).
  • Los orígenes del pueblo hebreo (11:27-32).
  • Llamado y viaje de fe de Abran (12:1-14:24).
  • Pacto formal de Dios con Abran (15:1-21).
  • Agar e Ismael (16:1-16).
  • Pacto abrahímico sellado con un nombre nuevo y la circuncisión (17:1-27).
  • La promesa de Abraham y la tragedia de Lot (18:1-19:38).
  • Abraham y Abimelec (20:1-18).
  • Isaac (25:19-28:9).
  • Jacob (28:10-26:43).
  • José (37:2b-50:26).

Véase también

Fuentes

  • Biblia de estudio de la vida plena. México: Vida, 1993.
  • Comentario bíblico mundo hispano. Madrid: Mundo Hispano, 1997.
  • Keil, Johann; Delitzsch, Franz (2010): Commentary on the "Old testament", tomado del software e-Sword 9.6.0, 2010.
  • Biblia plenitud (edición electrónica). Nashville (Estados Unidos): Caribe, 1999.
  • Nelson, W. M.; y Mayo, J. R. (2000): La Biblia.
  • Nuevo diccionario ilustrado de la Biblia (edición electrónica). Nashville (Estados Unidos): Caribe.
  • Libro del Génesis

Referencias