Glicerio Blanco Lores
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Glicerio Blanco Lores. Adolescente, estudiante de bachillerato. No era buscado ni perseguido por la policía por acto o actividad revolucionaria alguna, baleado por la tiranía batistiana.
Síntesis Biográfica
Infancia y juventud
Nació el 20 de noviembre de 1936, en Baracoa, Oriente, hijo de Cirila Lores y Marcos Blanco González. Su nivel de escolaridad era de 4to grado. Era una familia pobre, pero trataron que sus hijos tuvieran un oficio, aunque no llegaran a grados superiores en la escuela. Glicerio realiza sus estudios en Baracoa, donde logra alcanzar el 2do año de Secundaria Básica a la edad de 15 años. Tenía otro hermano dedicado a zapatero, Glicerio era el menor de los dos y estaba aprendiendo electricidad en un taller de Baracoa. Era un muchacho serio, reservado y responsable de sus actos, tenía muchos amigos, los que le decían cariñosamente Alingo.
Le gustaba mucho la pelota, que practicaba en Moa, Maisí y otros lugares de su ciudad natal. Se dedicó al oficio de electricista, labor que estaba aprendiendo aún antes de morir, aunque nunca trabajo. Su hermano se fue al monte. Glicerio no se alza, pues su padre siempre estaba enfermo y no podía dejar a su madre desamparada, pero ayudaba en todo lo que podía a los rebeldes, conseguía medicinas y comida para mandarla al monte por medio de la esposa de su hermano, también mensajes; lo que trajo como consecuencia que los guardias sospecharan de él.
Muerte
El 11 de octubre de 1958, a las 11:00 p.m. Glicerio escuchaba la pelota, tocaron a la puerta, su madre abrió y un individuo enmascarado le dijo que traía un mensaje de su hijo alzado, en esos momentos Glicerio se paraba detrás de su madre, a ésta no le dio tiempo hablar, pues el hombre le disparaba a Glicerio hiriéndolo en un hombro y dándose a la fuga.
La madre lo lleva rápidamente a la Clínica, no siendo la herida de gravedad. El médico de guardia que lo atiende avisa al teniente de la Policía, que se personó rápidamente mandando a subir las manos a la madre de Glicerio y a los que le acompañaban. El Teniente le dice al médico que lo cure y que en la mañana vendría a hacer las investigaciones. La madre se pasa la noche con su hijo y a las seis de la mañana Glicerio le dice que fuera a ver a su padre que se había quedado solo y muy nervioso.
La madre regresa de la casa y le avisan que se habían llevado a Glicerio en una ambulancia en dirección al Hospital, luego de ir a la Clínica, donde le dijeron que el Teniente se había llevado a su hijo y que le buscara porque era una vida, fue rápidamente al Hospital y no la dejaron pasar. Eran ya aproximadamente las 9:00 a.m. cuando la madre fue al Castillo buscando al Teniente para que le diera permiso para ver a su hijo, pero éste no estaba. Llegó a su casa desesperada como a las 2:00 pm. le dijeron que fuera a ver tres muertos que habían aparecido por el camino de La Mina y por Jobo Dulce y como a las 5:00 pm. encontró el cadáver de su hijo con muchos tiros en el cuerpo. Ella fue a Baracoa a buscar un permiso para recoger a su hijo. El Teniente le dijo que estaba bien, pero que no podía velarlo sino llevarlo directamente al Cementerio, fue y buscó el carro y cuando lo traía, al pasar por el río Miel los guardias que estaban allí le dijeron que tenía que traer el permiso por escrito. Dejó de nuevo el cadáver de su hijo y lo fue a buscar, ya era de noche y le dijo el teniente que no llevara a su hijo al Cementerio a esa hora y le dio permiso para que lo llevara a casa, pero que la cerrara y que no se aglomeraran mucha gente. Sólo la pudieron acompañar algunas vecinas.
Fuentes
- Biblioteca Municipal Raúl Gómez García.
- UNEAC
