Henry Hathaway

Henry Hathaway
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Poseedor de una narrativa sencilla y eficaz, emparentada con la de los grandes clásicos como John Ford y Howard Hawks, tenía un sentido del ritmo envidiable, sabía perfectamente como tensar un relato, cuando poner la pizca de humor, cuando llegar al momento sentimental, y, si a la historia le convenía, era capaz de lograr hallazgos visuales y de grandes momentos de tensión.
NombreHenri Leonard de Fiennes
Nacimiento13 de marzo de 1898
Sacramento, California, Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
Fallecimiento11 de febrero de 1985
Hollywood, Los Ángeles, California, Bandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
Causa de la muerteparo cardíaco
NacionalidadBandera de los Estados Unidos de América Estados Unidos
Otros nombresGarci
Ocupaciónproductor y director de cine
Obras destacadasEl legado de la estepa (Heritage of the Desert, 1932), Niágara (1953).

Henry Hathaway Es un director, en general, poco recordado por la crítica, pero es uno de los grandes directores norteamericanos, por su obra de amplio espectro, medida y muy hábil. Hizo un cine "vitalista, poco estridente, de una gran nitidez visual".Eso sí, los miembros de la academia no le concedieron ningún galardón, aunque fue candidato a varios. A pesar de todo, el mundo del cine está en deuda con él, porque fue uno de los primeros en atreverse a sacar la cámara del estudio y rodar en exteriores. Sus películas tuvieron más suerte y obtuvieron el reconocimiento que se le negaba al director. Hoy medio centenar de sus filmes circulan en DVD.

Síntesis biográfica

Nacido en el seno de una familia vinculada al mundo del espectáculo (su madre fue actriz y su padre representante), desde muy pequeño intervino en una serie de películas dirigidas por Allan Dwan y Frank Lloyd, no tuvo éxito y sólo alcanzó el rango de actor secundario en un corto de 1917: The storm woman de Ruth Ann Baldwin. Este trabajo lo interrumpió durante la Primera Guerra Mundial. A partir de 1923 consiguió subir algunos escalones dentro de varios estudios como ayudante de dirección y después en el seno de la Paramount Famous Lasky Corporation con Joseph von Sternberg (La ley del hampa, 1927; La última orden, 1928) de quien aprendió mucho, especialmente cuando rodaron Marruecos (1930) y El expreso de Shanghai (1932). La eficacia del trabajo de Hathaway benefició a su carrera y confirmó la aportación de los actores que intervinieron en sus películas. Fue un director al que le resultó imposible moverse sólo en un género. Demostró, a partir de los años cuarenta, que era capaz de asumir los compromisos más dispares y hacer de ellos obras en las que la eficacia del espectáculo estuviera garantizada.

Etapa de director

Su reconocimiento le llegó inmediatamente con una serie de películas interpretadas por Gary Cooper. Con Ahora y siempre (1934), abordó el tema de la adopción y las relaciones establecidas entre un padre y su hija (Shirley Temple); continuó con una historia colonial (Tres lanceros bengalíes, 1935), con la que cosechó uno de los mayores éxitos de la década y de su carrera; abordó uno de sus mejores relatos románticos en Sueño de amor eterno (1935), historia que construyó (sobre la novela Peter Ibbetson de George du Maurier) con una gran habilidad narrativa sumiendo al espectador en unos niveles de irrealidad que traspasaron el tiempo y el espacio; y confirmó su dilatado periplo con Almas en el mar (1937), una aventura sobre el negocio de los esclavos, y La jungla en armas (1939), otra historia que emerge con gran fuerza en un marco en el que se enfrentan británicos, filipinos y estadounidenses.

También hizo incursiones en el drama y en la comedia romántica. Trabajó con los principales actores de la época dorada de Hollywood: Gary Cooper, James Stewart, Gregory Peck, Tyrone Power, John Wayne, Dean Martin, Robert Mitchum, Susan Hayward, Dorothy Lamour, David Niven, Mae West, Marilyn Monroe, entre otros.

Última etapa de vida

Hizo trece westerns más, como The Shepherd of the Hills (1941), con John Wayne (Alaska, Los cuatro hijos, Valor de ley), pero también con Gary Cooper (El jardín del diablo), Tyrone Power (El correo del infierno) o Henry Fonda (La conquista del oeste). Realizó bastante cine de crímenes (cine negro, en ocasiones) o misterio: Johnny Apollo (1940), La casa de la calle 92 (1945), 13, rue Madeleine (1946), así como Envuelto en la sombra (1946), El beso de la muerte (1947) y Yo creo en ti (1948), con valiosos actores masculinos. Así mismo con Marilyn Monroe, en Niágara (1953). En la última etapa de su carrera participó en La conquista del Oeste (1962), superproducción en Cinerama que dirigió con John Ford y George Marshall, y en la producción de Samuel Bronston que rodó en España, El fabuloso mundo del circo (1964). La última fue Chantaje criminal (Hangup, 1974). Fueron numerosas las películas que obtuvieron nominaciones a los Oscar de la Academia, pero sólo Tres lanceros bengalíes (a los ayudantes de dirección), Lobos del Norte (a los efectos especiales), La casa de la calle 92 (al argumento), La conquista del Oeste (al guión, montaje y sonido) y Valor de ley (al actor, John Wayne) alcanzaron el premio.

Obras

Fuentes