Hernán Matos Caballero

Hernán Matos Caballero
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NombreHernán Matos Caballero
Nacimiento11 de noviembre de 1920
Baracoa, Guantánamo.Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento3 de agosto de 1996
Guantánamo, Baracoa Bandera de Cuba

Hernan Matos Caballero . Tabaquero destacado en su labor y en la cooperación revolucionaria con el movimiento 26 de Julio en el municipio de Baracoa, Provincia Guantánamo.

Síntesis biográfica

Nace el 11 de noviembre de 1920 en la ciudad de Baracoa, Provincia de Guantánamo en el poblado conocido con el nombre La Pasada. Hijo del comerciante de tabacos Mongo Matos. Las posibilidades de haber estudiado y alcanzado un 6to grado con muy buena habilidad para la lectura le permitió optar desde muy joven por el oficio de lector de tabaquería.

Desde un sillón de madera forrado de piel de chivo o carnero (taburete), coopero con el movimiento revolucionario 26 de Julio llevando a los tabaqueros revolucionarios los mensajes enviados por la organización y a través de la introducción discreta en su lectura de párrafos con sentimientos martianos.

Al triunfar la revolución las habilidades y mañas de ayudar a sus compañeros después de terminada la lectura lo convirtieron en un especialista de la torcedura de las hojas del tabaco ocupando así el puesto de tabaquero. En el año 1996 la enfermedad de cáncer generalizado le causa la muerte en la ciudad de Baracoa en el poblado de Joa.

Cualidades del lector de tabaquería

Al traspasar el umbral de una fábrica de tabacos los sentidos de un visitante quedan en expectación. El olfato: El olor aroma a hojas cortadas que pronto se convertirán en tabaco cubano, de calidad indudable.

La vista: en las galeras un grupo de hombres que se enfrasca en la labor artesanal de torcer manualmente las oscuras hojas.

El oído: un hombre desde una tribuna o plataforma lee en voz alta al tiempo que sus compañeros laboran, al que cariñosamente le nombran El lector de tabaquería.

El lector de tabaquería debe ser poseedor de varias cualidades, entre ellas una dicción correcta, voz clara, lectura correcta y la cultura necesaria para imponer emoción a la lectura, solucionar dudas y altercados entre sus escuchas. Cabe destacar que en sus primeros tiempos el oficio de lector lo ejercía casi siempre el hombre, sin embargo después de 1959 con la integración de las féminas al trabajo, muchas mujeres se convierten en lectoras de tabaquería, hasta ser mayoría en la práctica.

En las lecturas de tabaquería los oyentes a pesar de permanecer silenciosos durante el tiempo de labor, al concluir la jornada en señal de beneplácito, golpean con sus chavetas las tapas de madera de las mesas de trabajo o bien tiran al piso las cuchillas curvas, con que se corta y enrolla la hoja, si quedaron disgustados ante lo escuchado.

Fundación del oficio de lector de tabaquería en el mundo

La referencia más antigua a esta praxis, sin comparaciones en el mundo, data del año 1839. Al arribar a Cuba el español Jacinto de Salas y Quiroga, el que constató al visitar los cafetales de la zona de Artemisa, de la existencia del analfabetismo y atraso de que eran presos los esclavos. Su espíritu sin dudas humanista lo llevó a pensar en la posibilidad de que alguien les leyera mientras ellos realizaban la labor de escogida de café. Pasarían algunas décadas y no sería hasta el año1865 que alguien llegaría a poner en práctica una experiencia educativa afín. Así aparece, por vez primera en este mismo año el oficio conocido como lector de tabaquería , en la fábrica de tabacos El Fígaro.

Cuba es el único país donde han existido desde el siglo XIX los lectores de tabaquería y que, mantienen viva esta tradición la que perduran en el tiempo hasta el presente, encargados de llevar conocimiento y placer a quienes concentrados se aplican en la creación de tabacos. Esta situación es excepcional. El Museo del Tabaco, fundado el 26 de febrero de 1993, perteneciente a la oficina del historiador de La Habana, actualmente lidera la práctica.

Este acto sui generis si bien se emparenta con el trabajo efectuado por los lectores de escogida y talleres de despalillo, otras dos etapas del proceso de elaboración de tabaco, no se realiza en ningún otro sector.

El lector de tabaquería y la causa independentista

El nuevo personaje naciente entre los tabaqueros muy pronto se ganó los recelos de patronos y autoridades. Se temía que las nuevas ideas inculcadas en las mentes de obreros, hasta entonces ignorantes, los harían abrir los ojos a la causa independentista. Por este motivo a sólo seis meses de su aparición primera, el lector de tabaquería se ve obligado a retirarse de su reciente oficio. No sería hasta el año 1880 que volvería a resurgir, desapareciendo cada vez que conocía de alguna sospecha de que pudiera entorpecer los intereses de las autoridades coloniales.

Debido a la guerra de 1895 muchas tabaquerías se trasladaron al sur de la Florida. Los tabaqueros cubanos radicados en Tampa y Cayo Hueso aportaron fondos a la causa independentista y aplaudieron en esos años los discursos de José Martí, quien arengó a los obreros desde la tribuna de los lectores de tabaquería.

En sus primeros tiempos los lectores fueron escogidos y financiados por los propios tabaqueros que reunían dinero semanalmente para pagarles. Esta situación se extendió al período republicano.

El lector de tabaquería y los medios modernos

Un hombre ante un público lee. La situación de enunciación tiene puntos en común con el teatro y también con la radio, aunque nace mucho antes que esta última. A diferencia de cómo ocurre en el teatro el hombre se limita a leer y aunque aporta su emoción al texto en cuestión, no realiza un ejercicio de interpretación. Además el grupo de receptores escucha y no observa, ya que su mirada se centra en el trabajo. Desde esta dimensión las lecturas de tabaquería conectan más con el espíritu de la radio. Sin embargo en el medio radial la relación emisor-receptor tiende a la pasividad., cabe señalar que pese a instalarse aparatos de radio en las fábricas de tabaco cubano, allá por la década del 20 del siglo pasado, estos no consiguen desplazar a los lectores, a los cuales sin embargo se les provee de dos adelantos técnicos: el micrófono y el amplificador.

Autores como Miguel de Cervantes, Víctor Hugo, Honorato de Balzac y Emile Zola, fueron los más gustados en los primeros años de las lecturas. También los cubanos Miguel de Carrión y Carlos Loveira Chirino tuvieron bastante preferencia. Si antes eran los propios lectores quienes elegían lo que se leía, después del Triunfo de la Revolución la cosa cambia y una comisión de lectura se encarga de esto. La relación entre el tabaco como producto y la lectura como parte de su proceso de creación se hizo ver cuando las marcas cubanas adoptaron nombres como Romeo y Julieta, aludiendo al original de Shakespeare y El conde de Montecristi en relación con el texto de Alejandro Dumas (padre).

Fuentes