Humboldt 7
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Masacre de Humboldt 7. Acto criminal cometido el 20 de abril de 1957 en La Habana, por la Policía Nacional en un edificio de la calle Humboldt, contra los revolucionarios sobrevivientes del Asalto al Palacio Presidencial durante la tiranía de Fulgencio Batista.
Antecedentes
El 13 de marzo de 1957 se habían producido por fuerzas del Directorio Revolucionario dos acciones de importancia: el Asalto al Palacio Presidencial y la toma de la estación de Radio Reloj, acciones mediante las cuales un grupo de combatientes clandestinos trató de ajusticiar al tirano Fulgencio Batista y convocar al pueblo a la Universidad de La Habana, donde recibirían armas para luchar contra el régimen. Esta acción no tuvo el éxito esperado y algunos revolucionarios murieron durante el combate, otros fueron heridos y el resto se escondió en lugares de aparente seguridad, hasta que pudieran reiniciarse las actividades para derrocar al régimen imperante.
Entre los sobrevivientes de la acción a Palacio estaban los jóvenes José Machado Rodríguez, Juan Pedro Carbó Serviá, Fructuoso Rodríguez Pérez y Joe Westbrook Rosales, todos integrantes del Directorio Revolucionario, quienes se ocultaban en el edificio marcado con el número 7 en la calle Humboldt de la capital cubana.
La delación de un antiguo participante en la lucha, llevó hasta el lugar a los esbirros de la tiranía de Batista, deseosos de venganza, y ahí cayeron abatidos los cuatro jóvenes.
Testimonios
Vecinos que residían en los alrededores aún recuerdan que un jefe policiaco y sus secuaces empezaron a romper violentamente, con las culatas de sus armas, la puerta del apartamento donde estaban los jóvenes revolucionarios.
Sobre esos hechos, un combatiente de la época, participante en el asalto a Radio Reloj el 13 de marzo de 1957, Enrique Rodríguez Loeches, declaró:
Luego se refirió a Juan Pedro Carbó Serviá, cuando dijo: “Carbó se dirigió al elevador, pero fue interceptado poco antes de llegar y ametrallado a boca de jarro de forma inmisericorde. Todo su rostro y su cuerpo quedaron acribillados a balazos”.
El joven combatiente Rodríguez Loeches continuó su testimonio y señaló: “Machadito y Fructuoso se lanzaron por una ventana hacia la planta baja. Cayeron en un pasadizo tan largo y estrecho que pertenecía a una agencia de automóviles. Al final había una verja con un candado que les impedía la salida. Como el lugar desde el que cayeron era demasiado alto, Fructuoso yacía inconsciente en el suelo, mientras Machadito hacia esfuerzos supremos por levantarse sin lograrlo, pues se había fracturado los dos tobillos. Los sicarios introdujeron una ametralladora entre los barrotes y ambos luchadores fueron rematados a balazos”.
Los compañeros caídos en Humboldt 7, siguiendo el ejemplo extraordinario de José Antonio Echeverría, fueron fieles cumplidores de la unidad revolucionaria y murieron decididos a reanudar el combate en la capital de la República, tal como se había consignado en la Carta de México y con Fidel.