José Manuel de Ezpeleta de Galdeano
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José Manuel de Ezpeleta Galdeano. Nombre completo: José Manuel Ignacio Timoteo de Ezpeleta Galdeano Dicastillo y del Prado. Primer Conde de Ezpeleta de Beire. Militar y político español. Gobernador y Capitán General de Cuba (1785-1789). Virrey de Nueva Granada (1789-1797). Gobernador del Consejo Real (1797-1798). Capitán General de Cataluña (1808). Virrey de Navarra (1814-1820).
Sumario
Sus primeros años
Nació en Cádiz, España, en 1739. Perteneciente por ambos lados a los más antiguos linajes navarros, al igual que su padre y la mayoría de sus antepasados, Ezpeleta siguió la carrera militar. Fue además caballero de la Orden de Carlos III, caballero de la Orden de San Hermenegildo y juez de la Orden de San Juan. Fue gobernador del Supremo Consejo Real de Su Majestad y consejero de Estado, así como mariscal de campo en el ejército real.
En 1783 se casó en La Habana con María de la Paz Enrile Alcedo, hija del acaudalado comerciante genovés Jerónimo Enrile, director del Asiento general de negros en La Habana y primer marqués de Casa Enrile, y hermana de Pascual Enrile y Alcedo, quien sería gobernador de Filipinas. Este enlace vinculó a Ezpeleta con la élite mercantil habanera. Tuvieron diez hijos. Entre ellos, José María, que fue II conde de Ezpeleta de Beire y VII marqués de Montehermoso, Joaquín, Fermín, todos ellos políticos y militares, y María de la Concepción, que se casó con Pedro Agustín Girón, I duque de Ahumada y IV marqués de las Amarillas. Su hijo, Francisco Javier Girón, fue fundador de la Guardia Civil.
Como militar había estado destinado en Cuba en 1763 y en 1779) y en Nueva España en 1783, y fue teniente general en 1785.
Gobernador de Cuba
Luis de Unzaga y Amézaga permaneció en el cargo de Capitán General de Cuba hasta 1785 en que fue sustituido por el Mariscal de Campo Bernardo Troncoso Martínez del Rincón, con carácter provisional, hasta que el 1 de diciembre de ese mismo año tomó la gobernación de Cuba José Manuel de Ezpeleta.
Durante su mandato se formó el Regimiento de Cuba, bajo la dirección del Gobernador Ezpeleta y del Inspector Domingo Cabello, ya que habían salido de la isla los regimientos Inmemorial y de Hibernia, que contribuían a guarecer la plaza. Se dedicó con ahínco a perfeccionar la policía, e instaló un mejor alumbrado “que ya hace tiempo clamaba por su mejoría”. Dictó varias providencias para mantener la limpieza de las calles, lo cual logró normalizar. Impulsó la terminación de las casas de gobierno, pero solo pudieron declararse habitables durante el gobierno de su sucesor. Sin embargo, pudo concluir el edificio que llamaron Cuartel Nuevo de Milicias.
Se puso en vigor una orden real encaminada a reducir el número de abogados en la capital y en el resto de la isla (emitida por decreto de 19 de noviembre de 1884), pues solo en La Habana había 84, cantidad muy excesiva con relación a las necesidades. En 1789 se ratificó que “solo se admitan en el ejercicio de abogados a los que estudien en Universidades mayores de estos reinos”.
El 10 de septiembre de 1787 fue erigida la Diócesis de San Cristóbal de La Habana, Louisiana y las Floridas, separada de la de Santiago de Cuba, quedando ambas como sufragáneas del arzobispado de Santo Domingo. Un decreto real del 28 de febrero de 1789 permitió la libertad del tráfico de esclavos en Cuba. Ezpeleta
Ocupó este cargo hasta el 20 de abril de 1789, cuando fue ascendido a virrey de la Nueva Granada, siendo sustituido interinamente por Domingo Cabello.
Virrey de Nueva Granada
Durante el mandato de Ezpeleta como Virrey de Nueva Granada tuvo lugar el nacimiento del periodismo en esa colonia, bajo la dirección de Manuel del Socorro Rodríguez, el primer director del Papel Periódico de Bogotá, del que aparecieron 275 números. Ezpeleta fundó el primer teatro en Bogotá y apoyó los círculos literarios, en los que participaron algunos de los futuros héroes del movimiento de independencia. En 1794, Antonio Nariño publicó una traducción de Rights of Man (Derechos del hombre), por lo que fue juzgado y condenado.
Al igual que sus predecesores, Ezpeleta trató de impulsar la industria minera en Mariquita, pero acabó llegando a la conclusión de que los gastos de explotación eran mayores que los beneficios. Promovió las misiones católicas como una forma de apaciguar a los indígenas que todavía no habían aceptado la dominación española, en especial los Andaquíes.
Capitán General de Cataluña
A finales de 1807 Ezpeleta fue nombrado capitán general de Cataluña, en sustitución de Juan Procopio de Bassecourt y Byas, conde de Santa Clara, que también había sido Capitán General de Cuba. Cuando llegó a su nuevo destino estaban ya a las puertas de la ciudad las tropas francesas. Se le nombró Presidente de una Junta Suplente de Regencia, que no llegó a reunirse. Su negativa a jurar lealtad a José I Bonaparte le costó el arresto y el exilio en Francia, permaneciendo en Montpellier de abril de 1809 hasta abril de 1814, y el propio Wellington, al parecer, intercedió en su liberación.
A finales de mayo de 1814, cuando contaba 73 años, estaba de nuevo en Pamplona y poco después viajó a Madrid, donde recibió el nombramiento de virrey de Navarra. Llegó a Pamplona el primero de septiembre de 1814. En octubre de ese mismo año recibió el nombramiento de capitán general del ejército, la más alta graduación militar posible. Como virrey de Navarra le correspondió restaurar el funcionamiento de las instituciones del Reino, que se habían visto seriamente alteradas por la ocupación francesa.
Hubo de hacer frente a la sublevación de Espoz y Mina y a las repercusiones locales de otras conspiraciones de la época, como la del Triángulo. En 1820, la revolución liberal también triunfó en la ciudad de Pamplona y Ezpeleta fue sustituido por Espoz y Mina. En 1822 se le exigió trasladarse a Sevilla, pero por lo avanzado de su edad y su mala salud fue finalmente destinado a Valladolid. La restauración absolutista le sorprendió en la casa de su hija en Santo Domingo de la Calzada, de camino hacia la capital castellana.
En julio de 1823 fue repuesto en el virreinato de Navarra y en noviembre de ese mismo año falleció en Pamplona, a los 84 años de edad.
Fuentes
- Arcadio Ríos. Hechos y personajes de la Historia de Cuba. Recopilación Bibliográfica. La Habana, 2015. 320 p.
- Antonio José Valdez. Historia de la isla de Cuba y en especial de la Habana. En dos tomos. Volumen I. Oficina de La Cena. La Habana, 1881. Libro Sexto.
