La socialdemocracia como corriente política

La socialdemocracia como corriente política
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Eduard Bernstein (1850-1932): Político socialdemócrata alemán y fundador de la teoría evolucionista del socialismo mediante la acción política y sindical.

La socialdemocracia como corriente política

La Socialdemocracia contemporánea se auto identifica como un tercer modelo de construcción socioeconómico socialista de la sociedad, que en su práctica concreta del ejercicio del poder político, se ha comportado como un régimen reformista que refresca al capitalismo en períodos de crisis social, cuando los partidos burgueses de derecha que están en el poder, llevan al límite la resistencia de sus pueblos.

En 1864 Marx y Engels crean laI Internacional con el objetivo de unificar al movimiento obrero internacional. A pesar del pensamiento revolucionario de sus fundadores, la I Internacional no se caracterizó por la homogeneidad ideológica y el marxismo se vio enfrentado por otras corrientes, entre ellas las ideas reformistas representadas por las Trade Unions - lideradas por la aristocracia obrera inglesa - y por el Lassallanismo - encabezado por Ferdinando Lassalle, dirigente obrero alemán.

Ambas proclamaban, aunque con matices diferentes, que el objetivo fundamental del proletariado era la lucha por obtener el voto electoral y concesiones del régimen burgués. Estas ideas reformistas ajenas a las de los organizadores de la I Internacional, Marx y Engels son, en nuestro criterio, el antecedente histórico más remoto de la actual Socialdemocracia.

Según Bernstein “El movimiento es todo, el objetivo final no es nada”.

Siguiendo el hilo histórico de la herencia ideológica que reclama la Internacional Socialista, nos referiremos a la II Internacional o Internacional socialista, fundada por Federico Engels en 1889 e integrada en sus inicios por partidos socialdemócratas guiados por líderes obreros de orientación marxista.

Al iniciarse el siglo XX, el capitalismo consolidaba su fase superior, el imperialismo y consecuentemente, se acrecentaba la influencia ideológica de la burguesía en el seno del movimiento obrero y penetraba en las filas de la II Internacional. Los líderes de la mayoría de los partidos socialdemócratas abandonaron sus posiciones marxistas y se alinearon en el oportunismo, tendencia política que pone en práctica la colaboración de clases y la lucha por reivindicaciones en los marcos del parlamentarismo y el pluripartidismo del régimen de propiedad privada.

Estas posiciones respaldadas teóricamente por el revisionismo llevaron a la II Internacional a su “Bancarrota”, en 1914, cuando los principales líderes de la mayoría de los partidos socialdemócratas respaldaron a sus respectivas burguesías apoyando la I Guerra Mundial, imperialista y depredadora de los pueblos. Lenin al analizar esta situación de la II Internacional definió su “Bancarrota” como “la flagrante traición de la mayoría de los partidos socialdemócratas oficiales a sus convicciones y solemnes declaraciones hechas durante los discursos pronunciados en los congresos internacionales de Stuttgart y Basilea...”.

La unidad del movimiento obrero iniciada en 1864 quedó fracturada hasta hoy. Antes de la guerra y durante ella, Lenin argumentó sin desmayo la posibilidad del triunfo de la Revolución Socialista en los países afectados por la conflagración mundial aprovechando la situación revolucionaria creada por el conflicto.

Sólo en la Rusia zarista se hizo realidad el triunfo de la revolución socialista guiada por el Partido Bolchevique, en1917. En el resto de Europa no fue posible por la labor política e ideológica de los dirigentes y de los partidos socialdemócratas cuya oposición a la dictadura del proletariado veló el papel revolucionario de la clase obrera, confundió a las masas trabajadoras y frenó el desarrollo de la revolución socialista en el período de ascenso de la actividad revolucionaria de los pueblos, entre 1918 y 1920, terminada la I Guerra Mundial.

Los partidos socialdemócratas oportunistas, representantes del parlamentarismo burgués y la conciliación de clases, se reagruparon en la II Internacional y un desprendimiento de ella creó la II ½ Internacional. Como el oportunismo era la esencia de la política de ambas, en 1923, se fusionaron creando la Internacional Laborista y Socialista. Proclamaron como función suya, no la destrucción de la democracia (burguesa) sino completarla, oponiéndose así a la dictadura del proletariado instaurada en la Rusia soviética que, además, condenaron explícitamente.

Estas posiciones, unidas a la negación a integrar frentes de lucha con los partidos comunistas, caracterizó el quehacer de la Internacional Laborista y Socialista hasta su disolución en 1940, cuando las tropas nazis ocuparon Bélgica donde residía el Secretariado de la Organización.

Después de la guerra, el movimiento socialdemócrata emergió muy debilitado, no obstante ello, el anticomunismo intransigente de sus líderes sobrevivientes en Europa, impidió la unidad de las fuerzas de izquierda en los momentos siguientes a la derrota del fascismo, cuando la situación revolucionaria existente habría claras posibilidades a una transformación general de la estructura capitalista europea. El socialismo real, pudo solo ampliarse a los países del centro y este de Europa y a China, Corea y Viet-Nam del Norte en Asia.

Seis años después de finalizada la guerra, en 1951, tras numerosas reuniones organizativas previas, se celebra el I Congreso de la Socialdemocracia contemporánea, en Frankfurt,República Federal Alemana, donde quedó estructurada la Internacional Socialista. Con la asistencia de 100 delegados representando 34 partidos, el Congreso acordó “fortalecer las relaciones entre los partidos afiliados y coordinar sus actitudes políticas por “concensus”, no por centralismo democrático”. Aprobó la “Declaración de Frankfurt”, base programática de la SD que ha regido por más de tres décadas su posición política, económica y social. En la Declaración de Frankfurt, la SD, subraya su objetivo de luchar por la paz y en este sentido hace formal reconocimiento de la necesidad de “la defensa militar de los países democráticos contra los designios expansionistas del comunismo”, justificando así la política de “guerra fría” del imperialismo, la creación de la OTAN y el ataque a Corea.

En el orden filosófico, su metodología para el análisis de la sociedad es una muestra del eclecticismo ideológico socialdemócrata, tal y como lo da a entender el órgano teórico de Partido S. D. Alemán “Die New Gewsseischaft” cuando afirma: La doctrina cristina y su imagen ética del hombre, los derechos humanos proclamados por la Revolución Francesa, la ética y las ideas ilustradoras de Kant, la filosofía dialéctica hegeliana de la historia, la crítica de Marx al capitalismo, el reformismo crítico de Bernstein, la teoría de la espontaneidad y la crítica del bolchevismo de Rosa Luxemburgo, el socialismo libre de Schumacher, las novísimas opiniones de Ernest Bloch,Horkheimer yAdorno, Habermas, Kolakowski, Milivan Djilas y otros son por decirlo así, actos de conciencia del Socialismo Democrático que se suceden y se interaccionan y cooperan y que se reducen a un motivo ético único”.

La “Declaración de Frankfurt” ha sido históricamente el documento base de las concepciones democráticas de la socialdemocracia contemporánea a lo largo de cuatro décadas. Sobre sus principios básicos se elaboró el programa vigente aprobado en el XIX Congreso celebrado en Berlín en 1992. En la actualidad funciona una Comisión de Valores Fundamentales responsabilizada con la elaboración de un proyecto de alternativa nueva para enfrentar los problemas acuciantes de la humanidad: el hambre, el desempleo, la violencia, el medio ambiente, entre otros.


El modelo económico socialdemócrata se basa en un sistema de "economía mixta" el cual reconoce tres formas de propiedad: la estatal, la privada y la cooperativa. Esta proyección económica tiene su base teórica en las concepciones de la Economía Política burguesa elaboradas por John Maynard Keynes, autor que postula la intervención del estado y de los monopolios como factores fundamentales en la regulación de la dinámica económica de la sociedad.

La IS, en 1951, declaró que la socialización no era obligatoria y que la planificación socialista era compatible con el mantenimiento de la propiedad privada. Posteriormente, en 1962, en su declaración “El mundo de hoy y la perspectiva socialista”, la Internacional renuncia a la exigencia de la socialización de los medios de producción. Este objetivo proclamado teóricamente no fue programado con rigor en la práctica de los gobiernos socialdemócratas.

El modelo socialdemócrata de estructura política de la sociedad es exactamente igual al de la sociedad capitalista y su sostén orgánico son el pluripartidismo y el parlamentarismo, considerados por sus líderes como el marco apropiado para la conciliación de los intereses de clases, y además porque para ellos “el sistema capitalista lleva en su seno los gérmenes de una nueva sociedad por lo que el sistema puede evolucionar por si mismo sin sobresaltos”, es decir, sin lucha de clases ni revolución, por la vía de las reformas.

n Según apreciaciones de los teóricos de la socialdemocracia de la antigua RFA, la revolución científico-técnica está creando en los países capitalistas desarrollados una capa de “ciudadanos más conscientes” integrada por intelectuales, empleados y obreros de alta calificación, cuyo conjunto denominan “nueva medianía” o nueva clase media y consideran el principal sostén de la SD en estos países. Las demandas de esta nueva “capa de ciudadanos más conscientes” enfilan hacia la necesidad de perfeccionamiento de la democracia política y social y la elevación de la calidad de la vida, demanda que el socialismo alemán se considera en posibilidades de ponerlas en práctica y así lo ha declarado.


La SD desde su constitución, en 1951, centró su atención política en el área de Europa Occidental. Su proyección era fundamentalmente eurocentrista y en este marco expresó su apoyo a la unidad de Europa representada por el Mercado Común Europeo, y a laOTAN como mecanismo de defensa del “mundo libre” europeo.

Es a partir del XIII Congreso, celebrado en 1976, que la Internacional Socialista abandona su exclusivismo eurocentrista y comienza a preocuparse más por los problemas del llamado Tercer Mundo, principalmente por América Latina.

La expansión del ideal socialdemócrata hacia América Latina tiene los siguientes fundamentos: esta es el área de mayor desarrollo económico y social, en términos relativos, dentro del Tercer Mundo y también es aquí donde los sistemas políticos, estructuras sociales y tradiciones culturales, están más próximos a los de Europa Occidental.

El reiterado reconocimiento de la autenticidad y del carácter autóctono del proceso revolucionario latinoamericano es un apoyo global al mismo y un enfrentamiento, aunque tibio e indirecto de la IS a la política reaccionaria de EE.UU. También el haber señalado como causales de ese proceso a las condiciones económicas y sociopolíticas internas de la región, es una referencia implícita a la dañina subordinación de estos países al poderoso vecino del Norte. Ya de forma explícita, aunque poco enérgica, la IS ha llegado a responsabilizar a EE.UU., del agravamiento de la situación económica, social y política en América Latina.

Consecuente con esta proyección latinoamericanista es el resultado del XVIII Congreso de las IS celebrado en 1989, donde fueron elegidos 29 vicepresidentes, entre ellos cinco latinoamericanos: Leonel Brizola, de Brasil; M. Manley, de Jamaica; Carlos Andrés Pérez, de Venezuela; Daniel Oduber, de Costa Rica; Guillermo Hungo, de El Salvador; José Francisco Peña Gómez, de Santo Domingo; y Anselmo Sule, de Chile. Además fue elegido Secretario de la IS, Luis Ayala, de Chile. Estas promociones son muestras de la importancia que América Latina ha cobrado para la SD contemporánea, política que ha mantenido hasta nuestros días.

n No obstante, en la década de 1990, se ha reforzado el interés de la SD hacia el Viejo Continente como consecuencia de los cambios ocurridos en Europa del Este con el desmantelamiento del "Socialismo Real" y ampliarse el campo de batallas políticas para la SD hacia los antiguos países del campo socialista.


En contraste, en Europa del Este la alternativa de derecha se ha visto favorecida, como lo demuestran los resultados electorales obtenidos hasta el presente. La alternativa socialdemócrata se preveía como la alternativa viable de equilibrio entre el socialismo real y modelo neoconservador, sin embargo, el electorado, movido por los errores de los partidos comunistas, los prejuicios y el sentimiento revanchista, ha venido dando una respuesta inesperada.

Fuente

  • Dr.C. Emilio Duharte Díaz Editorial “Félix Varela”. Teoría y Procesos Políticos
  • Contemporáneos. La Habana, 2006. ISBN 959-07-0169-8(Tomo I)
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