La uva campanadas de salud
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La uva campanadas de salud. La Vid (Vid Vitis Viníferas) es un arbusto trepador de la familia de las Vitáceas, que procede de Asia Menor, aunque hoy en día existen tres mil especies diferentes en todo el mundo.
Sumario
Un componente sorprendente: el Reservol
Podemos encontrar esta sustancia, tanto en la uva como en el vino. Estas son sus características biológicas.
Antiinflamatorio
Hipocolesterolemiate
Contribuye a proteger el corazón por su capacidad para ayudar a bajar el colesterol
Inhibidor plaquetario
Así se consigue que la sangre sea menos espesa y se previene la formación de coágulos sanguíneos, que en el peor de los casos, pueden derivar en infartos cerebrales o cardiacos.
Más antioxidantes que la vitamina E
En la cutícula de la semilla de este fruto se encuentra un activo denominado polifenol. Estudios clínicos demuestran que es más efectivo que la vitamina E (la más antioxidante de todas las vitaminas), dado que los polifenoles se fijan donde se forman los radicales libres. Los radicales libres son los principales responsables del envejecimiento de la piel, por lo tanto, estos polifenoles ayudan a mantener nuestra piel en maravillosas condiciones.
Cicatrizantes
Por su contenido en polifenoles, la uva resulta un gran cicatrizante y protector de la piel ante los rayos del sol y la polución.
Cuida el cerebro
La uva posee hasta un 16 por ciento de azúcares glucosa y fructuosa, de muy fácil asimilación; además de muy beneficioso para niños, ancianos y estudiantes. Su contenido en vitamina B6 ayuda a mantener una función adecuada del cerebro.
Laxante
En si misma, no tiene un alto contenido de fibras, pero debemos lavarlas bien y consumirlas, ya que es ahí donde se encuentra las sustancias que pueden intervenir en la motilidad intestinal.
Colesterol
Las semillas o pepitas de la uva poseen ácidos grasos poli insaturados, útiles para bajar los niveles de colesterol en sangre. Su utilización es la habitual en cualquier tipo de aceite en crudo
Fuente
- Bohemia – 1 de Septiembre de 2006 – página 77 a cargo de: Rosa M. Cubela