Las hadas (cuento)

Las hadas
Información sobre la plantilla
Cuento de hadas.jpg
Cuento para niños pequeños
Autor(a)(es)(as)Charles Perrault
GéneroCuento

Las hadas. Cuento para niños mayores de cinco años, sobre una mujer mala que tenía dos hijas y una de ella era tan insoportable como su madre, pero la segunda era todo nobleza por lo que su madre abusaba de ella.

Datos del autor

Charles Perrault nació el 12 de enero de 1628 en París junto a su hermano gemelo. Hijo de burgueses acomodados, familia originaria de la ciudad de Tours. Tuvo una buena infancia, empezando sus estudios en 1637 en el Colegio de Beauvais, que dejara en 1643, para estudiar Derecho.

Estudiante que tenía gran facilidad para las lenguas muertas. Estudió literatura en el colegio de Beauvais en París. A partir de 1643, comienza a estudiar derecho. Indudablemente hábil y con un notorio sentido práctico, recibe la protección de su hermano mayor Pierre, quien es recaudador general. Se diploma en Derecho y recibe el título de abogado en 1651.

Después de ejercer la abogacía durante un breve tiempo, en 1654, es nombrado funcionario, para trabajar a las órdenes de su hermano mayor, que se desempeñaba como Recaudador General. Perrault trabajó como secretario personal del ministro Jean-Baptiste Colbert, el famoso consejero de Luis XIV, hasta que en 1665 progresa en su categoría laboral convertiéndose en el primero de los funcionarios reales, lo que le significa grandes prebendas.

Tomó parte en la creación de la Academia de las Ciencias y en la restauración de la Academia de Pintura. Jamás luchó contra el sistema, lo cual le facilitó la supervivencia en una Francia muy convulsionada políticamente y en la que los favoritos caían con demasiada frecuencia.

Valores

Generosidad, bondad, envidia

Cuento

Había una vez una mujer viuda que tenía dos hijas. Su favorita era la mayor, quien se parecía a ella tanto en el rostro como en el carácter. Ambas eran igual de desagradables y orgullosas.

La pequeña en cambio era una muchacha dulce y amable además de hermosa. Motivo por el cual la madre la odiaba y la obligaba a comer en la cocina y a trabajar sin descanso. Había veces que la mandaba ir dos veces al día a la fuente a por agua, con lo lejos que estaba de su casa.

Uno de esos días que estaba en la fuente, apareció por allí una pobre campesina.

- Perdonadme hija mía, ¿tendríais a bien dar de beber agua a esta pobre vieja ciega? - Claro que sí buena mujer, dejadme que limpie el cántaro y saque agua limpia para vos.

La joven sujetó el cántaro para ayudarla y cuando terminó de beber la campesina se convirtió de repente en un hada.

- Habéis sido tan cortés que os merecéis que os conceda un don: os otorgo el don de que por cada palabra que digáis, salgan de vuestra boca flores y piedras preciosas.

Cuando la muchacha llegó a casa la madre le regañó nada más verla.

-Disculpadme madre, no pretendía tardar tanto.

Pero al decir esto, se cumplió el don que el hada le había regalado y salieron de su boca rosas, perlas y diamantes.

- ¿Pero qué es eso? - preguntó la madre maravillada al ver lo que salía de su boca.

La muchacha contó a su madre lo ocurrido en la fuente y ésta enseguida decidió que debía mandar allí a su hija favorita para que ella también tuviera ese don.

A regañadientes, la hija mayor cogió un cántaro y caminó hasta la fuente.

Pero en esta ocasión el hada no apareció vestida como una vieja campesina, sino como una princesa.

- ¡No he venido a daros de beber! ¡O qué os creéis! - dijo la muchacha maleducada. - Muy bien. Habéis sido tan descortés que os daré el don que merecéis: por cada palabra que digáis saldrán de vuestra boca sapos y culebras.

Al llegar a su casa y saludar a su madre, que la esperaba impaciente, salieron de su boca dos víboras y dos sapos.

- ¿Pero qué ha ocurrido? ¡Seguro que es cosa de tu hermana, verás cuando la pille! - dijo la madre malhumorada.

La hija menor, que oyó los gritos desde la cocina salió corriendo de su casa en dirección al bosque para que su madre no la encontrara.

Allí tropezó con el hijo del Rey, que al verla llorar le preguntó qué le ocurría.

- He tenido que huir de casa majestad

Y al decir esto, de la boca de la joven volvieron a salir perlas y diamantes. El Rey se quedó extasiado ante tal don y creyó que era la joven perfecta para convertirse en su esposa.

De modo que la joven y el príncipe se casaron y la maleducada hermana pasó sus días sola y triste en el bosque.

Fuentes

http://www.cuentoscortos.com/cuentos-clasicos/las-hadas

https://www.ecured.cu/Charles_Perrault#S.C3.ADntesis_biogr.C3.A1fica