Lenguaje articulado

Lenguaje articulado
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Concepto:Forma más evolucionada de comunicación oral; sonidos estructurados que dan lugar a las sílabas, palabras y oraciones con las que nos comunicamos con los demás.

Lenguaje articulado. Forma más evolucionada de comunicación oral; sonidos estructurados que dan lugar a las sílabas, palabras y oraciones con las que nos comunicamos con los demás.

Origen

Todos los seres vivos usan, un código para comunicarse entre sí. Los insectos, los peces, las aves, los mamíferos, todas las especies, incluidas las vegetales, poseen un medio propio de comunicación, mediante gritos, alaridos, gestos, movimientos corporales, posiciones adquiridas y hasta el uso de diferentes colores. Se trata de un lenguaje inarticulado. Solo el hombre ha sido capaz de desarrollar un lenguaje mucho más sofisticado, mucho más amplio, perfeccionado a lo largo de milenios, reflejo material de todas sus emociones, deseos, pasiones y curiosidades, etc. Es lo que llamamos lenguaje articulado. El lenguaje articulado está constituido por un conjunto de símbolos fonéticos y desempeña tres funciones principales: representativa, expresiva y señalativa.

Para conocer el origen del lenguaje articulado hay que conocer primero el origen del ser humano y la fundamentación biológica que propició el nacimiento y desarrollo de la capacidad de hablar. Todo parece indicar que los primeros homínidos surgieron hace mucho pero mucho tiempo- entre cinco o seis millones de años- cuando las adversas condiciones climatológicos (periodo Oligoceno de la era Terciaria) obligó a una especie de mono antropomorfo, el Australopithecus ramidus, a bajar de los árboles para no morir de inanición. Un fuerte deseo de subsistir y el hecho de no estar especializado para un tipo de alimento posibilitaron este hecho. Ese fue el punto de partida de la transformación lenta, paulatina del mono antropomorfo en hombre.

Al bajar a tierra encontró nuevas plantas y frutos con que alimentarse, pero tropezó también con nuevas criaturas de la naturaleza, enemigos mucho más rápidos y feroces que él. Esta desventaja física lo obligó a desarrollar nuevas habilidades para sobrevivir que transformaron su anatomía y que van desde la ganancia de la posición bípeda, mejorando su perspectiva visual, hasta el desarrollo del pulgar oponible, gracias al uso de piedras y palos con el objetivo primero de defenderse, luego como instrumentos de trabajo.

Para comunicarse usaban un lenguaje inarticulado (gestos, símbolos, señales), pero al complejizarse la actividad social de la tribu este lenguaje se hizo insuficiente; por lo que fue transformándose de manera esencial. A medida que fue acumulando elementos articulados- ya veremos cómo- dio origen, poco a poco al lenguaje articulado y posteriormente al pensamiento abstracto.

Primera y segunda articulación

  • Articulación: Punto de unión permanente de huesos que posibilitan el desarrollo de nuevas capacidades.
  • Articulación lingüística: Punto de encuentro, de unión, de roce de la lengua ya sea de su punta como de su extremidad anterior con distintas partes de la cavidad bucal que hacen posible, junto a otras capacidades de conexión la materialización de un lenguaje articulado.

Existen dos niveles de articulación.

La primera articulación, que consiste en el uso de un número limitado de sonidos articulados ininteligiblemente. Nuestro pariente genéticamente más cercano, el chimpancé, no rebasa el límite de la llamada «primera articulación», solamente utiliza 9. La segunda articulación, o sea, combinar un número finito de sonidos (consonánticos y vocálicos) para crear un infinito número de sílabas, que pueden ser combinadas infinitamente para formar un no menos infinito número de oraciones, es privativo del hombre, del ser humano. Esto solo fue posible tras un largo proceso evolutivo.

Fundamentos biológicos del lenguaje articulado

Este largo proceso evolutivo logró que nuestro cerebro, órganos de masticación, deglución y respiración estuviesen aptos para propiciar el lenguaje articulado. Los restos fósiles hallados confirman que hace millones de años la morfología del cerebro de los homínidos transitó de la forma pentagular a la globular por lo que también hubo un reajuste de toda la cavidad bucal de sus músculos y huesos.

La reducción de los músculos de masticación, que son, a la vez, los del habla, constituye una condición orgánica de extraordinaria importancia para el desarrollo del lenguaje articulado. La capacidad para producir sonidos articulados está en estrecha dependencia de la reducción progresiva de la cavidad bucal, del descenso de la laringe, de una separación más definida entre los resonadores bucal y nasal, de la diferenciación de los músculos de la laringe, y del fortalecimiento del extremo libre de las cuerdas vocales.

Reordenamiento del complejo conjunto oseo-muscular dentro de la cavidad bucal

Laringe (órgano de fonación)

La laringe del ser humano se transforma en un adecuado órgano de fonación. Cada una de las especies de homínidos posee una laringe de diferente forma con muchas variaciones y especializaciones en los mecanismos individuales inherentes a este intrincado aparato. Hay dos particularidades estructurales de la laringe humana que favorecen la fonación, como son:

  1. Su configuración geométrica. Las paredes internas de la laringe humana tienen la forma de una tobera, lo que proporciona unas condiciones óptimas de flujo durante la respiración a modo de transformador acústico.
  2. La forma en que los cartílagos aritenoides se hallan sujetos a los ligamentos y músculos. Se sabe que la aproximación de los pliegues durante la fonación hace que los músculos se retuerzan, lo que sirve para estabilizar el tono y el volumen.

Desplazamiento de la laringe

Los primates no pueden hablar porque su laringe esta emplazada muy arriba obstruyendo las cuerdas vocales y la lengua se halla también en una posición muy elevada. Lo mismo ocurre con el ser humano recién nacido pero solo hasta el año de edad, cuando la laringe desciende y libera las cuerdas vocales.

Separación de los resonadores bucal y nasal

Estos resonadores tanto en los monos como en el hombre primitivo se encontraban unidos. Como consecuencia de ello el hombre primitivo podía respirar y tragar al mismo tiempo, como ocurre con los recién nacidos, cuando maman. Esto impide hablar. Pero al descender la laringe se verifica una diferenciación una, separación también de los resonadores bucal y nasal. Ahora se respira por la nariz y se traga por la boca.

Hace unos 400 000 años a.n.e. nuestros antepasados se diferenciaron entre los que podían respirar por la nariz y por la boca al unísono, y los que lo hacían fundamentalmente por la nariz. Los últimos sobrevivieron, los primeros, no.

Lengua

La inserción de la lengua en la mandíbula también tiene su importancia como componente biológico del lenguaje. La lengua del ser humano es más gruesa y se curva en un aguzado ángulo dentro de la garganta. En el fondo de la base de la lengua la faringe humana se torna más grande. Aquí los sonidos hechos por las cuerdas vocales se modifican y dan los tonos que el oyente reconoce como lenguaje.

Mandíbula del ser humano

La mandíbula por su parte es un hueso móvil del cráneo en los mamíferos, pero en los humanos se forma por dos hemimandíbulas, que se fusionan al segundo año de vida en un hueso impar, dando lugar a la sínfisis mandibular. En la cara interna de esta sobresalen dos espinas mentales, puente de inserción tendinosa de los músculos genioglosos y genioidis. Esta forma tendinosa de inserción de los músculos de la lengua que favorece el desarrollo del lenguaje articulado es un rasgo puramente humano, pues en los monos se insertan no por un tendón, sino directamente por la masa muscular formando una fosa y no una espina mental. Estas espinas mentales se verifican ya en Austrolopithecus y en Homoerectus, pero sobre todo en el Homo sapiens.

El hueso hioides (hueso en forma de herradura situado por debajo de la lengua), está fijo por la acción de los músculos que se encuentran por debajo de ese hueso, llamados milohioideo, geniogloso y digástrico. Ubicados por encima del hioides hacen descender la mandíbula, por lo que son músculos antagónicos de los músculos masticadores. Todos ellos forman parte del complejo aparato bucal que incluye, además, la mandíbula, el hueso hiodes, la laringe y la traquea.

Músculos de la cara, los labios y la dentadura

La peculiar anatomía de los labios y la forma de la boca con innumerables músculos alrededor de ella hacen posible un cierre rápido para contener el aire y una brusca apertura explosiva, requisitos necesarios para la articulación del habla. La boca relativamente pequeña y extremadamente móvil y los poderosos labios posibilitan la recogida instantánea del aire seguido de la brusca liberación del mismo, lo que permite pronunciar, por ejemplo las oclusivas labiales /p/ y /b/, de las que se dice que son los primeros sonidos producidos por el niño. Si esta liberación de los labios es menos brusca y se mantiene el cierre en presencia de vocalización, se produce el sonido [m]. Además, la intrincada anatomía muscular alrededor de los ángulos de la boca también entran en actividad durante la producción de las vocales labiodentales, como [f, v,], mientras que la lengua permite, con los dientes y los alvéolos, producir las consonantes dentales [t, d, n], sibilantes [s, z] y laterales [l, r].

Por último, el desarrollo del bipedismo contribuyó a un profundo cambio en la estructura del cuello y de la cabeza del ser humano. La cabeza ocupó una posición vertical en relación con el resto del cuerpo, lo que permitió la reducción de los músculos del cuello. El hocico, por su parte, también se redujo. Todo ello viabilizó los cambios que dieron origen al complejo conjunto óseo-muscular de la fonación.

La perfecta imbricación de todo este complejo conjunto óseo-muscular de la cavidad bucal constituye la base morfológica del lenguaje articulado, su fundamento biológico. Pero no bastó con esta evolución biológica para desarrollar el lenguaje articulado porque el lenguaje no es una función biológica como comer, tragar o caminar. El ser humano está predeterminado para comer, tragar y caminar, y efectivamente comerá, tragará y caminará porque está predeterminado biológicamente, dirigido a ello, y no tanto porque sus congéneres...se lo enseñen.

Existen ejemplos de niños raptados y criados por animales en la India, los que, una vez rescatados, jamás aprendieron a hablar durante el tiempo que sobrevivieron fuera del entorno al que se habían adaptado. Porque el lenguaje es una función cultural. El niño no está predeterminado físicamente para hablar; pero terminará hablando, ciertamente, porque la Sociedad le va a trasmitir ese don.

Teorías sobre el origen del lenguaje articulado

Las teorías acerca del surgimiento del lenguaje articulado se dividen en dos grupos:

  1. Teológicas y metafísicas
  2. Genéticas (biológicas y antropomórficas).

Las corrientes teológicas y metafísicas consideran el lenguaje humano como una construcción tan perfecta, que solamente se le puede atribuir origen divino, creación de Dios. Esta corriente tiene dos tendencias:

  1. las que considera que la facultad de hablar nos es dada con anterioridad a toda experiencia.
  2. las que considera que la experiencia y la intencionalidad son importantes en la adquisición del lenguaje.

Los defensores de la primera fueron los alemanes Humboldt, Heyman, Steinthal y los defensores de la segunda tendencia fueron el filósofo francés Étienne Bonnot de Condillac y el filósofo inglés Thomas Hobbes.

Las teorías genéticas, es decir, las biológicas y antropológicas, surgieron debido al nuevo carácter científico impuesto por el positivismo naturalista a la investigación, y se acercan más a la realidad.

La tendencia biológica se fija principalmente en los caracteres comunes al hombre y a los animales, en cuanto al lenguaje. El sociólogo alemán Karl Bühler y otros filósofos del lenguaje y lingüistas vinculan el lenguaje humano al de los animales mediante la llamada «función expresiva», así como la llamada «apelativa» y con la «representativa». Según ellos, estas son las tres funciones fundamentales del lenguaje. No se ha podido comprobar que la gran complejidad del lenguaje humano pueda derivarse de las aludidas funciones.

Las teorías antropológicas, por su parte, se basan más en lo humano, aunque tienden a ser metafísicas, en el sentido de creerse como únicas inspiradoras.

Gestos y gritos

Según afirma Wilhelm Wundt en su obra Völkerpsychologie, los gestos, en su doble función imitativa e indicativa, van acompañados de gritos, movimientos so-no-ros que después quedaron como expresiones permanentes. Pero el lenguaje no es una función instintiva, puesto que hay enorme diferencia entre los gritos o exclamaciones que damos para manifestar una emoción y el lenguaje, que es un tipo normal de comunicación de ideas. El sonido instintivo no es simbólico, sirve de expresión emocional más o menos espontánea, pero no indica emoción como tal. Los gritos no son una verdadera comunicación, ni se dirigen a alguien.

Imitación

Otra teoría más acentuada antropológicamente es la de la imitación, que explica el origen del lenguaje articulado mediante las onomatopeyas, no de onomatopeyas imitativas de sonidos de animales, sino de la relación entre sonidos con que se representan los objetos o acciones y estos últimos. Ej: miau, gluglú, cataplúm, etc. La onomatopeya no es un signo motivado, aunque se puede probar el origen onomatopéyico de ciertas palabras como cucú, tocororo, guacaica. Más, el carácter onomatopéyico de las lenguas conocidas es sumamente reducido; incluso de aquéllas cuyos hablantes tienen una estrecha dependencia con el medio en que viven. Una actividad imitativa general no parece muy convincente.

Canto

Una teoría antropológica tal vez más acertada atribuye al canto una preparación causativa, o sea, que el canto, en la actividad social, de equipo, dio origen al lenguaje. Podemos colegir que, al menos, posibilitó el desarrolló las cuerdas vocales, las ejercitó.

Teoría del contacto

Finalmente, tenemos la teoría de contacto», o «contactual» la del húngaro-alemán Géza Révesz, autor de Origen y prehistoria del lenguaje (1946), según la cual, sin negar el aporte de las otras teorías antropológicas, se señala que solamente pueden tomarse en consideración los gestos, imitaciones sonoras, cantos, etc., como verdaderas contribuciones al proceso del desarrollo del lenguaje articulado, desde su origen, por la con-vi-ven-cia social, por el contacto permanente en so-cie-dad del Homo sapiens sapiens.

Es decir, que todas las teorías antropológicas mencionadas son validas como peldaños, como pasos que hicieron posible que, al llegar el hombre a un estadio superior de convivencia social- la tribu-, lejos ya de la simple y primitivísima horda , le hombre se viera obligado por la complejidad de las nuevas relaciones sociales a desarrollar un nuevo tipo de intercomunicación más amplio, más profundo y más específico.

Datos generales

  1. El lenguaje articulado surgió cuando la evolución biológica básica del hombre, de sus particularidades anatómicas, sobre todo de la estructura de su cerebro y del aparato bucal periférico coincidió con su alejamiento de la horda y su inserción en la tribu, donde las relaciones sociales se complejizan; cuando el hombre que cazaba, que fabricaba armas, que construía viviendas, que recolectaba plantas colectivamente y que cuidaba de niños y ancianos enfermos tuvo la necesidad de expresarse, de comunicarse socialmente de manera más explícita, más profunda y más amplía para transmitir órdenes, deseos, experiencias con el objetivo de facilitar una mejor distribución del trabajo, una mejor división social del mismo.
  2. El lenguaje, aunque tenga un fundamento biológico para su funcionamiento, es una herencia puramente histórica y social de un grupo, de un colectivo humano. Si los hombres no se hubieran relacionado socialmente no hubiera hecho falta el lenguaje articulado; bastaría para ello con los símbolos y los gestos, como les basta a los animales.
  3. Según el análisis científico de restos fósiles encontrados el lenguaje articulado se formó al llegar el hombre al estadio del tipo de Cro-Magnon hace 40000 o 500000 años en el paleolítico superior. El lenguaje articulado surgió plenamente con el Homo sapiens sapiens, nuestra especie y su desarrollo duró milenios.

Fuentes