Lesiones capsuloligamentosas de la rodilla
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Lesiones capsuloligamentosas de la rodilla. Constituyen una de las más frecuentes en la práctica traumatológica. Estas lesiones exigen un diagnóstico exacto e inmediato y una selección precoz entre el tratamiento quirúrgico y el conservador. Estas afectan al individuo activo, pero no están exentos aquellos que llevan una vida sedentaria. Se presentan generalmente en el individuo que practica deporte competitivo o recreacional, y también como secuela de los accidentes del tránsito; en el peatón al recibir un golpe de lado y en el viajero al chocar la rodilla contra el tablero o la pizarra del automóvil.
Sumario
Sinonimia
Lesiones de los ligamentos, aunque es más apropiado el término lesiones capsuloligamentosa, debido a que, por lo general, la cápsula está afectada y requiere tratamiento específico.
Definición
La lesión capsuloligamentosa de la rodilla es el desgarro parcial o total, de los ligamentos y la cápsula de la rodilla, provocado por un traumatismo que fuerza la articulación a límites más allá de los fisiológicos. Es el reultado de inestabilidades postraumáticas.
Clasificación
Teniendo en cuenta la gravedad del traumatismo, las lesiones capsuloligamentosas se clasifican en:
- Lesión ligamentosa de primer grado. Es el desgarramiento mínimo o la distensión de unas pocas fibras ligamentosas; hay sensibilidad local, no hay gran toma articular y la estabilidad articular está conservada.
- Lesión ligamentosa de segundo grado. es la ruptura parcial o moderada de un mayor número de fibras ligamentosas; hay toma articular debido a la inflamación y existe pérdida de la capacidad funcional, pero se conserva la estabilidad articular.
- Lesión ligamentosa de tercer grado. es la ruptura completa de las fibras ligmentosas y, por consiguiente, hay inestabilidad articular. Esta puede ser de mayor o menor pruebas de inestabilidad articular. Estas pruebas darán una inestabilidad mayor a medida que sea mayor la separación intraarticular que se produce.
Etiopatogenia
Estas lesiones pueden originarse por una fuerza aplicada al miembro, la cual produce un movimiento anormal de la articulación, y fuerza los ligamentos, la cápsula, el menisco y los demás factores estabilizadores de la rodilla que se oponen a la dirección de esa fuerza o movimiento.
Los mecanismos capaces de causar rupturas ligamentosas son los siguientes:
- Abducción, flexión y rotación interna del fémur sobre la tibia.
- Aducción, flexión y rotación externa del fémur sobre la tibia.
- Hiperextensión.
- Desplazamiento anteroposterior.
Manifestaciones clínicas
La historia del trauma comienza con un movimiento forzado de la rodilla, frecuentemente en abducción, flexión y rotación interna del fémur sobre la tibia, con carga del peso corporal, el cual es causado por un golpe aplicado sobre la parte externa de la rodilla.
Generalmente se trata de accidentes del tránsito o de la practica del deporte. Se precisará la posición de la rodilla y del cuerpo en el momento del accidente; si el individuo estaba sentado, de pie o realizaba una carrera o salto; de qué lado vino el golpe; hacia qué lado se produjo la caída y después de esta.
Es necesario precisar el momento en que se inflamó la rodilla, ya que esto se realaciona con el tipo de derrame intraarticular. Cuando se produce rápidamente una inflamación, en las dos o tres horas siguientes al accidente, se piensa en una hemartrosis característica de la lesión ligamentosa, de la lesión de la periferia del menisco o de la fractura osteocondral.
Examen físico
Ante la sospecha de una lesión ligamentosa, se requiere un examen físico de urgencia, completo, metódico, y que se puntualicen los hallazgos normales y anormales. Si el dolor impide un examen minucioso, es necesario aplicar anestesia, preferiblemente general.
Inspección
Al realizar la inspección se observa que el paciente protege su rodilla y evita cualquier movimiento. Si hay alguna deformidad esta no es muy evidente, aunque llama inmediatamente la atención la gran inflamación. En ciertos desgarros capsuloligamentosos es posible que el hematoma se distribuya fuera de la cavidad articular en el espacio poplíteo.
Palpación
Debe buscarse el punto de máxima sensibilidad y precisar a qué estructura anatómica corresponde. La inflamación articular, cuando es poca, debe ser investigada con la palpación buscando el choque rotuliano, como ya se ha referido en la exploración de las lesiones de los meniscos.
Diagnóstico
Se basa en la historia del trauma, en la cual deben estar precisadas las circunstancias en que este ocurrió, su localización y el tipo de lesión. Esto debe complementarse con lops datos del examen físico.
- Grado de incapacidad funcional.
- Limitación o dolor durante el movimiento articular normal.
- Inestabilidad de la sensibilidad y extensión de esta.
- Intensidad de la inflamación y tiempo en que se instaló.
- Localización de la inflamación, si es intrasinovial o extrasinovial.
- Historia del bloqueo articular.
Pronóstico
El pronóstico es muy bueno cuando estas lesiones son diagnosticadas de forma correcta, clasificadas según su grado de severidad, y tratadas precozmente.
Cuando las lesiones de segundo grado no son protegidas de un desgarro secundarios, pueden tener un mal pronóstico. Los desgarros completos y la asociación de varias lesiones requieren el tratamiento de urgencia.
Tratamiento
Se debe poner en práctica la inmovilización de urgencia para evitar el dolor, impedir el daño de otras estructuras y posibilitar el transporte, además de aplicar un tratamiento definitivo, conservador y quirúrgico.
Fuente
- Álvarez Cambras, Rodrigo y coautores, 1985. Tratado de cirugía ortopédica y traumatológica. Tomo I. Editorial Pueblo y Educación, 1985.


