Lingüística forense


Lingüística forense
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Concepto:La lingüística forense utiliza técnicas derivadas de las nuevas tecnologías y la estadística, es decir, que el desarrollo de la investigación y el servicio de peritaje en lingüística forense se realiza habitualmente a partir de un conjunto de herramientas informáticas y técnicas.

La lingüística forense, se puede definir de forma general como la interfaz entre lenguaje y Derecho. Dos de sus características definitorias son: a) que se trata de una disciplina multifacética y b) que su estudio revela una naturaleza compleja, al incluir toda una serie de áreas de investigación que están relacionadas con el lenguaje administrativo, jurídico y judicial, por un lado, y con el uso forense de la prueba pericial lingüística en distintos ámbitos, por otro. En este sentido, en la actualidad se considera que las tres grandes áreas de actuación de un lingüista forense son: el lenguaje jurídico y legal (Language of the Law), el lenguaje del procedimiento legal (Language of the Legal Process) y el lenguaje evidencial o probatorio (Language as Evidence).


Metodología

La lingüística forense utiliza técnicas derivadas de las nuevas tecnologías y la estadística, es decir, que el desarrollo de la investigación y el servicio de peritaje en lingüística forense se realiza habitualmente a partir de un conjunto de herramientas informáticas y técnicas estadísticas que posibilitan opiniones, actuaciones y asesoramiento científicos y profesionales de alta competencia y fiabilidad por parte de los lingüistas forenses, para su posterior utilización desde distintas instituciones y organismos públicos (ministerio público, policía) y privados (empresas), y para profesionales diversos (jueces, abogados defensores, psicólogos, médicos). En cualquier caso, las pruebas periciales que se presentan no son nunca pruebas definitivas ni concluyentes, sino más bien complementarias de otros tipos de evidencias o bien para introducir una duda razonable. En el ámbito del lenguaje evidencial o probatorio hay que destacar, como ya apuntaba Coulthard (2007) la posición relativa de diversas áreas de estudio, investigación y peritaje de la lingüística forense, en particular de la Determinación/Atribución de Autoría (DAA) de textos escritos, con respecto de la Fonética y Acústica Forenses (FAF), disciplinas mucho más desarrolladas, ya que la FAF cuenta con información sobre la Referencia de Distribución Poblacional (Base Rate Knowledge) de determinados parámetros idiosincrásicos de la voz humana, sobre todo para el inglés australiano (Rose y Morrison) y el español (González et al.), mientras que la DAA no cuenta aún con esta Referencia de Distribución poblacional respecto de marcas escritas de autoría (Grant 2007). Por otro lado, la obtención de esas referencias de distribución poblacional en todas las lenguas y ámbitos del lenguaje evidencial se enfrenta a una dificultad metodológica añadida, que sirve también para rebatir la equiparación que se hace de los estudios de ADN y de la huella dactilar física con el estudio del idiolecto humano, oral u escrito. Así, mientras que cada muestra de ADN y de la huella dactilar es idéntica y exhaustiva, toda muestra lingüística facilita sólo información muy parcial acerca del idiolecto de su creador. Esto comporta enfrentarse a la tarea literalmente imposible de recogida de enormes bancos de datos constituidos por muestras lingüísticas escritas representativas de millones de idiolectos de todos los hablantes y escritores de cualquier lengua; datos que permitirían dotarse de esa Referencia de Distribución Poblacional necesaria para asegurar el rigor en la comparación forense de textos orales y escritos conducente a una identificación de hablantes y a una determinación/atribución de autoría más fiable. En la actualidad, y teniendo en cuenta que cada caso de peritaje implica un contexto de investigación diferente, el estado actual metodológico debería comportar la experimentación con textos del mundo real y la aplicación y evaluación de los métodos a textos de control de casos forenses reales, combinando dos enfoques: el enfoque cualitativo, a partir del conocimiento y experiencia del lingüista (auditivo en FAF); enfoques cualitativo/cuantitativo, usando la lingüística de corpus y otros en DAA; cuantitativos estadísticos, a partir del análisis acústico en FAF, el análisis de la Relación de Verosimilitud (Likelihood Ratio) en FAF y en DAA. Internacionalmente y en España, hay laboratorios que combinan ambos enfoques pero otros que, o bien usan enfoques estrictamente cualitativos, o bien solo se basan en enfoques automáticos de reconocimiento de voz.


Introducción

Lingüística forence

Las relaciones entre la Lingüística y el Derecho se han ido estrechando con el paso del tiempo como resultado del interés que lingüistas y juristas han mostrado en sus recíprocos campos y prácticas profesionales, así como de la creciente frecuencia con que los tribunales de justicia de varios países han aceptado el testimonio de lingüistas como testigos expertos. El área interdisciplinar resultante de esta confluencia de intereses, conocida como Lingüística Forense, tiene una trayectoria relativamente corta: aunque Malcolm Coulthard, uno de los más prestigiosos lingüistas británicos y de los más reputados representantes de la lingüística forense en el mundo, retrotrae el origen de esta disciplina a 1968, año de la publicación del estudio TheEvans statements: a case for forensic linguistics de Svartvik, no ha sido hasta la década de los 90 cuando la lingüística forense ha ido aumentando su presencia en los procesos judiciales y, sobre todo, se ha asentado como disciplina académica con la creación de asociaciones profesionales como la InternationalAssociationfor Forensic Phonetics y la International Associationof Forensic Linguists, así como la aparición de la revista ForensicLinguistics, adoptada como órgano oficial por dichas asociaciones. En España, de hecho, está disciplina resulta prácticamente desconocida en la mayoría de los departamentos universitarios de Lingüística y de Derecho y, además, no es muy frecuente, sino más bien todo lo contrario, que se cuente con el asesoramiento de expertos lingüistas en las diversas fases del proceso de investigación policial ni durante la celebración del correspondiente proceso judicial. Es principalmente en países del ámbito anglo-sajón como Estados Unidos, Inglaterra, Australia o Canadá donde puede decirse que las relaciones entre Lingüística y Derecho han entrado en una fase de creciente “profesionalización”, como queda patente en el creciente número de asociaciones y registros profesionales de ling üistas forenses, así como de congresos, revistas especializadas, publicaciones monográficas, etc. que abordan desde una perspectiva u otra los muchos y fascinantes puntos de conexión entre dos materias a priori tan distintas y distantes.


Grafémica

El análisis de los aspectos caligráficos de los textos escritos a mano ha sido frecuentemente utilizado en los procesos judiciales, especialmente para la determinación de autoría, pero también para la recuperación de partes borradas o tachadas, autentificación de firmas, etc. (Found, Dick y Rogers 1994). Tom Davis, profesor de literatura en la Universidad de Birmingham, que anteriormente se había interesado en al análisis caligráfico de textos literarios para determinar su autoría, lleva años dedicado al análisis caligráfico forense con el mismo propósito y ha elaborado más de setenta informes caligráficos para otros tantos casos, incluido el famoso juicio a los “Birmingham Six” (véase más abajo el apartado dedicado al Análisis del Discurso) (Davis 1993). En dichos informes, Davis ha analizado desde la autenticidad de las firmas en diversos tipos de documentos (testamentos, escrituras de casas, solicitudes de pasaportes, etc.), hasta cheques falsos, confesiones a la policía y otros documentos incriminatorios (cartas, diarios, notas de un médico en un caso de violación, etc.). Con la progresiva reducción del uso de materiales escritos a mano, los expertos en grafémica han pasado o interesarse también en otros aspectos materiales de los textos escritos, tales como los tipos de letra producidos por máquinas de escribir e impresoras, comparación de tintas y papeles, etc. Una fuente importante de documentación sobre estos aspectos es el Journalof Forensic Document Examination publicado desde 1987 por la Association of Forensic Document Examiners de Estados Unidos.


Fonética

En este área los lingüistas han servido como asesores para determinar la similitud fonética entre nombres de marcas comerciales en disputa (Chambers 1990), para esclarecer mediante el análisis acústico el contenido de grabaciones ruidosas o de poca calidad (Hirson y Howard 1994) y, muy especialmente, para esclarecer la posible autoría de grabaciones (llamadas telefónicas, amenazas de bomba, conversaciones de contenido criminal, etc.), atendiendo especialmente a aspectos relacionados con la pronunciación de ciertos sonidos, diferencias dialectales, etc. (French 1994).


En relación a este último punto, algunos expertos han sugerido la posibilidad de que cualquier individuo pueda ser identificado inequívocamente a partir de su “huella vocal” (voiceprint) del mismo modo que puede identificársele mediante su huella dactilar (fingerprint). Aunque el paralelismo ha sido cuestionado por expertos fonetistas (véase a este respecto el informe de 1979 del National Research Council de Estados Unidos, Ash 1988, Künzel 1994), existen abundantes referencias publicadas a casos en los que la evidencia fonética ha sido aceptada en los tribunales de justicia (Bull y Clifford 1999, Yarmey 2001). Generalmente, en estos casos la evidencia presentada pretende no tanto identificar al autor de una grabación, como excluir al sospechoso como autor de la misma (Ash 1988, Dumas 1990, Labov 1988). Para un estudio detallado de los múltiples aspectos relacionados con la aplicación de la fonética a casos legales, pueden consultarse los trabajos de Baldwin y French (1990), Hollien (1990) y el número especial de la revista ForensicLinguistics (3.1, 1996) dedicado monográficamente al tema “Speech, Language and the Law”.


Morfología

Los estudios de tipo morfológico no han sido frecuentemente utilizados en casos judiciales, al menos no tan frecuentemente como los estudios de otros niveles lingüísticos. No obstante, pueden citarse casos de disputas sobre nombres de marcas comerciales, como la demanda interpuesta por McDonald’s contra QualityInns International por la pretensión de esta última de abrir una cadena de hoteles económicos con el nombre de McSleepInns, sobre la base de que dicho nombre violaba los derechos exclusivos de McDonald’s sobre el uso del prefijo “Mc” en nombres comerciales (Lentine y Shuy, 1990). Asimismo, evidencias de tipo morfológico, como errores en la flexión de ciertas clases de palabra, se han utilizado, junto a otras de tipo sintáctico, léxico, etc., en casos de determinación de autoría de supuestas notas de suicidio, anónimos, etc. Jensen (1995) da cuenta de su uso de datos morfológicos para demostrar que un texto atribuido a un hablante no nativo de inglés estaba más allá de su competencia lingüística en dicha lengua.


Sintaxis

En el área de la compresión de textos, el análisis sintáctico ha servido de apoyo en muchos casos legales para demostrar que documentos o comunicaciones orales de diversa naturaleza resultaban inapropiados para la audiencia a la que iban supuestamente dirigidos. Levi (1994b: 7-9) da cuenta de un caso en el que un grupo de familias de Chicago que recibía ayuda familiar del Illinois Department of Public Aid demandó a este Departamento, entre otras cosas, por haberles remitido una notificación con un lenguaje tan inapropiado que eludía el deber de informar de sus derechos a los receptores de la ayuda familiar. El análisis sintáctico del documento en cuestión ponía de manifiesto que, efectivamente, la comprensibilidad del texto se veía seriamente entorpecida por rasgos tales como el uso de múltiples negaciones, complejas estructuras de subordinación, nominalizaciones, oraciones pasivas sin agente expreso y difíciles combinaciones de operadores lógicos como and, or, if o unless. En otro caso en el que también intervino Levi (véase Levi 1993) la disputa tenía que ver con el grado en que los miembros de un jurado habían entendido las instrucciones orales del juez a la hora de determinar el veredicto en un juicio por asesinato, veredicto del que dependía una condena a muerte o a cadena perpetua. En su análisis de dichas instrucciones, Levi pudo establecer que la compresión de las mismas se veía crucialmente impedida, además de por factores léxico-semánticos y pragmáticos, por su innecesariamente compleja sintaxis que incluía elementos parecidos a los mencionados en el caso anterior. Casos similares son discutidos en Labov y Harris (1994). En el área de la determinación de autoría, el análisis sintáctico de textos ha permitido identificar a los autores de diversos tipos de documentos incriminatorios o, en la mayoría de los casos, justificar la no autoría de un documento por parte de un sospechoso. Los tipos de textos sometidos al análisis sintáctico van desde testamentos, hasta amenazas de bomba anónimas, pasado por confesiones policiales, notas de suicidio, etc. (Eagleson 1994). Entre los muchos casos concretos que podrían citarse, merece la pena mencionar el que según Coulthard (1994a: 28) dio origen al nacimiento de la lingüística forense como disciplina y que aparece ampliamente documentado en Svartvik (1968). Svartvik pudo demostrar que algunas partes dudosas de cuatro declaraciones que Timothy Evans hizo a la policía y que sirvieron para acusarle del asesinato de su esposa tenían un estilo gramatical marcadamente distinto de otras partes no cuestionadas en dichas declaraciones.


Léxico

El análisis léxico de los textos (generalmente acompañado de análisis a otros niveles) ha sido quizá el tipo de evidencia lingüística más frecuentemente utilizado en los procesos judiciales, tanto en los que la disputa gira en torno a las dificultades de compresión o diferencias de interpretación de los textos, generalmente de carácter legal, como en los que la disputa es sobre la autoría de un determinado documento. Ocasionalmente, el análisis léxico ha servido para determinar sesgos en los resúmenes judiciales, así como para la resolución de disputas relacionadas con el copyright y las patentes de nombres marcas, slogans, textos publicitarios, etc. En aquellos casos en los que se pretende determinar la dificultad de comprensión de un determinado texto o las diferencias de interpretación de aspectos específicos, el lingüista generalmente se centra en el estudio de problemas de ambigüedad o indeterminación léxica, o en el uso de vocablos potencialmente desconocidos para la audiencia específica a la que va dirigida un determinado texto (Levi 1993, 1994b). En los casos de determinación de autoría, el lingüista generalmente compara los usos léxicos del texto o textos conflictivos con los de textos indudablemente producidos por el sospechoso y, en ocasiones, con los de un corpus más general (véase Coulthard 1994a para la relevancia de la moderna lingüística de corpus en el análisis forense de textos, sobre todo desde un punto de vista léxico).


Áreas de actuación

Abordando la cuestión desde una perspectiva muy general, y siguiendo (aproximadamente) el esquema organizador del fundamental Languageand the Law, editado por Gibbons (1994), puede decirse que hay tres grandes áreas en las que los caminos del lenguaje y de la ley se entrecruzan :


  1. el lenguaje de la ley, esto es, el lenguaje de los textos legales, los problemas derivados del hecho de que las leyes se formulen y transmitan a través del lenguaje, tales como el análisis del significado y la interpretación de las leyes, la [[inteligibilidad[[ del lenguaje legal, etc. (Danet 1990, Hiltunen 1990, Mellinkoff 1963, Shuy 1998, Tiersma 1999).
  2. el lenguaje en los procesos legales: el lenguaje como instrumento para la argumentación legal tanto en las vistas orales como en la elaboración de sentencias; el lenguaje como potencial fuente de desventaja ante la ley para ciertos grupos sociales, incluidos niños, hablantes de una lengua extranjera o minorías étnicas o dialectales de todo tipo. (Atkinson y Drew 1979, Bennet y Feldman 1981, Danet, Hoffman, Kermish, Rafn y Stayman 1980, Harris 1984).
  3. la evidencia lingüística en los procesos legales: el uso, la validez, la fiabilidad de evidencias lingüísticas en los procesos judiciales, esto es, el análisis de materiales lingüísticos a distintos niveles (fonológico-fonético, morfo-sintáctico, léxico-semántico, pragmático-discursivo, etc.) y su valor probatorio en dichos procesos .


Véase también


Fuentes