Los Muertos Alegría de Pío (sitio histórico)

Sitio Histórico Los Muertos Alegría de Pío
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Lugar donde se produce el primer encuentro de los expedicionarios del Yate Granma y las fuerzas de la tiranía de Batista.

Sitio Histórico Los Muertos Alegría de Pío. Lugar donde se produce el primer encuentro de los expedicionarios del Yate Granma y las fuerzas de la tiranía de Batista, llamado el bautismo de fuego del naciente Ejército Rebelde. Perteneciente al municipio de Niquero en la provincia de Granma.

Ubicación Geográfica

Al norte limita con la comunidad de Alegría de Pío, al sur con el campamento de Flora y Fauna, al este con un cañaveral y al oeste con el monte firme. En el municipio de Niquero, provincia Granma.

Descripción del sitio

Es un lugar cubierto de un monte ralo, donde predomina las plantas de pimienta dulce, un jagüey donde estaban acampado el Estado Mayor del destacamento de los expedicionarios, a sus alrededores se encuentran campos de caña, dentro de este existe un monolito y cruces de mármol de 50cm de altura en homenaje a los allí caídos, existe también un tronco de jiquí, el que sirvió de refugio al combatiente caído Humberto Lamothe Coronado.

Fundamentación

El día 5 de diciembre de 1956, en un cayo de monte pegado a un cañaveral de la colonia Alegría de Pío, acamparon los expedicionarios del Granma. El cansancio era tal que no tomaron en cuenta si el lugar era apropiado para acampar. El agotamiento y la necesidad de recuperarse opacaron todas las medidas de seguridad aprendidas. Sólo situaron una posta a la entrada del monte. Cada cual soltó la mochila y buscó acomodo sobre la hierba. Unos se quitaron las botas y otros fueron a comer cañas.

A pocos kilómetros del improvisado campamento, las tropas enemigas salían del batey de Alegría de Pío para reanudar la persecución. Pasado el medio día, los rebeldes notaron un incremento de los vuelos sobre ellos, pero no les prestaron mayor atención. Ya les resultaban familiares las avionetas sobre sus cabezas. Continuaron su reposo, esperando que se les repartiera la menuda ración de chorizo y galletas. Pasadas las cuatro y media de la tarde escucharon un disparo. La mayoría pensó en un tiro escapado, pero seguidamente cientos de detonaciones y plomos picándoles cerca les demostró que aquello sólo había sido la señal para el inicio de un nutrido ataque sobre ellos. La columna rebelde se enfrentó a su primer combate, en condiciones sorpresivas y sumamente desfavorables. Una desordenada retirada se inició hacia el cañaveral, disparando, los que atinaron a hacerlo, contra un enemigo poco visible. Los soldados incendiaron el cañaveral para obligarlos a salir, mientras los aviones ametrallaban el monte y sus alrededores. A poco de iniciarse el combate, el jefe de la tropa enemiga exigió a los expedicionarios a la rendición y la viril respuesta opacó las detonaciones de las armas: ¡Aquí no se rinde nadie, cojones!, expresada por Juan Almeida.

En medio de la confusión, Fidel trató de reagrupar a los hombres, pero no era posible, todos trataban de escapar de aquel infierno. El teniente médico Ernesto Guevara, con la impedimenta de un fuerte ataque de asma, en la huida fue herido en el cuello, con mucha pérdida de sangre, y consideró que no sobreviviría; sin embargo, Juan Almeida lo hizo reflexionar y juntos se retiraron. Posteriormente se les unirían otros expedicionarios. Raúl Castro, con varios compañeros, también pudo evadirse.

Como la espesura de la maleza y el irregular terreno impedían al enemigo hacer disparos certeros, los castrenses pensaron que el cañaveral incendiado obligaría a los rebeldes a huir hacia la parte desprovista de vegetación, donde pensaban liquidarlos, pero no fue así. A los infructuosos esfuerzos del Comandante por tratar de reagrupar a sus hombres se unió Universo Sánchez y juntos se encaminaron hacia un monte pequeño; seguidamente vieron a Juan Manuel Márquez, pero éste tomó otro rumbo. Anochecía cuando observaron una persona que se acercaba; antes de dispararle, identificaron a Faustino Pérez y juntos continuaron la retirada. A pesar de la constante balacera por tierra y aire, la candela del cañaveral y el atronador ruido de los aviones, la mayoría de los expedicionarios escaparon, aunque fraccionados en pequeños grupos y algunos solos. Varios son heridos: Raúl Suárez, Ernesto Guevara, José Ponce, Emilio Albentosa y tres son muertos, Humberto Lamothe Coronado, Oscar Rodríguez e Israel Cabrera, estos dos últimos son amarrados, interrogados asesinados y trasladados unos metro más lejanos para presentarlos como muertos en campaña.

Fidel y sus acompañantes se internaron en el bosque. El enemigo ocupó armas, mucho parque y casi todas las mochilas, pero tuvo tres bajas, entre ellas un soldado que murió más tarde. El día 6 la prensa informaba de la liquidación de la expedición dirigida por Fidel Castro, incluyendo su muerte, en el encuentro de Alegría de Pío. Por segunda vez anunciaban al mundo esa misma noticia. Para los revolucionarios lejos del escenario de los hechos, la noticia con los supuestos resultados del "combate" motivó gran desconcierto y para quienes conocían personalmente a Fidel, mucho más. Sin él sería de momento, imposible continuar la lucha.

Enlaces externos

Niquero

Fuente