Manuel González Bello

Manuel González Bello
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Datos Personales
Nacimiento1949
Chambas, Ciego de Ávila, Bandera de Cuba Cuba
Fallecimiento2002
OcupaciónPeriodista

Manuel González Bello. prolífico periodista, ejerció en diversos medios de prensa como la revista Bohemia, el periódico Juventud Rebelde o el tabloide El Economista, entre otros. Fue coautor de La perestroika vista por los periodistas cubanos (Agencia Novosti, 1989); contó además en su haber con títulos como El Canciller (Editorial de Ciencias Sociales, 2004), que, a modo de reportaje, resulta un acercamiento a las ideas y acciones de Raúl Roa García, y con ensayos como El hombre de Che Guevara]] y Pablo, entre la bruma y la muerte. Fue merecedor de la distinción Juan Gualberto Gómez en el año 2000.

Síntesis biográfica

Hijo natural de Ciego de Ávila, Manuel se trasladó desde niño a la Capital; y aunque intentó ser actor, terminó por graduarse de Periodismo en la Universidad de La Habana, en 1974.

Su Obra

La obra de Bello recorre un espectro amplio de genialidades. Desde los grandes reportajes en la revista Bohemia de los 80, hasta artículos y comentarios; desde temas costumbristas hasta económicos y políticos; siempre en busca del detalle revelador de interés humano para enamorar al público. Cuando llegó al diario nacional Juventud Rebelde (JR), a mediados de la década del noventa, ya era una de las figuras respetadas de la profesión en Cuba. Allí se convirtió en todo un maestro de jóvenes periodistas, y en uno de los cronistas más leídos del momento. De 1999 a 2001, desde un lateral de la página ocho de JR, Bello armaba cada sábado un mundo en sesenta líneas. El “humilde cronicólogo” que habitaba estas letras, con un dedo índice muy despierto, se convirtió en cómplice de las bromas cubanísimas que cronicaba. “Lindo verbo ese: cronicar. Porque significa contar, dejar testimonio, exponer costumbres y esencias. Es como narrar la vida pequeña; esa que es tan inmensa”. “Antes de cronicar hay que observar, estudiar, pensar”…dejó escrito “el muy Manolo”.

Trayectoria laboral

En las entregas sabatinas, Bello logró rescatar algunas de las mejores cualidades del género en Cuba al enlazar, con técnica refinada, elementos humorísticos, costumbristas y literarios. En la hechura de sus palabras pueden olerse las Estampas Costumbristas (1941-1958) de Eladio Secades; o la risa criolla de Héctor Zumbado en aquellas secciones -Limonada y Riflexiones-, que aparecieron en el propio diario de la juventud durante la década del 70.

El estilo de las líneas sabatinas muestra al avezado escritor que siempre permaneció asido al sueño literario. Su talento y oficio al escribir se manifestó durante toda su vida, pero singularmente en estos últimos años que coincidieron con la sección. Tales textos se distinguen por la ironía sutil y camaleónica, las referencias a la cultura universal y popular; los elementos de ficción con que enriquecía los referentes reales; los malabares idiomáticos; las descripciones vívidas y diálogos naturales que expresaban su habilidad para observar, memorizar y representar dramáticamente una escena.

Bajo picarescas imágenes de sabor criollo y punzantes travesuras, tras la apariencia de cuestiones intrascendentes, subyacen los latidos anclados en el imaginario popular. Así, vemos a Manolo criticar el musirrido en edificios y automóviles, mirar estúpidofacto los criterios paradigmáticos, más bien paradogmáticos de los burócratas; censurar la venta de productos elarrobados; quejarse del fax cuando se convierte en un faxtidio porque no imprime bien; lamentar la hurañez de algunas personas, y el tanto “no” de otras que viven ennodadas; alertar de tantagente que se va por la tangente, y reírse de las escenas ridículas donde los padres se convierten en amaestraniños. La crónica 105 detuvo las andanzas semanales de este aventurero soñador, un 3 de noviembre del 2001, cuando anunció: “Y ya me despido. Me voy como vine: ligero de equipaje, la conciencia limpia y con una sonrisa. Ya consumí mi turno, que pase el próximo”.

Muerte

Unos meses después, exactamente el viernes 31 de mayo del 2002, la redacción de su periódico azul emplanó una mala nueva. Al día siguiente, en la misma página 8 que acogió por más de dos años a las Crónicas del Sábado, apareció una frase desoladora: “Murió Manuel González Bello, uno de los más brillantes periodistas cubanos”.

Fuentes