Manuel Rodríguez de Guzmán
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Manuel Rodríguez Guzmán. (Sevilla, 1818 – Madrid, 1867). Es uno de los mejores representantes de la escuela costumbrista sevillana del Romanticismo español.
Sumario
Síntesis biografía
Infacia y juventud
Nace en Sevilla en 1818, iniciando su formación en la Escuela de Bellas Artes.
Inicios
Será en esa ciudad donde desarrolle su primera etapa bajo la dirección de José Domínguez Bécquer, tío de Valeriano Bécquer.
Desde 1854 Rodríguez Guzmán fija su residencia en Madrid, atraído por el interés de Isabel II hacia sus pinturas, donde realizará diversos trabajos para la corte, con temática de diferentes escenas de fiestas españolas, por las que recibió 30.000 reales por unidad.
En Madrid formara parte del grupo de pintores andaluces, junto con Antonio María Esquivel y José Gutiérrez de la Vega.
Muerte
Manuel Rodríguez Guzmán, falleció en Madrid, capital de España, el 29 de abril de 1915.
Algunas de sus obras
- Pareja con trajes regionales.
- La feria de Santiponce. 1855.
- La Feria de Sevilla.
- Juerga flamenca en la feria.
- Paisaje Nocturno.
- Suerte de recibir.
- Lavanderas del Manzanares.
- Fiesta Flamenca.
- La romería de la Virgen del Puerto.
- Rinconcete y Cortadillo.
- La procesión del Rocio.
“La procesión del Rocio”
- Año:1853.
- Técnica:Óleo sobre lienzo.
- Localización: Palacio de Riofrío (Segovia).
- Estilo: Romanticismo Español.
El interés de Rodríguez Guzmán por los asuntos populares le lleva a realizar escenas procesionales como la que se contempla. Se observa un buen número de figuras en una disposición serpenteante para dar aspecto de caravana, apreciándose en la procesión carretas, jinetes a caballo y personas andando. En el fondo se encuentran abruptas montañas, con un cielo de tornasoladas nubes, con las que el pintor otorga mayor dramatismo a la composición. Gracias a las diagonales que organizan el espacio, relaciona los diferentes episodios y crea la caravana serpenteante. El fondo de la tela se viene hacia primer plano para atraer y centrar lo que al pintor interesa, que es la carroza que porta a la Virgen y las figuras que llevan los estandartes.
El colorido es muy variado, jugando Rodríguez con la iluminación ya que deja parte de la zona izquierda en penumbra e ilumina el centro de la escena. Resulta destacable el firme y seguro dibujo y los gestos de los personajes, especialmente el grupo de muchachitos de primer plano que refleja la vocación popular hacia la Virgen del Rocio. El hombre que toca la flauta y el tamborín también llama la atención así como el efecto de polvo que se consigue con las carretas circulando. Existen algunas desproporciones pero en suma es un cuadro bien hecho con el que el pintor alcanzó un importante éxito.


