Medio ambiente, un asunto de película

Medio ambiente, un asunto de película.
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Concepto:Se entiende por medio ambiente a todos los elementos bióticos y abióticos que nos rodean, dentro de los cuales ha surgido y evolucionado el hombre.

Medio ambiente, un asunto de película. Desde la antigüedad existían disímiles posturas políticas para obviar los pocos criterios que respetaban el medio ambiente como fuente de abasto alimenticio, o zona propicia para la fundación de la ciudades. Solo en la última mitad del siglo veinte y desde la práctica de estos beneficios, algunos de estos estudios han sido objetivo de interés para las ideologías post-industriales occidentales.

Maquinaria de emociones

El cine ha estado divorciado del enfoque medioambiental que pudiera hacer cambiar a sus receptores dentro de las propias salas cinematográficas. Desde su surgimiento su único objetivo ha sido la conquista del hombre, principal consumidor de este nuevo referente del arte. Si bien el contenido de la imagen en el séptimo arte puede provocar la apatía o la atracción, importantes sentimientos para lograr cambios profundos de actitudes, desplazado por internet dos siglos después, el cine todavía parece carecer de una técnica concreta en la reinterpretación y simbolización del medio ambiente como la conjunción y armonización de la filosofía de toda nuestra existencia.

Concepto de Medio Ambiente

Se entiende por medio ambiente a todos los elementos bióticos y abióticos que nos rodean, dentro de los cuales ha surgido y evolucionado el hombre. Medio ambiente por tanto, es casa, es vida, y no se comprende del todo por qué ha sido históricamente irrespetado en una relación desigual entre el "real y racional poder" del hombre, y la inocente pero descomunal fuerza de la naturaleza. Supuestamente, para algunos científicos, los conceptos ambientales más conocidos y aplicados hoy son solo una huella demasiado fresca del lenguaje más avanzado y permisible a escala social. Entorno, especie, ecosistema, deforestación, sequía hidrológica, atmósfera, ruido, son y continúan siendo esas "lagunas cognitivas delimitadas", provocadas principalmente por y desgraciadamente para el mismo sujeto histórico, perceptibles desde el origen violento del cazador de mamuts, en el crudo alevinaje de la cadena evolutiva.

Cine versus radio y televisión

Es bueno considerar todo el tratamiento renovador que a diferencia del cine se aprecia en la filosofía dramática pre y post comercial de los espacios televisivos y/o radiofónicos. En los mejores casos todos sus autores ni siquiera se sospecharon presa de esa ambición que niega orgullosa el cielo y la tierra en la que comen, viven y procrean. Pioneros como Felix B Caignet, creador de la radionovela, "El derecho de nacer", vivo ejemplo de la ideología de masas, quien habló de temas tan novedosos como la transfusión sanguínea, lo pasaron por alto. Bobby Deglané (1905-1981), maestro chileno, creador del reality show en Europa a través del mítico programa televisivo "Cabalgata fin de semana", o el brasilero Doc Comparato, que más tarde concibiera el "plot", o punto de giro de la narración, haciendo interesantes aportes al "melodrama" de las amas de casa, todos ellos, filósofos, políticos, religiosos notables, no lo consideraron demasiado oportuno. La última de las artes tuvo desde sus inicios un importante grupo de comités críticos tras aquellos elementos ideológicos traducidos en besos, desnudos en pantalla, crueldad hacia los animales, frases vulgares, etc. Al calor del paroxismo ético ninguno de ellos tuvo la osadía de crear el aparato conceptual que nos ocupa. Hoy hasta resulta bastante interesante observar el propio confín del universo de la mano de una computadora de última generación, sin embargo no existen todavía los pudores, las multas o las reglas que puedan defender a la floresta, aquello llamado Sherwood y que cobijó a Robin Hood en su liturgia medieval. No deja de perseguirse en sus "remakes" a la escasa ballena que como Moby Dick, continua alimentando los gustos más refinados del cíclico banquete occidental. Tampoco hablan sus guionistas y personajes, de la contaminación de la atmósfera y del cambio climático con el mismo pesar con que se entierra al personaje más querido del filme. "Llamadme Ismael. Hace unos años, no importa cuántos sean exactamente, encontrándome con poco o ningún dinero en el bolsillo, y sin nada de particular que me interesara en la tierra, se me ocurrió irme a navegar por ahí, con el fin de ver la parte acuática del mundo. Es un modo que tengo de echar fuera la melancolía y arreglar la circulación". Moby Dick. Herman Melville. 1819-1891.

Si así lo han querido sus escritores, el cine ha quedado muy detrás en el enfoque de la lógica ambiental de la vida diaria. Ni siquiera su máxima condición de "cine de entretenimiento", de grandes recursos y efectos especiales seria capaz de hacerlo desde una óptica cambiante, que pueda asistir a su propia transformación a lo largo de su propia dialéctica. Arte, tendencia, originalidad o panfletismo, el tema ambiental en definitiva esta por descubrir como la vida más allá del sistema solar. Pese a que no es asunto de la materia prima que utilizamos, sino de nuestra incapacidad para cambiar la tradición, o de utilizar estos alertas intentando con ellos un nuevo mensaje, el medio ambiente entonces no sobreviviría a su estudio. Visto así no prende como moda, no es eficaz o saludable para los industriosos del mercado. Quizá lo peor y más desatinado sería calcular que como no es una ciencia vital para la vida humana, no podríamos con la destrucción del medio ambiente, cegar de un tajo toda la vida existente.

Fuentes

  • Melville
  • Fossier, Robert. La Edad Media. Barcelona: Editorial Crítica, 1988.