Memorias del subsuelo

Memorias del subsuelo
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Título originalЗаписки из подполья
Autor(a)(es)(as)Fedor Dostoyesvski
GéneroNovela
ISBN9500307723
PaísBandera de Rusia Rusia


Memorias del subsuelo. Novela protagonizada por un individuo anónimo del que sólo se sabe que es un mediocre funcionario, dividida en dos partes: la primera es un diálogo que el protagonista mantiene con el lector, sembrado de hondas y acertadas reflexiones, y a través del cual se logra conocer la personalidad desvalida del protagonista. En la segunda parte, el protagonista relata una vivencia que le acaeció en su juventud, en apariencia intrascendente, pero que marcó su vida y que representa con claridad meridiana la idea de la personalidad del protagonista, de la que el lector se ha podido hacer una idea en la primera parte.

Datos del autor

(Fiodor Mijailovich Dostoievski, Moscú, 1821-San Petersburgo, 1881) Novelista ruso. Al terminar sus estudios, tenía veinte años; decidió entonces permanecer en San Petersburgo, donde ganó algún dinero realizando traducciones.

La publicación, en 1846, de su novela epistolar Pobres gentes, que estaba avalada por el poeta Nekrásov y por el crítico literario Belinski, le valió una fama ruidosa y efímera, ya que sus siguientes obras, escritas entre ese mismo año y 1849, no tuvieron ninguna repercusión, de modo que su autor cayó en un olvido total.

En 1849 fue condenado a muerte por su colaboración con determinados grupos liberales y revolucionarios. Indultado momentos antes de la hora fijada para su ejecución, estuvo cuatro años en un presidio de Siberia, experiencia que relataría más adelante en Recuerdos de la casa de los muertos. Ya en libertad, fue incorporado a un regimiento de tiradores siberianos y contrajo matrimonio con una viuda con pocos recursos, Maria Dmítrievna Isáieva.


La publicación de Recuerdos de la casa de los muertos (1861) le devolvió la celebridad. Para la redacción de su siguiente obra, Memorias del subsuelo (1864), también se inspiró en su experiencia siberiana. Soportó la muerte de su mujer y de su hermano como una fatalidad ineludible. En 1866 publicó El jugador, y la primera obra de la serie de grandes novelas que lo consagraron definitivamente como uno de los mayores genios de su época, Crimen y castigo. La presión de sus acreedores lo llevó a abandonar Rusia y a viajar indefinidamente por Europa junto a su nueva y joven esposa, Ana Grigorievna. Durante uno de esos viajes su esposa dio a luz una niña que moriría pocos días después, lo cual sumió al escritor en un profundo dolor.

A partir de ese momento sucumbió a la tentación del juego y sufrió frecuentes ataques epilépticos. Tras nacer su segundo hijo, estableció un elevado ritmo de trabajo que le permitió publicar obras como El idiota (1868) o Los endemoniados (1870), que le proporcionaron una gran fama y la posibilidad de volver a su país, en el que fue recibido con entusiasmo. En ese contexto emprendió la redacción de Diario de un escritor, obra en la que se erige como guía espiritual de Rusia y reivindica un nacionalismo ruso articulado en torno a la fe ortodoxa y opuesto al decadentismo de Europa occidental, por cuya cultura no dejó, sin embargo, de sentir una profunda admiración.

En 1880 apareció la que el propio escritor consideró su obra maestra, Los Hermanos Karamazov, que condensa los temas más característicos de su literatura: agudos análisis psicológicos, la relación del hombre con Dios, la angustia moral del hombre moderno y las aporías de la libertad humana. Máximo representante, según el tópico, de la «novela de ideas», en sus obras aparecen evidentes rasgos de modernidad, sobre todo en el tratamiento del detalle y de lo cotidiano, en el tono vívido y real de los diálogos y en el sentido irónico que apunta en ocasiones junto a la tragedia moral de sus personajes.

Resumen

En la novela a lo largo del diálogo el pequeño funcionario va desvelando su personalidad enfermiza, frágil, suspicaz, propia de una persona consciente de su pequeñez pero que, sin embargo, quiere aparentar ser más grande a sus propios ojos y, sobre todo, a los de los demás. Este marcado sentimiento de inferioridad encuentra su contrapunto en una impresión de desprecio hacia la humanidad, hacia el resto de los hombres. Un desprecio forjado en la idea de que todos los demás son mejores que uno mismo.

Al mismo tiempo, este diálogo entre el protagonista y el lector que ocupa la primera parte se caracteriza por una profunda reflexión acerca de la esencia del hombre. Una reflexión que sólo un ser como el protagonista, el hombre del subsuelo, ha podido desarrollar.

Esta reflexión se centra principalmente en la lucha que divide al hombre entre sus instintos, sus ansias de vivir libremente, y su razón, que le recomienda la moderación, la necesidad de vivir conforme a unas normas que aseguren cierto orden, cierta higiene. Es la naturaleza humana que debe refrenar su deseo de satisfacción inmediata por una cauta contención que promete un contentamiento más sutil a largo plazo.

En esta situación, el hombre debe cambiar el placer casi lujurioso de satisfacer sus deseos en el momento en que estos nacen, por la satisfacción mojigata de saber que su razón, lo más elevado de sí, ha vencido la batalla de los instintos groseros, animales. Un consuelo harto ineficaz de no ser por la engañifa de la civilización que lleva siglos puliendo ese gusto del hombre por lo bajo, fabricando en él una conciencia que vigila cada uno de sus movimientos. La conciencia es la asesina del instinto vital del hombre, de su deseo de vivir sin más, es la ‘enfermedad del hombre civilizado’.

Una brillante reflexión acerca de esa eterna e irresoluble lucha del ser humano, en la que la razón y el instinto se disputan el dominio de eso que hemos dado en llamar alma, retratada con agudeza e ironía y un fino sentido de la realidad.

Sobre el libro

En su estructura consta de dos partes distribuidas en 11 y 10 capítulos respectivamente.

Fuente