Monasterio de Santa María de Sijena

Monasterio de Santa María de Sijena
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Institución con sede en Bandera de España España
La sala capitular despojada de sus pinturas.jpg
La sala capitular despojada de sus pinturas
País:Bandera de España España
Dirección:Villanueva de Sigena

Monasterio de Santa María de Sijena es un monasterio del siglo XII situado en el término municipal de Villanueva de Sigena (Monegros, Huesca) hecho construir por Sancha de Castilla (reina consorte de Alfonso II de Aragón)2​ como monasterio destinado a religiosas hospitalarias.

Historia

Este monasterio de religiosas, perteneciente a la Orden de San Juan de Jerusalén, fue uno de los más influyentes en el entorno monástico medieval, ya que su fundación es debida a la acción de doña Sancha de Castilla, esposa del rey Alfonso II de Aragón, en 1188. Su localización, en una zona comprendida entre el Río Cinca y el Río Alcanadre y el actual Comarca de Los Monegros (España), en la prov. de Huesca, constituye una posición avanzada en la labor repobladora de las tierras llanas aragonesas y un punto de paso obligado en las comunicaciones interiores.

Arte: Por real orden de 28-III-1923 se declaraba monumento nacional el Real Monasterio de Santa María de Sijena, en el término de Villanueva de Sijena (H.), comprendiendo dicha declaración de monumento nacional el templo, el claustro y su sala capitular, el palacio prioral, el refectorio, el dormitorio antiguo, la sala de la reina y la parte subsistente de la fortificación.

La fría relación de esta referencia oficial da idea de la enorme importancia que se concedía en la protección monumental al tesoro artístico del monasterio. Ricardo del Arco y Garay, en su Catálogo monumental de la provincia de Huesca, aunque editado en 1942, prefirió publicar el texto redactado con anterioridad a la Guerra civil española para dejar constancia notarial de lo desaparecido. En el mes de agosto de 1936, en los primeros momentos de mayor desconcierto y anarquía de la guerra civil en zona republicana, el monasterio fue pasto de las llamas durante varios días, constituyendo una de las pérdidas más dolorosas en la historia de las destrucciones artísticas de Aragón.

No obstante la pérdida irreparable de los bienes muebles, con retablos, techumbres mudéjares, etc., lo que se ha conservado de la fábrica justifica y exige una visita detenida. Ya durante la misma guerra civil, un equipo de técnicos catalanes, dirigidos por José Gudiol, arrancó lo que había quedado de los famosos conjuntos murales de la sala capitular, de comienzos del siglo XIII, arranque que se completó por Ainaud de Lasarte en 1960, restaurándose todo, aunque sin poder suplir el rico colorido, con ayuda de fotografías antiguas del archivo Mas, y exponiéndose en el año 1961 en el Museo de Arte de Cataluña, donde se sigue custodiando como depósito de la comunidad del monasterio.

Restauración

La restauración de la fábrica del monasterio llevó un ritmo lánguido. Sólo la iglesia, refectorio y una parte mínima del claustro fueron restaurados por Fernando Chueca Goitia. El 4 de mayo de 1996, a los diez años de la presencia de las monjas de Belén y de la Asunción, quedó constituida la Asociación de Amigos del Monasterio, mientras que en abril de 1997 la Diputación Provincial de Huesca edita El Real monasterio de Sijena. Fotografías, 1890-1936, en el que se muestra una compilación de 140 fotografías. En esta constante línea de interés hacia el monasterio, el Gobierno de Aragón y Caja Madrid firman un acuerdo, con fecha de abril de 1999, para su restauración. Los arquitectos nombrados son Luis Franco Lahoz y Mariano Pemán.

Tradicionalmente se ha datado el comienzo de las obras del monasterio en el año 1183, fecha que Agustín Ubieto ha puesto en tela de juicio, ya que entonces aún era problemática su fundación. La reina fundadora de este cenobio femenino, doña Sancha, esposa de Alfonso II de Aragón, ponía los fundamentos jurídicos necesarios en octubre de 1187 y marzo de 1188; en esta última fecha se dice «ad construendum et hedificandum monasterium et habitaculum dominarum», por lo que sólo a partir de este momento se iniciaría la edificación. Por este motivo la primera consagración del monasterio por el obispo Ricardo de Huesca el 21-IV-1188, fecha que figuraba en una lápida de la iglesia, en el caso de haber sido bien leída habría que relacionarla con el comienzo de las obras. Desde luego, a partir de 1188 el proceso constructivo sería rápido, como lo permite un mecenazgo real, por lo que se deduce de la escasa documentación, y se contaba con mano de obra mudéjar.

Contenido

La disposición de las dependencias se organiza, como es habitual en lo monástico, en torno a un claustro de planta cuadrada; en el ala sur del claustro está la iglesia de tres ábsides, crucero y nave única, que se continúa a los pies con el refectorio y la cocina; en el ala este, la sala capitular y los dormitorios; en el ala norte más dormitorios y otras estancias, presentando adosada otra crujía; en el ala sur, el noviciado y locutorio, y al suroeste de todo el conjunto, las salas del palacio prioral.

Lo más antiguo, de fines del siglo XII, como se ha dicho, es la iglesia y la sala capitular, que además son las únicas dependencias monásticas que presentan piedra sillar a toda la altura de sus muros; la decoración vegetal del ventanal del ábside central se relaciona con la existencia en la sala noble o superior del palacio real en Huesca, obra también de época de Alfonso II. Tras esta etapa constructiva inicial, continuarían el claustro y resto del monasterio.

De la iglesia hay que destacar la portada, que abre al sur en catorce arquivoltas de medio punto, con profundo abocinamiento, de sobrio y severo estilo románico, sin decoración, que se continuará en las portadas cistercienses de la Corona de Aragón. Asimismo son interesantes las soluciones en los extremos del crucero; en el brazo sur hay adosada una torre cuadrada con escalera de caracol, que lleva a las cubiertas; en el brazo norte está adosado el panteón real, que es una sala con nichos en los muros y dotada de ábside no acusado al exterior, a modo de capilla funeraria, donde recibieron sepultura la propia reina doña Sancha, sus hijos Pedro II y la infanta doña Dulce, y otras nobles personas de la época. Muy interesante es el pabellón que hay sobre el panteón real, de planta cuadrada y abierto en sus cuatro lados en arco de medio punto, a modo de torre campanario, pero que en realidad es un templete con significación funeraria e imitando las representaciones del Santo Sepulcro de Jerusalén en las ampollas de la época, que venían de Tierra Santa.

De los conjuntos murales ya se ha mencionado el más importante, el de la sala capitular, de comienzos del siglo XIII, ahora en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. Un segundo conjunto mural era el que decoraba por el interior el ábside central de la iglesia, y del que apenas si es reconocible en la actualidad el busto del Pantocrátor en el ventanal central; cronológicamente es posterior al de la sala capitular, y se ha relacionado con una dedicación del templo del año 1258. Otros restos pueden apreciarse en la nave de la iglesia y refectorio.

Más difícil es mencionar lo conservado del arte mueble sijenense, que en buena parte se encuentra en dependencias eclesiales de Lérida, incluidos grupos de alabastro semicalcinados. Destaca la famosa silla prioral, recientemente restaurada, del primer tercio del siglo XIV, y decorada con pintura al temple. La dispersión de los retablos se había iniciado con anterioridad a la guerra, incluido el mayor, del primer tercio del siglo XVI, del llamado maestro de Sijena.

Unas ochenta piezas de este tesoro fueron vendidas por las religiosas de la Orden de Jerusalén a la Generalitat de Cataluña entre 1983 y 1994. La venta se hizo en dos fases y su importe ascendió 49.855.000 pts. Entre las piezas enajenadas hay arcas funerarias, alhajas, tallas de madera y otros objetos de ajuares litúrgicos y domésticos. Entre las obras vendidas no se encuentran las pinturas murales de la sala capitular, cuya titularidad conservan las monjas, aunque estén expuestas en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. En cuanto al retablo, fue vendido en 1908; otras piezas que se conservan también en el Museo Nacional de Arte de Cataluña proceden de las colecciones Plandiura, Espona, Muntadas o Fontana, cuyos propietarios las compraron al monasterio hace mucho tiempo. Tras los continuados expolios, Sijena es actualmente un monumento vacío. La mayor parte de sus obras de arte están depositadas en Lérida y en el Museo Nacional de Arte de Cataluña, hay alguna en el Museo de Huesca y un sepulcro en el Arqueológico de Zaragoza.

Fuentes